024|Adiós estereotipos y prejuicios.

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La puerta se abre de inmediato y aparece Ximena con un vestido a rayas azul marino, y a su lado Ale, bien peinado y vestido con una camisa. Nos sonreímos al vernos.

—Viniste.— Sonríe victorioso.

—Dije que lo haría, y aquí estoy — digo tirando  de la tela de mi vestido.

—Pasen, no se queden ahí afuera — Escucho la voz de una mujer, es una voz dulce pero no sé de dónde proviene. La puerta se abre un poco más y la veo ahí, en una silla de ruedas.

—Ella es Lucía —la presenta Ximena—. Mi mamá.

—Mucho gusto — Mi padre extiende la mano y le sonríe, ella se la estrecha.

La cena transcurre muy tranquila, la cena es pollo al horno con papas y ensalada. Yo no puedo dejar de pensar mientras ellos conversan, pienso en la realidad de Ximena y recuerdo lo poco que Richard me ha contado de ellas, fuí mala con Ximena cuándo ella tiene problemas mayores a los mios, que de hecho no sé si se le pueden llamar "problemas"

Juzgamos sin saber, sin conocer a las personas y me siento muy mal por haberlo hecho. Mis pensamientos y actitudes han cambiado mucho en estos meses, creo que es parte de madurar. Algún día tenía que pasar ¿no? estaba comportándome cómo una niña en muchas ocasiones y no me daba cuenta.

Una voz me saca de mis pensamientos y mi madre me da un empujoncito:  —Que.. ¿Si tienes novio?

—No, no teng.. Si, si — me corrijo, la madre de Ximena ríe ligeramente—. Perdón, estoy distraída — Richard me mira, con ojos llenos de odio, sé que está regañandome en su mente.

—¿Es de aquí?

—No, está en Dermest — sonrío incómoda—,  pero viene a visitarme aquí cada vez que puede.

—Eso es muy bueno, tú eres una chica demasiado hermosa, me gusta mucho tu cabello.

—Gracias — respondo entre risas—. Hay gente que me trata de loca.

—Tal vez ellos estén más locos por creer que el cabello define a una persona. — dice y pincha un pedazo de pollo con su tenedor. Mi madre se revuelve incómoda. Yo también he juzgado a Katherin por llevar el pelo de rubio todo este tiempo, así como ella me ha juzgado a mí. Pero si quiero ser una persona de bien, debo decir adiós a todos los estereotipos y prejuicios que yo misma me he creado con el pelo, y la forma de vestir de las chicas.

—Si, opino lo mismo — digo suspirando.

Hablamos de todo—o hablan— ya que la mayoría del tiempo me he pasado sumida en mis pensamientos, en Chris, en lo que me había dicho Richard, o más bien me había amenazado y no es que le tuviera miedo pero sé que es capaz de decírselo a Christopher y él no me lo perdonaría.

Luego de comer el postre, un flan bañando en caramelo, estamos afuera despidiéndonos y agradeciendo por todo. Cuándo me inclino para dar un beso a Lucía ella lo convierte en un abrazo y me susurra al oído las gracias por hacer lo que hago por su pequeño, al parecer Alexéi le habla mucho de mí. Estoy contenta de haber tenido esta cena ya que sirvió de mucho para darme cuenta de muchas cosas.

***

A la mañana siguiente empujo las puertas del Instituto, hoy tengo exámen y lo único que sé es que tengo exámen. Estoy vestida con jeans rotos en las rodillas, una rebeca con rayas negras y blancas y el pelo recogido en un moño.

Nico está parado frente a su casillero cuándo voy de camino al mío, y decido enfrentarlo. Me planto delante de él sosteniendo mi carpeta con un brazo, lo inspecciono desde el rostro hasta la punta de los pies tratando de acordarme de alguna semejanza que tuviera con el aquel chico, pero esos ojos eran muy diferentes a los de él.

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora