—Están muy lindos los corazones en tu venda — dijo llevándose una palomita a la boca.
—Los hizo Alexéi, el hermano pequeño de Ximena. Es un niño muy adorable.
—¿Te duele aún?
—No, ya no — Afirmé
Sentados en el piso como ayer, y comiendo palomitas, el sonido de mi celular interrumpe. Lo busco entre las mantas, creí haberlo dejado ahí, hasta que lo encuentro debajo de las almohadas. Volteo a sentarme de nuevo y me encuentro con Daniel mirándome las nalgas. Arqueo una ceja y me bajo el short corto que llevo puesto.
—¿Hola? — Hablo al teléfono.
—¿Tú eres Priscila? — Pregunta una voz que no conozco, frunzo el ceño y me fijo en la pantalla del celular, el número no está registrado.
—Sí lo soy ¿Tú quién...
—Mira no puedo decirte quién soy, pero seré rápido. Tu novio Christopher se ha escapado con mi novia hacia unas cabañas para tener su encuentro de amor.
—¿Qué? Seguro te estás equivocando — niego—. O es una broma.
—No, tu novio te ha estado poniendo los cuernos. Es un pueblo alejado llamado Sunflower, sólo pensé que merecías saberlo.
—Él dijo que iría a unas cabañas pero iría con su familia, de verdad creo que esto es un error.
—Si no quieres creerme está bien, yo ya cumplí mi parte — Escuché el pitido que anunció que la comunicación se había cortado.
—La agenda... — murmuré, es lo primero que se me vino a la mente.
—¿Qué? ¿Qué pasó?
—¡Hay que llamar a los padres de Christopher! — exclamé y salí disparada escaleras abajo.
—¿Por qué?
—Dijeron que ha estado engañandome y que irá a unas cabañas para tener su encuentro de amor — expliqué rápidamente y me dirigí a la Sala de estar, en la mesita dónde se encuentra el teléfono estaba la agenda telefónica de Dermest.
—Dijo que iría con sus padres, pero al parecer no es así entonces los llamaré.
Busqué los apellidos por la letra D, estaba desesperada.
—Dime este número — señalé al que podía ser y Daniel me dictó los números mientras yo marcaba en el teléfono.
—Hola ¿es la casa de Christopher Delgado? — pregunté rápidamente.
—¿Christopher? Hmm, no no es aquí.
—Disculpe — dije suspirando y colgué.
—Aquí hay otro — señaló Daniel.
Copie el número y llamé, pero después de varios pitidos nadie contestó.
—Insiste de nuevo. — me sugirió
Lo hice, y al tercer pitido alguién contestó: —¿Hola?
—¡Hola! ¿Es la familia de Christopher Delgado?
—Sí ¿con quién hablo?
—Soy Priscila.
—¡Oh! ¡Priscila! Que gusto oirte, Christopher está en camino para allá.
Esas seis palabras, lo confirmaron todo.
—¿Monteado?
—¡Si! Oh cariño, tal vez era una sorpresa.
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El chico del periódico | PAUSADA
Roman pour AdolescentsRanking más alto en Novela Juvenil: 01/08/18 ? #343 Necesito comprarme una bici. Necesito aprender a andar en bici. Necesito saber quien es el chico que reparte periódicos, y por qué todas las mañanas me deja una nota entre sus hojas. ¿Por qué es...