011| Traición.

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Pedí una bebida al barman, quería entrar en calor.  Cuando estaba a punto de irme, sentí de nuevo el celular vibrar en mi mano, pensé que Christopher tal vez se había arrepentido. Pero era un mensaje de texto,  de un número que no tenía registrado.

"No dejarse engañar,  no aceptar bebidas de desconocidos.  Porque la próxima vez no voy a estar ahí para cuidarte"

Mi corazón da un vuelco,  él chico que me empujó había sido él.  Y como siempre yo no me había dado cuenta. 

"¿Donde te encuentro? "

Envié el mensaje y pedí otra bebida, esta quemaba la garganta. Esperé por varios minutos,  pero no respondió. 

Me di por vencida y decidí buscar a los chicos,  cuando me puse de pié todo dió vueltas. Empecé a caminar y divisé a Sofía bailando con Nicolás entre toda la gente. 

—No lo puedo encontrar.  — dije muy cerca del oído de Sofía 

—¿Bebiste? — Preguntó mirándome. 

—Un poquito,  Christopher me dijo que me fuera a la mierda.  — respondí levantando los hombros. 

No le di mucha importancia y comencé a bailar,  poco a poco notaba como el alcohol hacia efecto. Pero no pude evitar no pensar en él,  lo que estaba haciendo ¿Se considera infidelidad? Ya que si Christopher sabía de este chico,  se enfurecería aún más por que yo le estaba siguiendo el juego. 

Mis pensamientos se esfuman cuando siento unas manos en mi cintura bailando conmigo.  Siento la respiración del chico en mi nuca y toda la piel se me eriza. 

—Me gusta la falda.  —susurra—. ¿A ti te gustaron los girasoles?

Era él. 

—¿Q- que quieres de mí? — logré balbucear. El apretó más sus manos en mi cintura y acercó su boca a mi oído. 

—Que no voltees,  que nos quedemos así.  — susurró con una voz ronca.  Decidí hacerle caso. 

—Mi hermano tiró tus flores.  — Fué lo único que logré decir. 

—No seas mala con Ximena.  — al escuchar eso,  la piel se me erizo por completo—. Eres bellísima. 

—¿Qué clase de psicópata eres? —pregunté con la respiración agitada. 

—Algún día sabrás que no lo soy.  O tal vez nunca,  no lo sé.  — bajé mis manos y las puse sobre las de él.  Estaban calientes. 

—¿Por qué no? — tragué saliva,  estaba empezando a sudar. 

— Quisiera hacerte mía.  — su boca estaba muy cerca y su respiración pegada a mí.  Sentí que me apretó contra él y gemí al sentir su bulto—. Lástima que tienes novio.  ¿No es así?

No aguantaba la situación,  me excita tenerlo cerca y hablándome así. Giré bruscamente hasta quedar cara a cara con él,  traía puesto pantalones de vestir,  una camisa azul oscuro. 

Y el maldito antifaz,  maldito. El chico sonrió curvando sus labios,  se acercó a mí y depositó un beso mi mejilla antes de voltear e irse. 

—Espera. — lo seguí pero una chica se cruzó en mi camino, maldije.  Por más de que la esquive vi que el chico estaba atravesando la puerta de uno de los baños.  Lo seguí,  atravesando la multitud de gente. 

La puerta del baño estaba cerrada,  pero juré que había entrado aquí.  Así que empujé y esta se abrió,  había un espejo enorme con un largo lavamanos,  y tres cubículos. 

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora