005| Tonto Hermano.

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Estaba harta de sus misteriosas notas, por mí se las podía meter por donde no le llega el sol, y dejar de seguirme. Psícopata. Miro de nuevo al chico y este levanta la mano saludandome, y sonríe.

Arrugo la hoja y la tiro de nuevo en la mesa, decidida me levanto y con pasos firmes camino hasta este chico.

—¿Eres tú no?—digo apoyandome en su mesa—. ¿Por qué lo haces?

El chico rie irónicamente, lleva una camiseta negra y una chaqueta de cuero del mismo color.

—¿De qué hablas?— Pregunta metiendo las manos en sus bosillos.

—¿Piensas que soy estúpida?—Me inclino hacia él y agarro el cuello de su chaqueta—. Deja de hacerte el tonto, chico del periódico. — El arquéa las cejas confundido, y vuelve a reír.

—¿Estas loca tú no? Solo quería pedirte disculpas por lo de la otra vez. —Mi agarre se intensifica, pues no me creo su cuento.

—La bici, las notas, vamos solo dí que erés tú. — Digo apretando los dientes.

—No sé de que hablas, me estas asustando chica —Le suelto de la chaqueta dandome por vencida, el se la arregla—. Me llamo Nicolás, no reparto periódicos, ni siquiera tengo un trabajo. —dice poniendo los ojos en blanco.

—¿No eres tú el que deja las notas?— Pregunto haciendo una mueca.

—No. — Afirma frunciendo sus hombros.

Trago saliva y me arreglo una arruga en mi blusa, rayos, si va a pensar que soy una loca.

—Puedes venir si quieres. — Camino hasta Sofía y Elias y el chico agarra su morral y me sigue.

—Él es Nicolas. — Lo presento sentandome de nuevo.

—Oh, sientate amigo. — Le ofrece Elias.

—¿Por qué lo agarrabas del cuello?— Pregunta Sofía con sus codos apoyados en la mesa.

—Solo me habia jugado una broma.

Nicolás nos cuenta que hace un año vive aquí, pero entraba en un turno diferente en el instituto, eso explicaba por que Elías y Sofía no lo habian visto en años por aquí.

Dijo que vivia a unas ocho cuadras del instituto y que se manejaba en bici. Debajo de las mangas largas, se podia ver los tatuajes que tenía.

Sofía y Elias me llevaron a casa, haciendome recordar que mañana pasara por la casa de Sofía para ir al instituto. Abrí la puerta y Gaspar me recibió con saltos y lamidas, en una ocasión se detuvo a olerme la entrepierna.

—Oyee ¿Que te pasa? — Caminé hasta la cocina y Richard se encontraba ahi, sentado con su laptop en la mesa.

—Hola estúpido —Lo saludo y voy al refrigerador en busca de una botella de agua. —. ¿Mamá ya regresó al trabajo?

—Aún no pero creo que está en eso—dice sin despegar la vista de su ordenador—. Hay comida en él microondas.

En ese momento, siento algo bajar por mi entrepierna, me quedo estática con la botella en la mano. Había olvidado por completo la fecha, de nuevo. Dejo el agua en la mesada y me dirigo al baño rapidamente, claro y Gaspar oliendome ahi.

Cuando voy al baño estoy toda manchada de sangre, y un dolor empieza a bajarme por la zona baja de mi columna, aqui es donde deseo ser hombre, pero luego recuerdo que son unos estúpidos y se me pasa.

Busco tampones, toallitas o algo así por los cajones, pero no encuentro nada. ¿Como Mamá no guardaba esas cosas? Y despues dice que no tiene menopausia. No saldré así, debido que no queria seguir embarrandome más. Entreabro la puerta y grito a todo pulmón.

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora