31. Mi sangriento San Valentín.

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- ¿Quieres que conduzca? No has parado desde que salimos haces unas horas, deberías descansar un poco.

- Estoy bien Newt, además ya no falta demasiado para que lleguemos.

- ¿Entonces podemos aprovechar este tiempo para hablar?

Maldición, he querido evitar esto desde que llegamos aquí.

- Okey, ¿dime de que quieres hablar?

- De ti, de cómo era tu vida antes de todo esto.

- No es algo de que me agrade hablar - le respondo sin mirarlo - Con Maia tuvimos una infancia difícil, tuve que obligarme a crecer para protegerla y lo conseguí. Ambas seguimos adelante juntas. Éramos normales, estudiábamos y caímos en la aburrida rutina del día a día. Hasta que... apareció ese Ángel que conoces como mi padre, con esa propuesta y no lo pensamos demasiados. Aceptamos salir de esa realidad sin saber a dónde nos iba a enviar.

- ¿Y te arrepientes de haber aceptado?

- Solo una vez - le digo con sinceridad - Cuando estuve la primera noche en el laberinto.

- Desearía haber evitado eso.

- Igual agradezco que me pasará a mí y no a Maia, los hubiese despedazado de ser así.

- Algo me dice que no debo verte furiosa - me dice suavizando el ambiente - Me doy cuenta de que no estás lista para hablar, cuando lo estés, estaré disponible para escucharte.

- Gracias por entender Newt.

Llegamos al búnker justo para el amanecer. Intentamos entrar sin hacer demasiado ruido porque aún deben continuar dormidos. Pero al ir a la cocina me encuentro a mi hermana meciendo a Dylan.

- Gracias a Dios que llegaron, ha estado bastante inquieto desde que comenzaste a pelear...- me dice mientras que me acerco a ella y lo tomo en brazos semidormido.

- Gracias Maia, ve a descansar, más tarde te contaré todo.

- Esta bien, me alegro de que estén bien - me dice yéndose para su habitación.

- ¿Quieres que me quede con ustedes?

- No Newt, ve a descansar, nosotros haremos lo mismo.

Él me sonríe y se despide con un beso en la frente de ambos. Dylan medio dormido, abre sus ojos y me abraza con más fuerza. Acaricio su espalda mientras que camino hacia su habitación y canto su nana. Parece estar dormido cuando llegamos a la cama. 

No puedo quitarme nada de lo puesto, él no está dispuesto a soltarme así que nos recostamos y en poco tiempo quedo dormida.

Me despierto por el aroma del café, mi cachorro aún sigue aferrado a mí. Toco su cabello para despertarlo, luego de unos minutos lo escucho gruñir un poco y levanta un poco su cara para mirarme y regalarme una sonrisa.

- Hola Dyl, ¿qué paso anoche?

- Miedo...

- ¿Tuviste un mal sueño? - le pregunto y él solo niega - ¿Y a que tenías miedo?

- Lastimen a mamá - me dice con los ojos llenos de lágrimas.

- Tranquilo amor, estoy bien. Nadie puede hacerle daño a mamá, ¿sí? - le explico mirándolo a los ojos - Mamá es fuerte y siempre va a regresar contigo, nunca te voy abandonar. Te amo Dylan.

Eso parece calmarlo lo suficiente como para hacerlo salir de la cama para ir a desayunar. Tanto Newt como Maia ya están despiertos preparando lo que desayunaremos.

- Buenos días - los saludos.

- Ey Dyl, ¿estás bien? - le dice Maia acercándose - Me preocupaste anoche.

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora