50. Cachorros.

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*Gema, despierta * *Abre los ojos o iré en persona a despertarte* *Voy a derribar la puerta en minutos * *Estamos a una dosis terminar el tratamiento de Dean y queremos tu opinión *

Mi cabeza esta a punto de estallar, por todos los comentarios de Maia. Lentamente me despierto y descubro que estoy atrapada entre los brazos de un Alfa que al parecer no desea despertar.

* Ya desperté, lo siento. En quince minutos estaremos allá *

* Perfecto, solo no se demoren*

- Der, Derek... despierta - le pido moviendo su hombro.

- No - su respuesta sale como un gruñido y me acerca aún más a el.

- Derek, mis hermanos me necesitan - agrego con un tono de voz más suave - Por favor.

Abre sus ojos, para deslumbrarme con su perfecto verde. Acorta la distancia para darme mi beso de buenos días. Lo siento diferente hoy, más profundo y sentimental.

- También te amo - me dice al separarnos - Anoche te dormiste sin escuchar mi respuesta.

- Lo siento...

- No tienes porque sentirlo, me gusto escucharte.

- Mejor porque te lo repetiré muchas veces más - le digo contenta - Y porque te amo, te aconsejo que nos levantemos antes de que todo el clan Winchester toque nuestra puerta.

- Bien, tienes un buen punto.

Me suelta, no sin darme antes otro beso, y comienza a vestirse con lo que llevaba puesto anoche. Por mi parte, decido que lo mejor será que me ponga algo más discreto para no enloquecer a Dean. Chasqueó mis dedos y ya tengo puesto, jeans, musculosa y una camisa de franela. No soy una Winchester, si no uso una.
Ambos terminamos de alistarnos al mismo tiempo, nos dirigimos hacia donde se encuentran todos, tomados de las manos. Por sus caras, percibo que demoramos más de lo prometido.

- Hasta que al fin se dignaron a salir de su cueva.

- ¿Enserio Maia? ¿Bromas de lobos?

- No es mi culpa si me dan pie para decir esas cosas, aunque parece que tuvieron una noche divertida - agrega con una mirada maliciosa, para luego señalar nuestros cuellos - No quiero detalles, pero tengo que preguntar; ¿Seré tía de nuevo?

Dios... no puedo creer que diga eso y se supone que es la libre de pecados aquí. Derek no parece estar avergonzado, sino un poco intimidado por la mirada asesina de Sam.

- No te hagas ilusiones - le respondo recomponiendo mi compostura - ¿Ya es hora de la última?

- Sí, aunque no noto ningún cambio - me responde mi hermano.

Todos fijamos nuestra atención al dominio que esta, amaniatado y amordazado, en la silla. Sus ojos negros continúan observándome, con cierto odio.

-¿Me permites?

Sam me la entrega sin pensarlo dos veces, pero cuando estoy por avanzar, Derek se niega a soltar mi mano. Comprendo, su lobo no me quiere cerca del peligro. No es desconfianza, sino más una especie de sobreproteccion, solo me basta con mirarlo a los ojos para transmitirle seguridad. Suspirando, me suelta y retrocede unos pasos. Al llegar a Deanmon, le incrusto la aguja en su brazo y con cuidado le quito la cinta de su boca. Su mirada oscura se desvanece para darle paso a sus increíble ojos humanos.

- ¿Gemma? - me dice confundido y Maia aprovecha para arrojarle un vaso de agua bendita en la cara y escupe un poco - ¿Qué sucedió?

- Bienvenido de nuevo - le respondo aliviada - Ya pueden desatarlo.

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora