043| Un adiós

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Los ojos de Sofía me miraban desesperados, su respiración acelerada era lo único que se escuchaba en su habitación hasta que hablé

— ¿Qué es eso? — pregunté mientras que ella lo escondía debajo de su almohada—. No, Sofía quiero verlo ¿A caso es lo que yo creo que es? ¿Te estas drogando?

— Priscila —musitó

— No puedo creer esto — me alejé de ella y caminé rápidamente a la puerta

— No por favor espera — dijo desesperada, sentí sus pasos detrás seguirme

Su mamá recostada en la encimera de su pequeña cocina nos vio salir hasta la puerta

— ¿Pero qué pasa?— gritó

Yo solo quería salir de ahí, no podía pensar, no podía estar un segundo más en este lugar

Tome mi bici y sentí la mano de Sofía en mi brazo agarrándome fuertemente

—Prométeme que no le vas a decir a nadie.

—Tranquila, no voy a hacer nada más por ti ¿Para qué pagues así?

Subí a la bici y me alejé de ahí, pedalee hasta la casa de Elías con el corazón a mil por hora

—Por favor, abre la puerta — di unos golpes a la puerta de su casa

— ¿Qué es todo esto? — escuche y vi su cara de confusión cuando abrió la puerta — ¿Qué paso? ¿Qué viste?

—Fui a la casa de Sofía y...— me tome la cabeza con las manos y suspiré

— ¿Ella está bien?

—Si es que — camine hasta la sala y el me siguió, no sabía si contarle o no, no sabía que iba a decirle ahora y porque vine hasta aquí, me senté en la silla frente a la mesa y le pedí un poco de agua.

—Priscila ¿me vas a decir que fue lo que paso? — Pregunto sirviéndome agua en un vaso

—Me pidió que no se le contara a nadie.

—Si es que fuma marihuana yo ya lo sé — dijo tranquilo, como si el caso no fuera tan grave-para mí lo era – y me pasó el vaso con agua

— ¿Y lo dices así? ¡Tan relajado!

—Es que también me pidió que no le contara a nadie

Estaba empezando a entender todo, pero mi cabeza comenzó a hacerse más y más preguntas, me tome el agua y mire a Elías

—Es por eso que nos peleamos, ella me rogaba para que no le contara a nadie, y más fue mi rabia porque Nicolas también es su cómplice, yo los encontré a los dos, no solo a ella... con los ojos rojos

— ¿Desde cuándo empezó todo esto? Ella no me dijo nada y se suponía que nos contamos todo ¿Quién la alejo así de nosotros?

—Pues quien más ¡Su novio! Y no entiendo qué clase de novio es, acaso das droga a una persona que amas ¿Sabiendo su situación?

— ¿Y qué vamos a hacer? Porque la verdad aunque también me lo haya pedido yo no me pienso quedar callada

— Pues te escucho, dime que podemos hacer...

***

Entre a casa, iba directo a mi habitación cuando Gaspar se apareció dando saltitos junto con Daniel

—Ah, hasta que apareces, ya me iba pues me estaba cansando de esperar.

—Lo siento yo, me demoré con algo — Explique rascándome la nuca — si quieres podemos ir a mi habitación

Él se dio media vuelta y siguió por el camino, había olvidado que había dicho que pasaría por casa y ya eran un poco más de las dos de la tarde.

Cerré la puerta detrás de mí y él se sentó en la cama

—Supongo que ya comiste — se cruzó de brazos

—Sí, ya. — Afirmé

—¿Y con quién?

—Por ahí — dije levantando mis hombros, quería ponerme cómoda y quitarme esta ropa pero él estaba mirando, saque una camiseta del closet y me voltee — ¿Puedes mirar hacia otro lado? Quiero cambiarme.

Su expresión se tornó rara, espere que volteara y cuando lo hizo me quite la camiseta y el brasier y deslice otra camiseta rápidamente

—¿Qué pasa? ¿Por qué me pides que me voltee y no quieres decirme dónde estabas? Priscila, ya te he visto desnuda más de una vez y siempre nos contamos todo.

Di un suspiro largo y rodé los ojos, proseguí por quitarme el pantalón y reemplazarlo por un cómodo short corto, cuando mire a Daniel él estaba mirando

—Dije que no miraras.

—¿No me vas a responder?

Me senté en la cama junto a el

—Ya no voy a contarte mis cosas, tu me dejaste sola y además tampoco me cuentas las tuyas así que no tengo por qué contarte nada

—¿Qué quieres saber? Al grano Priscila. — dijo tomando mi barbilla con su dedo índice

—¿Quién es esa chica? — solté

En su cara se formó la preocupación, así te quería agarrar Daniel.

—¿Estas celosa? — pregunto levantando una ceja

—Solo quiero saber quién es.

—Es mi novia. — dijo serio

Si están escuchando algo romperse, es mi corazón

—Ah. — solté, estaba tan sorprendida y rota a la vez que se escuchó como gemido.

Él se recostó y tenso la mandíbula

—No quería que esto pasara —negó lentamente—, Priscila te enamoraste.

—¿Cómo estas tan seguro? Yo solo quería saber, es que apareció tan de la nada y...

—No es mi novia, solo es como una prima, pero no tanto, es la hija de la mejor amiga de mi madre.

—¿Por qué mentiste entonces?

—No puedes sentir nada por mí, yo no puedo

—¿Qué no puedes? — pregunte ya con la voz quebrada, sentía un nudo en mi garganta que empezaba a hacerse cada vez más grande.

—La otra vez, cuando vino tu ex novio, escuche como le decías que me amabas.

—Se lo dije para que se fuera.

—¿Entonces no era verdad?

—Sea o no verdad, tu no quieres nada conmigo, solo sexo y ya.

—No digas eso porque si tenemos sexo de vez en cuando es porque tu estas dispuesta.

—Basta, ya no quiero hablar de esto.

—Sera mejor que nos alejemos.

—¿Por qué? — fruncí el ceño, no quería llorar pero estaba a punto

—No puedo tener una relación — negó lentamente y se paró—, lo siento pero será mejor que no nos involucremos más.

—Daniel, dijiste que no me ibas a dejar sola y lo estás haciendo ahora — una lagrima cayo por mi mejilla mientas que él se alejaba caminando hasta la puerta

—Necesito pensar, tal vez todo esto fue un error.  

(...) 

¡Hola! 

Tal vez encuentren algun error en los nombre de los personajes o cosas asi, sepan disculparme, estoy escribiendo  despues de mucho. Gracias y las quiero!

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora