1- Caer y volver a empezar.

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Mi vida es simple y ordinaria. Despertar y vivir la misma aburrida rutina de siempre. Desayunar, limpiar, estudiar, almorzar e ir a la facultad para luego de seis o siete horas regresar, bañarme, repasar un poco más y luego volver a dormir para cerrar el círculo... Pero al diablo con eso, hoy me desperté con ganas de romper la rutina.

El mundo no explotara porque me tome un día de descanso de esta monótona vida. Hoy me haré tiempo para leer algún libro o ver algún capítulo de mis series favoritas, por más que ya los haya visto dos o tres veces a cada uno.

Merezco esos momentos de paz y tal vez, arrastre a mi pequeña hermana conmigo. La veo muy preocupada por sus estudios al igual que yo, y ya no compartimos momentos de hermanas, por más que esos momentos sean tirarnos en la cama con un pote de helado y una maratón de Netflix.

- Maia, ¿tienes algo importante que hacer hoy en la escuela? - le pregunto mientas que le sirvo su desayuno - No sé... ¿cómo una evaluación o algo por el estilo?

-  No, ya tuve la última la semana anterior, ¿por qué me lo preguntas?

Sabe mi respuesta perfectamente, tendremos nueve años de diferencia, pero parecemos mellizas por la manera en que congeniamos. Somos demasiado unidas y sabemos al instante lo que la otra quiere, a veces, sin tener que decirlo.

- Estoy a un día de mi colapso mental por tanto estudiar y quiero tomarme el día y como tú estas igual queria saber si te unes a mis planes.

- Has tardado mucho para tomartelo - me responde con una sonrisa - Y por mas que estoy super tentada de hacer una maratón contigo Gemma, quiero que aprovechemos hoy, para que compremos ropa y libros en la ciudad vecina.

- Me convenciste con lo último, quiero agregar algunos titulos más a mi biblioteca.

Bien... una hora y media en el auto "cantado" nuestras canciones favoritas como si fueramos la únicas en el mundo. Luego dos horas, yendo de tienda en tienda. Lo lindo de esto es que ambas somos de la misma talla, asi que escojo lo que me gusta y se lo hago medir a ella, si le queda sé que conmigo será igual. Y por último, se nos pasa el tiempo en la librería, termino escogiendo cuatro libros dos para fortalecer mis estudios y otros dos para mi disfrute. En tanto, Maia elige dos con títulos raros o llamativos. Es su extraña manera de comprar, según ella el noventa por ciento de los casos aciertas con historias muy buenas y el otro diez por ciento... bueno digamos que van a parar en un caja que tiene escrito "para regalar" en ella.
Me insiste ahora de que nos detengamos a comer algo en un puesto de comida rápida porque no hemos almorzado y ya son las una de la tarde y tiene razón, ambas estamos hambrientas. La convenzo de dejar todas las bolsas en el auto y que luego iremos por unas hamburguesas. Me divierte verla emocionada con algo tan simple, pero es lo lindo de ser una adolescente de catorce años con una hermana que sabe entenderla.

- Gemma deja de volar y regresa a la tierra, porque quiero mi hamburguesa.

- ¿Ya te dijo hoy que esta insoportable? - le contesto caminando a su par.

- Sí, creo que esta es la sexta vez que lo repites desde que nos levantamos y como siempre no me interesa.

- Te daré en adopción con un cartel enorme que diga "sin devolución" colgando de tu cuello - intento no reírme, pero fallo cuando escucho su risa.

- No lo harías, porque sino te quedarías sin la única persona que soporta todas tus cosas de friki.

- Y con mucho orgullo lo soy - le digo fingiendo una voz noble - A demás, tú también lo eres ahora.

- Porque vos me llevaste al lado oscuro.

- Seeee.... no recuerdo escuchar tus quejas, aunque no me voy a dar por vencida hasta que veas Supernatural.

- ¡¡¡Pero son trece temporadas!!! - protesta a mi lado como siempre que toco el tema.

- Y en poco tiempo serán catorce, así que apúrate - le digo en broma - Ve a buscar un lugar para sentarnos, yo haré los pedidos.

Escojo lo mismo de siempre para ambas y espero unos cuantos minutos para que todo este listo, mientras que aprovecho para pagar todo. Al ir acercando a nuestra mesa, veo sobre su hombro que esta pintando algo en su celular, debe ser algún juego nuevo. Al ver la bandeja en la mesa, apaga el aparato y lo deja a un lado para ir al ataque.

- ¿Crees que puedas comer y respirar al mismo tiempo? - le digo para molestarla.

- Que graciosa, ¿quieres un premio? - me dice con sarcasmo.

- No, gracias estoy bien así - le respondo y quedo mirando por la ventana.

- Has estado más rara de lo normal esta semana, ¿Qué es lo que te sucede? - me pregunta y escucho su preocupación en aquellas palabras.

- Me agobia la rutina y me gustaría que algo emocionante pase, parecido a lo leemos o vemos en la tele.

- A mi también me aburre, pero es lo que nos toco.

- Ni que lo digas.

El resto del almuerzo pasa en silencio, pero no uno tenso o algo por el estilo, sino uno tranquilo. A veces no necesitamos hablar demasiado para entendernos. Regresamos al auto y lo primero que hace es poner uno de nuestros temas favoritos. Todo venía perfecto, hasta que en una curva un auto a gran velocidad se cruza de carril delante nuestro y solo siento su mano sujetando la mía con fuerza, antes de que todo se oscureciera a mi alrededor.

Abro mis ojos y veo el cielo despejado, sin ni una sola nube. Debajo de mis palmas siento el fresco césped y me toma un minuto recordar el accidente y me lleva menos de un segundo para que me ponga de pie en  busca de Maia. Me relajo al verla a unos metros más adelante recostada en el suelo sin ni un solo rasguños. Pero me preocupa que aún mantenga sus ojos cerrados.

- Ella esta bien.

Me giro enseguida al escuchar esa voz a mis espaldas, es un hombre serio, de estatura media y con un porte intimidante, pero no tengo miedo de él, sino de que mi hermana no despierte.

- Si esta bien porque no abre sus ojos - le respondo molesta y con preocupación.

Levanta su mano y suena sus dedos, al instante la escucho protestar y refregarse los ojos. No dudo en lanzarme sobre ella para sofocarla en un abrazo y empiezo a soltarla solo a causa de sus quejas.

- He venido a ofrecerles un trato - nos dice el sujeto, recordándome su presencia.

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora