2. El área.

2K 144 22
                                    

Ayudo a Maia a ponerse de pie e instintivamente la coloco detrás de mí. No tengo ni la menor idea de que está sucediendo aquí, pero calculo que no es nada bueno. Soy consciente de que mi pequeña hermana se muere de ganas por hacer mil preguntas, pero ahora no es el mejor momento para que le dé rienda suelta a su interrogatorio. 

- ¿Quién eres? - le digo seria.

- Por el momento prefiero mantener mi anonimato - me responde sin darle importancia al asunto.

- ¿Qué fue lo que sucedió? - le pregunta Maia, al menos no se ha movido de donde la deje.

- Tuvieron un accidente...

- ¿Qué? - grita ella, por parte de ambas - ¿Y cómo es que estamos a salvo?

Espero que nunca pierda esta dulce inocencia suya, pienso.

- Hemos muerto, ¿cierto? - le digo deduciendo lo obvio.

- Sí, ambas fallecieron al instante que el otro auto impacto con el suyo.

Me gustaría no creerle, gritarle que es un mentiroso y que esto es solo una pesadilla. Pero nada sale de mi boca, solo siento la frente de mi hermana sobre mi hombro y no tengo que voltear para saber que está llorando. No es justo para ella, era solo una niña que merecía tener una larga y feliz vida. Aprieto su mano para darle mi apoyo, que sepa que pase o lo que pase ahora, aún me seguirá teniendo. Miro al sujeto y nuestras miradas chocan con fuerza.

- ¿Entonces qué eres? - le digo a él.

- No soy la Muerte, si piensas eso - me responde tranquilo - Pero tampoco soy un simple mortal, pero eso no viene al caso... he venido hasta aquí para ofrecerles un trato. Pueden acceder a su descanso eterno en el paraíso o volver a la tierra y cumplir con una importante misión.

- ¿Qué tipo de misión? - le pregunta al instante mi hermana y su maldita curiosidad.

- Salvar las vidas de quienes no merecen ese fin tan injusto. Pelear contra los malos, tener la aventura que tanto deseaban antes para sus vidas.

-¿Por qué nosotras? - le digo un poco inquieta.

-Porque son especiales.

Esas simple tres palabras retumban en mi cabeza, algo no me cuadra, la oferta es demasiado tentadora, pero no puedo decidir únicamente yo. Me giro hacia Maia y tomo sus manos, en sus mejillas aún hay rastro de las lágrimas que pasaron por allí, al verla a los ojos sé cual es su respuesta sin tener que decirla en voz alta. Tal vez en el futuro me vaya arrepentir por esto y sé que lo haré. Me regreso hacia el sujeto, el cual nos mira con una pequeña sonrisa. Él ya conoce nuestra respuesta.

- Aceptamos.

Hace tronar sus dedos una vez más y mi hermana desaparece de mi lado en un parpadeó. Ante mi mirada furiosa, levanta sus manos en señal de paz.

- Tranquila, ella esta bien y en unos minutos estarás a su lado, solo confía en lo que te digo...-

- No te conozco para que confié tanto en ti. 

- En realidad, si me conoces.

Su rostro se desvanece y otro muy diferente aparece. Y creo que he dejado de respirar, por supuesto que sé quien es él. No puedo creer que este delante de mis ojos. Necesito calmarme para no actuar como una fanática desquiciada. Ahora me siento más tranquila y confiada con esto. Sé que él no es de los malos, ni por asomo.

- Veo que has bajado un poco tu guardia - me dice él con su típica sonrisa - Sabes ahora, que lo que les espera no será nada normal, pero sabrás como manejar la situación, cuando termines con esta misión iré a buscarla para llevarlas a otra.

- ¿Y tú piensas que nosotras podremos hacerlo?

- Con respecto a eso... - me dice acercándose hacia mí y coloca su mano sobre mi hombro izquierdo - Esto te dolerá un poco. 

No me deja reaccionar. Una fuerte energía golpea en mi interior, duele como el infierno y su agarre es lo único que me hace mantener firme. Duele, se siente como si todo mi interior estuviera en llamas y que mi sangre fue reemplazada por lava hirviendo, pero también me voy sintiendo diferente. Los segundos van pasando y el dolor va disminuyen, me siento como si pudiera llevarme el mundo por delante y nadie podría detenerme... y eso en el fondo me asusta demasiado.

- Listo - me dice alejándose unos pasos hacia atrás.

-¿Qué me has hecho? - le pregunto confundida y hasta algo mareada.

- Ahora eres mi primogénita y sabes lo que eso conlleva, lo que eres estará dormido hasta que pases a tu nueva misión - me explica, sin percatarse de que me encuentro en shock - Confió en ti y estaré cuidando de ambas - lo veo levantar su mano para tronar sus dedos, pero se detiene - Se verán diferentes y le daré el bonus de la telepatía entre ustedes.

Ese chasquido es lo último que escucho antes de sentir una fuerte sacudida que me marea. Apoyo mis manos en el suelo y lo siento diferente, ya no hay césped sino metal. Ya no hay silencio sino un ensordecedor ruido, me cuesta ver está demasiado oscuro, pero las luces de emergencia rojas iluminan lo suficiente para que me dé cuenta de donde estoy. Esto debe ser una maldita broma. Conozco este sitio, he visto esta enorme caja muchas veces, pero... en la tele. Diablos... estamos en Maze runner. No me debe quedar demasiado tiempo para que esto termine de subir. ¿Dónde está Maia? Me levanto, aún un poco mareada, pero igual hago el esfuerzo de distinguir en las penumbras. Veo ha alguien en un rincón inconsciente y no distingo si se trata de ella.

- ¡Maia! - la llamo y mi voz suena diferente.

Veo la silueta de una chica refregarse los ojos, corre el cabello de su rostro mientras que me acerco. Me congelo al ver su cara y darme cuenta que no se trata de mi hermana y no hay nadie más aquí ademas de nosotras y las cosas para los chicos.

-¿Quién eres? - me dice la chica confundida y asustada - ¿En dónde está mi hermana?

- ¿Maia?

- ¿Cómo sabes mi nombre? - veo su temor en eso grandes ojos café y ahora recuerdo lo último que él me dijo, que nos veríamos diferentes.

Me acerco hasta ella, lentamente y me arrodillo delante de ella. Veo como intenta alejarse un poco presionándose en contra de la fría pared.

- Maia, yo soy Gemma - le digo con un tono suave - Él me dijo que nos haría ver diferentes a ambas, por eso no me reconoces.

- ¿Me lo dices en serio?

*Puedes escucharme*

Intento probar la telepatía y la veo abrir muchos los ojos.

*No temas, es algo extra que él nos dio. No creo que lo hayas notado, pero estamos en "la caja", estamos metidas en Maze runner*. 

Está asustada lo sé, lo veo en su rostro, pero tendrá que ser fuerte, ya estamos metida en esto y no hay vuelta atrás.

- Escúchame... no sé cuanto queda para que lleguemos, así que presta atención - le digo sujetando sus manos - Sabes las reglas, no recordamos nada acerca de quién éramos solo nuestros nombres y un plus de que también somos hermanas, si estas asustada demuéstralo será lo más normal, al igual que si quieres llorar - al decir eso unas cuantas lágrimas empiezan a caer - Lo que quieras decirme o preguntarme hazlo por la telepatía, solo debes concentrarte en querer hablar conmigo - agrego antes de besar su frente - Maia te he protegido desde que naciste y daré mi vida si es necesario para seguir haciéndolo, así que no temas y confía en mí.

Se detiene de golpe y lo siguiente que escuchamos es la puertas de metal de arriba abrirse, el sol filtrándose y muchas voces... solo de chicos.

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora