81. Nuestro destino - Final (parte 2)

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Los cuatro días pasaron rápido, pero disfrutamos cada segundo.

Admito que amé estar así con Derek, pero extrañaba a nuestro niños. Al llegar al pueblo, los tres nos derribaron en un abrazo y nos contaron con lujos de detalle que fue lo que hicieron cada día.

Cenamos todos juntos, compartiendo el momento y riendo de las ocurrencia de los cachorros. 

Aunque esta mañana cuando me desperté, vi una notificación en mi teléfono acerca de un problema de seguridad. Eso no fue del agrado de mi Alfa, pero logré convencerlo que iría a echarle un vistazo con uno de mis hermanos y que regresaríamos enseguida.

Con Sam salimos a recorrer los alrededores del pueblo, fuera del límite de las protecciones que coloque. Los sensores que había puesto Stiles, indicaron que había intrusos cerca de nuestro hogar. Tal vez solo sea algún animal y nada de lo que debamos preocuparnos, pero voy aprovechar esta ocasión para tener la tan pospuesta charla con él.

- Sam...

- Esperaba que no habláramos del asunto - me interrumpe resignado.

- Es algo que no puedo dejar pasar, ambos son personas muy importantes en mi vida y en el resto de la familia.

- ¿Ya lo sabes? - me pregunta deteniéndose y su expresión me hace reír.

- Sammy, no soy tonta... presto atención - le digo y continuó caminando - Claro que al principio quise pensar que no iban por ese camino...

- ¿No te agrada?

- No me mal interpretes - le digo y me parece escuchar algo, similar a fuertes pisadas - Si son felices, yo jamás me interpondré, pero si te hace sufrir, le patearé su emplumado trasero...

Eso lo hace reír y lo veo más relajado.

- No hemos dicho nada porque no es nada formal, está muy ocupado dirigiendo el cielo...

- Y teme por la reacción de tu padre y la de Dean...- lo interrumpo, pero le hago señas para que guarde silencio y no se mueva.

Cierro mis ojos y afino mi oído, lo que escucho me eriza la piel. Son disparos. Tomo el brazo de mi hermano y nos hago aparecer donde ellos se encuentran.

Una mujer tirada en el suelo y cubierta de sangre nos da la espalda y del otro lado veo a tres cazadores que nos observan sorprendidos. Sam no espera ninguna indicación, va a socorrer a la mujer sabiendo que cuidaré su espalda.

- No es su territorio, largo - les ordeno bastante enojada - No lo repetiré.

- Nos pagarán una buena cantidad por la cabeza de esa perra, no nos iremos con las manos vacías - me responde el mayor de los tres y levantan sus armas.

El sonido del llanto de un bebé me desconcentra por un momento, pero al entender el nivel de crueldad de estos sujetos... me enfurece. Levanto mi mano derecha cuando ellos cargan sus armas y antes de que puedan apretar los gatillos, los desintegro.

Al voltear veo como Sam ha logrado calmar a la pequeña, por su tamaño diría que no supera el año y medio. Me alarmo cuando veo sangre en ella.

 Me alarmo cuando veo sangre en ella

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