Epílogo.

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8 años después...

- Gemma, todos nos están esperando - me dice Derek desde la puerta de nuestro auto - Se nos hará tarde.

- Lo sé, lo sé - le digo apurándome para subir al asiento de al lado - Se me hizo tarde, los nuevos ángeles son agotadores para explicarle como deben trabajar. Parecen niños aprendiendo a caminar.

- Sí, lo sé... tu padre se queja muy seguido de eso - me responde y acelera un poco - Los chicos nos están guardando un lugar.

- Podría aparecernos - le digo en cambio - No quiero llegar tarde al gran partido de Dylan.

- Ni yo, quince años y capitán del equipo de basquet peleando por la final - me dice con orgullo, deteniendo el auto - Que nadie nos vea.

Sonrío emocionada y chasqueo mis dedos para aparecernos con auto y todo, en el estacionamiento de la preparatoria de Beacon Hills. Antes de que salga del auto Derek busca algo del asiento de atrás y se trata de una camiseta del equipo con el n° 4 y en la espalda resalta la palabra "Hale". Encantada me la pongo y salimos tomados de la mano.

Es gracioso que dos de las cuatro tribunas del lado local, sean ocupados por nuestra familia. Los niños nos ven llegar y los gemelos corren hacia mí, en tanto, Cassie va con su padre. No sé en que momento crecieron tanto mis bebés. Más atrás se acercan, Payton con Olive. Los cachorros de la manada de Dylan.

- Mamá, Dylan está ansioso - me dice Jared.

- Sí, hasta aquí sentimos su aroma - agrega Jensen.

- Creía que no llegarías a tiempo - me dice Cassie.

- Bien cachorros, vayan a guardarnos nuestros lugares, en un momento los alcanzaremos - le digo con una sonrisa.

- Dylan te lo está agradeciendo - me dice Derek con una sonrisa.

Vemos que el equipo entra siendo recibidos por una gran ovación. Con Derek nos acercamos al equipo y Dylan le pide un momento a su entrenador para acercarse a nosotros. Lo abrazo y siento como se calma al sentir mi aroma. Para el mundo será un Alfa adolescente, para mí sigue siendo mi pequeño bebé.

- Dyl, me fui por dos días - le digo cuando nos separamos - No perdería esto por nada del mundo.

- Lo sé, gracias mamá.

- Debes ir con ellos hijo - le dice Derek - Lo harás bien.

- Gracias papá.

- Suerte mi pequeño Alfa - le digo y lo veo alejarse con una sonrisa.

Toda la manada, incluyendo la Hale se encuentra dándole apoyo a mi hijo mayor. Stiles quiso llorar cuando Dylan nos dijo que quería entrar al equipo de basquet como lo había hecho su padre, pero mi cachorro mayor se recompuso cuando los gemelos entraron al equipo de lacross.

Se siente la tensión por la final. Un jugador derriba a Dylan y mis hermanos junto a los gemelos, protestan por eso, olvidando que no hay manera de que lo hieran. De lo contrario, con Derek ya estaríamos en la cancha intentando protegerlo.

La victoria es para Beacon Hills, es de unos pocos puntos de diferencia, pero a nadie le importa ese detalle. Han salido campeones. El equipo celebra bajo la lluvia de aplausos y van pasándose el gran trofeo. La sonrisa de Dylan es radiante, idéntica a la que tiene ahora su padre.

- Dyl, te felicito - le digo cuando aparece en el estacionamiento.

- Gracias a todos - nos dice contento - Celebrarán comiendo pizza en la casa de uno de los chicos, ¿Puedo ir?

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora