007| Cerca y lejos.

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Capítulo: 7

—¡Gaspar!— Al abrir la puerta viene corriendo hacia mí, dejo la maleta a un lado y me pongo de cuclillas. Él me lame y huele. —Pero si no te he sido infiél —le digo acariciándolo.

Ximena me saluda y me dice que Gaspar me ha extrañado mucho, siempre iba a mi habitación a esperar que viniera. Yo le eché de menos también.  Es Domingo por la tarde, estamos cansados y solo queremos reponer energias para mañana, yo me doy un largo baño con agua caliente que me deja lista para dormir como un bebé.

Al salir del baño Richard está en mi habitación acostado en la cama, se me hace raro que solo esté mirando al techo y no viendo televisión.

—¿Qué haces? —pregunto frunciendo el ceño. Él se sienta en la cama al escucharme.

—No lo sé — Suspira elevando sus hombros—. No lo asimilo aún.

—Yo estaba en lo cierto —me siento a su lado— ¿Tú que sentiste cuando nací yo?

—Pues.. Planeaba como matarte. —dice riendo

—Eres un estúpido — Rio con él.

—Bueno cuando me dieron la noticia no le dí importancia, pero cuando naciste ¡Cuando naciste! Yo no estaba contento, toda la atención iba para tí.

—Ahora ese bebé ocupará mi lugar. Creo que me siento igual que tú —digo sin haciendo una mueca—. Y tú también te olvidarás de mí, no solo Papá y Mamá.

—No, por supuesto que no —dice mirándome—. Tu erés mi verde, tú siempre serás mi hermana favorita. Pero no se lo digas cuando crezca.

Reimos juntos y nos fundimos en un abrazo, su perfume varoníl invade mis fosas nasales y me acurruco en sus brazos.

—Lo que me preocupa es Mamá —murmura.

—Ella está feliz, eso es lo que importa ¿no? —derrepente me sorprendo de mi misma, estaba siendo buena con Mamá. Pero también las palabras de Richard el otro día me hicieron reflexionar. Además de la felicidad de Mamá, importaba su salud y la del bebé.

Ya queria saber si era niño o niña, pensarlo me emocionaba. Nos teñiriamos el cabello juntas, si era hombre igual. Aunque con Richard nunca pude hacer eso. Richard se fué a dar un baño, y aproveché para avisarle a Crhistopher que habia llegado. Luego bajé a comer algo, y dormí temprano con Gaspar a mi lado, era tan relajante acariciarlo.

Desperté a las 6:15 am como todos los dias y repetí mi rutina. Bañarme, maquillarme, vestirme. Bajé a desayunar y todos estaban ahi, doy un beso a Papá en la mejilla que está con su tablet.

—¿Viendo cunas, cochecitos para bebés? —pregunté sentándome frente a él, al lado de Mamá.

—Sí, no debimos regalar todas tus cosas de pequeña. —dice deslizando su dedo por la panatalla, él está emocionado.

—Ya quiero saber que será —digo untando mermelada en mi tostada. —Ojalá sea niña para pintarnos el pelo juntas.

—Ni lo sueñes —dice mi Madre levantando las cejas.

Su actitud me indigna, el bebé aún no habia nacido y ella ya lo queria perfeccionar a su manera. Por así decirlo.

—El bebé aún no ha nacido, no puedes decidir por él en tu vientre. Siempre quieres que todos seamos como tú decidas. —le digo negando con la cabeza

—Solo quiero que vaya por un buen camino. — No debió haber dicho eso.

—¡¿Quieres decir que por pintarme el cabello estoy haciendo las cosas mal?! —Me levanto de mi silla enojada, Papá quiere tranquilizarme pero no lo logra. Yo no puedo creer que esta mujer sea mi Madre —. Tú no sirves para criar —agarro mi mochila y me la cuelgo al hombro— Tú no sabes ser Madre.

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora