042| Misterios

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­­­Di un último mordisco a mi tostada mientras que la mirada de Gaspar no se despegaba de ella, acerqué el resto a su boca y este la comió sin dudarlo, acaricie su cabeza y me colgué la mochila al hombro, por la hora que era Daniel pasaría en su bici pronto, como todas las mañanas iríamos juntos al instituto.

Había veces que extrañaba las mañanas con Sofía y Elías en su auto, pero ellos aún no arreglaban sus diferencias y nuestras salidas han quedado en el pasado, aunque ir en bici con Daniel no me desagradaba para nada, es más, mis mañanas empezaban bien gracias a él, hasta me atrevo a decir que todo es mejor desde que supe quién era el chico del periódico.

-Ya me voy – anuncie mi salida a mi padre que se encontraba frente a mí, levantó la vista de su Tablet y me miro levantando una ceja

-Ve con cuidado, y dile a ese chico que no debería cobrarme los periódicos – dijo volviendo la vista a su Tablet donde veía cosas de su trabajo

- Pero ¿Por qué? – pregunte sorprendida

-Pues por ser mi yerno – Respondió seco

-No es tu yerno – camine hacia la puerta y salí al jardín a buscar mi bici. Daniel solo es un amigo, y pensando en el veo como se acerca con el ultimo periódico en su mano y lo avienta en mi césped.

Voy por mi bici al patio trasero de mi casa y el me espera:- Hola ­– Saludo con una sonrisa, el me la devuelve.

Vamos pedaleando hasta el instituto, cuando paso por la casa de Elías su auto está afuera lo que indica que aún no se ha ido. Cuando llegamos me quito los cascos y aparcamos las bicicletas.

— ¿Qué vas a hacer hoy? — pregunto agarrando las correas de mi mochila

— No lo sé, te aviso en la salida, ya que hoy no tenemos clase juntos — dice haciendo una mueca.

— Bueno, pero te puedes acercar en el receso —digo levantando los hombros

— Es que quiero estudiar para los exámenes que se aproximan —dice relamiéndose los labios—. Bueno, me voy, cuídate.

— Ey —lo detengo tomándolo del brazo—. Despídete bien, es que si no mi día no va a estar completo.

— Priscila, te veo luego — y se alejó guiñándome el ojo

No entendía que acababa de pasar, Daniel se había negado a darme un beso de despedida, sé que por ahí nos veríamos en el día y tendríamos tiempo para nosotros, él iba a mi casa o yo lo visitaba a él ¿Acaso me ocultaba de alguien aquí en el instituto? ¿Por qué haría eso? Necesitaba encontrar a Sofia y hablar con ella, pero el timbre de entrada me indicaba que eso no iba a poder ser al menos hasta la hora del receso. Doy media vuelta y camino hacia la entrada, cuando veo a Daniel y a su grupo de amigos a unos metros delante de mí, él saluda a una chica y la abraza, luego saluda a los demás, eso es lo que responde mis preguntas; tal vez Daniel se guste de esa chica y no ha querido darme un beso porque ella ha estado mirando desde que llegamos, con el corazón a mil hora trago y continuo hacia la entrada.

Mi clase es aburrida, no sé si es porque no puedo prestar atención pensando en lo que pasó hace unos minutos allá afuera o es porque verdaderamente el tema esta aburrido, me paso toda la charla del profesor mirando el reloj que está colgado encima de la puerta y golpeando el lápiz contra la mesa.

Al fin el timbre suena, me levanto y guardo las cosas que he quitado de mi mochila.

—Muy bien jóvenes quiero que investiguen más a fondo sobre el tema y me lo entreguen en la próxima clase en una hoja en no menos de cinco párrafos, con sus palabras y es tema de examen.

Trago saliva y niego lentamente ¿Cómo iba a saber yo de que tema hablaba? Maldigo interiormente y salgo rápidamente hacia el comedor para buscar a Sofía o Elías, cuando llego al comedor ya hay mucha gente y voces inundando alrededor, inspecciono con la mirada las mesas que ellos frecuentan pero no veo a ninguno, y en las filas puedo localizar a Elías pidiendo su comida y me acerco a él

— ¿Me pides un sándwich? Porfi — pestañeo rápidamente

— Se saluda primero — rueda los ojos y me pide el sándwich

Cuando ya ha pedido nos acomodamos en una mesa y me entrega mi sándwich, saco dinero del bolsillo de mi mochila y se le entrego

—De nada — dice levantando las cejas

—Graciaas —digo exagerando y doy un mordisco al sándwich—. ¿Has visto a Sofía?

—No.

—No la he visto tampoco

—Hoy tenía clase conmigo y no estuvo lo que significa que no vino.

—Iré a su casa después de clase entonces — Respondo y encuentro con la mirada a Daniel, hablando con esa chica de nuevo y su grupo de amigos, Christopher los acompañaba ahora.

— ¿Qué? —pregunta Elías volteando a ver— ¿y esa?

—No lo sé —suspiré—.pero de eso quería hablar

— ¿Y qué esperas? ¡Vamos que me encantan los chismes!

Le conté todo lo que había pasado hoy y mis posibles dudas

—Esto es muy fuerte, tu enamorada de él y justo tiene que aparecer ella

— ¿¡Pero quien dice que estoy enamorada de él!?

— ¿Y entonces? No entiendo porque te haces todas estas preguntas, si una al menos fuera cierta no te hubieses molestado, Priscila es mejor que aceptes que te gusta y que la presencia de esa chica cerca de él...

— Basta, por favor

— ¿Y qué vas a hacer? Todavía no sabes quién es ella, relájate.

— Lo estoy

— No se nota — dice y le da un trago a su refresco

— Ok, no me ayudas — me levanto con mi sándwich en la mano y me cuelgo la mochila al hombro

— ¡Cuando aceptes que te gusta aquí estaré!

Lo ignoro y sigo mi camino a mi próxima clase a la que espero pueda prestar atención, espero con ansias la salida para ir a la casa de Sofía y ver que pasó con ella.

***

Cuando ya han pasado todas mis clases y en aprendido un poco en las ultimas me dirijo al aparcamiento rápidamente

—Priscila — Sé que es la voz de Daniel—. Iré con los chicos a comer algo y luego voy a tu casa si quieres

—Está bien no hace falta que avises — digo y saco mi bici del aparcamiento, me pongo el casco y lo miro—. Que te diviertas

—Sí — dice y se va llevando su bici

Me subo a mi bici con rabia y sintiendo un dolorcito en el pecho, pedaleo a toda prisa a la casa de Sofía para despejar mi mente.

Cuando llego toco la puerta y me abre su madre, ella me recibe con una sonrisa.

—Priscila que agradable visita, puedes pasar — me invita y abre la puerta

—Hola ¿Cómo está?—digo entrando—. Es que hoy Sofí no se apareció por el instituto y quería saber que había pasado, me tiene preocupada

—Oh cariño eres un amor, es que no se ha sentido bien últimamente y ha retomado con el psicólogo —hace una mueca—, si quieres ella te explica mejor, está en su habitación

Me sonríe cálidamente y subo las pequeñas escaleras, la puerta de su habitación está cerrada, golpeo dos veces y nada, giro el pestillo y abro la puerta, ella está sentada en su cama escuchando música con auriculares concentrada en algo que tiene entre sus manos, no sé qué es cuando la curiosidad hace que me acerque a ella, justo cuando levanta la mirada y me ve.

—Mierda.  

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora