Estiré la mano para ver la hora en mi celular, me había quedado dormida, apreté un botón y la hora apareció 3:02 de la madrugada, dejé el celular en su lugar de nuevo y me acomodé para seguir durmiendo, pero una figura sentada frente a mi me sobresaltó y grité del susto.
—¡Por Dios! ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - pregunté con la mano en el pecho, sentía como mi corazón latía acelerado.
—Priscila tranquila, soy Daniel
—¿Cómo entraste? — No podía ver su cara, sólo una vaga figura sentada en la oscuridad
—Sólo vine porque quería pedirte y contarte algo.
—Daniel no puedes entrar asi, estas loco
—Escuchame, aléjate de Fede por favor — sonaba muy serio
—¿Qué dices Daniel?
—Alejate
—No. ¿Por qué lo haría?
—No puedo tolerar verte con él
—Tu me dejaste sola y puedo hacer lo que quiero
—Te dejé por una buena razón, que quiero decírtela pero no puedo.
Un fuerte sonido me despertó a la realidad, era un sueño, estaba un poco sudada, tomé el móvil apagué la alarma y rápidamente revisé el perfil de Daniel, su foto estaba ahí, el estaba bien pero la que no estaba bien era yo, el sueño había sido demasiado real. Tan real que mi corazón y respiración estaban acelerados.
Parecía una pesadilla, me levanté de la cama sintiendo el piso frío bajo mis pies, me acerqué a la ventana e hice a un lado la pequeña cortina para ver el día. Los rayos del sol ya comenzaban a verse, suspire al ver a Gaspar revolcarse en el pasto.
Iba a darme media vuelta para ir al baño pero logro ver un periódico tirado en el césped, a metros de Gaspar. Sin pensarlo dos veces abro la puerta de mi habitación y corro escaleras abajo para tomar ese periódico, cuando llego abajo nadie está en la cocina aún.
Abro la puerta y corro a donde está el periódico, estoy descalza y el césped me lastima un poco, Gaspar me ve y viene disparado hacia mí.
—Ahora no — digo y alzo mi mano para detenerlo, me agacho para tomar el periódico que por fortuna Gaspar no h visto o no le ha a importado ponerse a jugar con él.
Pero cuando estoy por levantarme y regresar Gaspar salta y me quita el periódico de las manos, invitandome a jugar.
—¡No! ¡Damelo! — digo entre dientes, no quiero gritar y armar un alboroto.
Corro hacia el y empiezo a llamarlo para que me lo de pero el lo tiene en su boca y empieza a correr en círculos. Por Dios, son las seis de la mañana, yo descalza y en pijamas luchando con un perro por un maldito trozo de papel.
Me rindo y entro a la casa para no pasar más vergüenza, cuando paso por la cocina Ximena está preparando el desayuno y me mira extrañada. Hay veces que se queda a dormir en casa, con mi hermanito querido.
Tomo una toalla y voy al baño par tomar un ducha relajante, ya que empecé muy mal el día y Gaspar me había dejado más sudada que el sueño.
El agua tibia me quita un poco el mal humor, me envuelve con una toalla después de veinte minutos de estar bajo el agua y envuelvo otra por mi cabello mojado.
Gaspar me está esperando en la habitación con el periódico al lado de él y una cara triste, se dio cuenta de que no pretendía jugar, le doy una mirada de desaprobación y golpeó ligeramente su cabeza.
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El chico del periódico | PAUSADA
Teen FictionRanking más alto en Novela Juvenil: 01/08/18 ? #343 Necesito comprarme una bici. Necesito aprender a andar en bici. Necesito saber quien es el chico que reparte periódicos, y por qué todas las mañanas me deja una nota entre sus hojas. ¿Por qué es...