Después de un rato Sofía y Elías me trajeron a casa, cuando entré me pareció raro que Gaspar no viniera a saludarme, tal vez estaba en mi habitación durmiendo, tan productivo cómo siempre.
Cerré la puerta en silencio, escuché unos murmuros que tal vez venían de la cocina y seguido de eso unas risitas. Cuando me acerco, lo que veo me sorprende, y confirma mis sospechas.
Que alguien venga a alzarme la mandíbula por favor. Ximena está sentada en la mesada de la cocina, y Richard frente a ella la besa, me paro en el umbral y observo como se murmuran cosas que no llego a escuchar.
Ximena me ve, aleja a Richard de ella e inmediatamente se baja de la mesada quedando de pié. Richard se gira al verme, su cara es totalmente igual que el cuadro "El grito" de Edward Münch.
—Hola verde — Me saluda sonriendo de lado
—Hola hermanito. Hola cuñada. —saludo yendo hacia él microondas buscando comida.
—Tenemos que hablar. —dice al instante Richard.
—Si, está bien. —contesto
Ximena se va dejándonos solos.—No sé cómo decirtelo, me vas a odiar. —Richard se lleva las manos a la cabeza.
—¿Por ligarte a nuestra niñera? Nah, lo he leído en wattpad. —digo levantando los hombros —. Está bien es..
—Gaspar se perdió. —dice sin dejarme terminar.
—¡¿QUÉ?!—le grito, esto no puede ser verdad—. ¡¿Cómo?!
—No sé estaba afuera y..
—¡Richard debiste haberlo
—¡Calmate!—me grita interrumpiéndome—. Pasó un chico en la bici y tú sabes que a él no le gustan y, y lo siguió.
—¿Hace cuanto fué eso?— pregunté recostandome por la mesada de la cocina, mi pobrecito Gaspar.
¿A caso había seguido a quién yo creía?
—Cuando te fuiste el quedó afuera. —dice nervioso, acomodandose los mechones de cabello.
—Si pero tú siempres lo.. — Asimilo lo que está pasando y busco a Ximena con la mirada. La culpa era de ella y no se estaba haciendo cargo. Richard siempre antes de ir a la universidad se encargaba que Gaspar este dentro, para que no lo siguiera.
—Verde, solo comprende ¿Si?
—Fué ella y tú te estás haciendo cargo. — Me llevo las manos a la cabeza y suspiro. Ni modo, ahora a buscar a Gaspar. La ventaja era que en su collar tenia una placa con su nombre y mi número de teléfono.
Buscamos a Gaspar por horas, por todas partes y nada. Ximena me había ofrecido sus disculpas y no las acepté, le pedí que hiciera bien su trabajo y prestara más atención. Y más si se trataba de algo tan valioso para mí cómo lo es Gaspar.
Llegué a casa cuando ya casi anochecía, estaba exhausta y quería darme un baño. Más que cansada por buscarlo, triste por no haberlo encontrado y con miedo de no volver a verlo.
En la ducha lloré de desespero, esto me ponía tan mal. Ya queria contarle a Crhistopher. Al salir me puse la pijama, cuando fuí a mi cuarto Papá estaba sentado en mi cama. Corrí a abrazarlo.
—Ya aparecerá tranquila. —me consuela acariciandome el cabello.
—No lo sé, solo quiero que hagas algo al respecto, todo es culpa de Ximena.
—Ella está siendo una gran ayuda para tu Madre, si no aparece verémos que hacer —hace una pausa—. Priscila, por favor ya no vuelvas a tratar a tu madre como la trataste hoy por la mañana. Ella se sintió muy mal.
—Pero tú no te pones en mi lugar, ella no me acepta como soy. Y no estoy de acuerdo que quiera hacer conmigo lo que hizo con Richard, y menos que lo quiera hacer con ese bebé. — dije disgustada. Él hace una mueca ¿Por qué no admite que tengo razón?
—Tienes que ofrecerle una disculpa. —dijo parandose y caminó hasta la puerta—. El embarazo la tiene muy sensible.
—No sirve de nada, ya se lo dije. —espeté cruzandome de brazos.
Papá se fué dejándome sola, llamé a Crhistopher para contarle todo, me consolaron sus palabras.
Esa noche no comí, me encerré en mi habitación a leer un libro tratando de no pensar pero no funcionó. Richard llamó a mi puerta varias veces pero no respondí. Necesitaba espacio, o bien, necesitaba a Gaspar y Crhistopher conmigo más que nunca, sentí que todos se ponian en mi contra y la situación se haría peor cuando ese bebé naciera y cuando no pueda soportar más la ausencia de Crhistopher.
Rendida y cansada de llorar me acurruqué entre las sábanas. Cayendo en un profundo sueño.
Desperté antes de que sonara la alarma con un aspecto aterrador, tenia unas ojeras horribles. Decidí no ir a clases y buscar a Gaspar, si no lo encontraba pegaría afiches por toda la ciudad y regresaría a matar a Ximena. Es una exageración pero ganas no me faltaban.
Me di un largo baño, me puse unos pantalones de chándal, zapatillas deportivas y una sudadera, me hice trenzas en el pelo y bajé a desayunar.
—Buen día verde. — Richard me saluda preparandose un café, me da un beso en la mejilla cuando pasa al lado mío. Eso me hace sonreír.
—Buen día —Respondo.
—¿No irás al instituto hoy cariño?— Pregunta Papá bebiendo de su café.
—Buscaré a Gaspar. —respondí. Tomé mi desayuno en silencio, Ximena aún no venía a casa. Cecilia ni me habia mirado hoy, estaba tan en silencio como yo.
Cuando salí de casa conecté mis auriculares y miré la hora, ese chico no pasaría. Era muy temprano pero no me importaba recibir su nota, me interesaba encontrar a Gaspar.
Corrí por todas las cuadras gritando su nombre, ciento de perros ladraban pero no era él. Estuve así por un largo rato, cuando me tomé un descanso y me dí cuenta que tenia muchos mensajes de Elías. Le dije que mi perro se habia perdido, que estaba mal.
Regresé a casa caminando, ya no tenía esperanzas ni fuerzas. ¿Por qué nadie llamaba a decirme que encontró a Gaspar?
Doblé en la esquina llegando a casa, cuando de lejos veo a un chico vestido con pantalones de mezclilla, capucha y gorra, de cuclillas acariciando a Gaspar frente a casa.
—¡Hey!— grito y corro hacia ellos. El chico no voltea a mirar solo se pone la gorra de su capucha y se echa a andar—. ¡Espera por favor!
Pero no hizo caso a mis palabras, y estaba segura que él es el chico del periódico, siempre de espaldas y llevaba gorra. Gaspar viene corriendo hacia mí, me salta me lame y lloriquea. Yo lloriqueo junto a él, pensé que jamás volvería a verlo.
Gaspar está bien, tal y como lo vi por última vez. Cuando abro la puerta de casa, veo un papel blanco bien doblado tirado en el piso, sospechando lo que és lo confirmo cuando leo.
Querida chica del cabello verde que debería cuidar mejor a su perro:
Gaspar y yo nos hicimos muy buenos amigos, le encanta la pizza. Pero deberías quitarle esa mala costumbre de seguir a la gente. Lo he pensado dos veces antes de devolverlo, el perro es encantador y como tú también lo eres, es todo tuyo de nuevo.
No pido ninguna recompensa, solo opino que el azul oscuro te quedaría mejor.
Atte: El chico del periódico
Era la nota más larga que me había enviado, tal vez por eso en una hoja entera. ¡Dijo qué soy encantadora!
En cuanto a lo del color de mi cabello, tenía razón. Ya se estaba decolorando y re lucían mis raíces, no me había pintado aún en azul.
Doy de comer y beber a Gaspar, pero no me acepta la comida. Estuvo bien cuidado por lo que se ve, hasta comió pizza. Subo las escaleras para llegar a mi habitación, y Gaspar me sigue corriendo y subiendose a mi cama, la felicidad me invade de tenerlo conmigo.
Aviso por mensaje a Richard, Crhistopher y Elías que ya habia encontrado a Gaspar.
Ximena estás a salvo.
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El chico del periódico | PAUSADA
JugendliteraturRanking más alto en Novela Juvenil: 01/08/18 ? #343 Necesito comprarme una bici. Necesito aprender a andar en bici. Necesito saber quien es el chico que reparte periódicos, y por qué todas las mañanas me deja una nota entre sus hojas. ¿Por qué es...