16. Adiós laberinto.

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Alby está sentado en su cama mirando un punto fijo en la pared, con la mirada perdida y me duele ver a mi amigo de esta manera. Newt se adelanta y se sienta a su lado.

- Alby, ¿estás bien? – le dice preocupado colocando su mano sobre su hombro.

Pero no hay respuesta de su parte, continúa perdido en sus pensamientos. Thomas se agacha delante de él, buscando su atención.

- Oye Alby – le dice él – Alby, tal vez encontramos una salida. Tal vez podremos salir de aquí.

- No lo creo – murmura – No nos dejaran, no podemos salir.

- Pero ¿de qué hablas? – le dice él.

- Lo vi Thomas.

- ¿Qué fue lo que viste?

- A ti – esa respuesta toma a todos desprevenidos – Siempre fuiste su favorito. Siempre. ¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué viniste?

Se escuchan gritos y sonidos raros desde afuera y todos salimos a ver de qué se trata.

- Oye Winston, ¿qué ocurre? – pregunta Thomas.

- Las puertas no se cierran.

Veo como todos corren con los demás y sujeto el brazo de mi hermana antes de que los siga.

- Llévate a Dylan – le digo y nos asusta el sonido de las demás puertas siendo abiertas – Vayan a la caja y no salgan hasta que todo terminen.

- No voy a esconderme.

- Y yo no voy a discutir contigo, sabes lo que va a pasar y ahí estarán a salvo. Enviare a Chuck con ustedes ahora. Por favor, ve sin discutir.

Toma a su sobrino y ambos se alejan sin decir nada más. Veo a Chuck y Winston correr hacia la sala de asambleas y lo detengo.

- Thomas me pidió que trabara las puertas de aquí – me dice él.

- Lo haré yo – le digo y lo miro fijo a los ojos – Quiero que vayas a la caja, ahí estarás a salvo con Maia y Dylan.

- Pero... -

- No discutas, ve y protégelos – le digo y sé que con eso lo he convencido.

Ayudo a Winston a cerrar todo cuando escucho el inconfundible sonido de los penitentes y me acerco a la puerta para ayudar a entrar a todos. El lugar es un caos, veo como esas cosas atacan a cualquiera que esté cerca. Los gritos desgarradores de mis compañeros me rompen el corazón.

 Veo el grupo de Thomas llegar y me aparto para que entren y él traba la puerta al ser el último, encuentro enseguida a Newt y lo abrazo, debo admitir que estaba muy preocupada.

- ¿Dónde está Maia, Dylan y Chuck? – me pregunta Thomas al darse cuenta de que no están en la sala.

- Los envié a la caja a los tres, allí están a salvo y también cuentan con Gally y otros tres chicos más para que los protejan.

Mi respuesta lo relaja lo suficiente como para centrarse en el problema principal. Los penitentes están cerca y todos nos reunimos en el centro de la sala. Me las ingenio para acercarme aún más a Alby.

- Todos atrás – nos dice Newt en voz baja.

Nos tienen rodeados, puedo escucharlo caminar sobre nosotros. Una especie de garra atraviesa el techo y arranca la biga que sostiene esa parte y todo se viene abajo. Algunos de los larchos son atravesados y arrancados de su lugar. La garra que iba destinada a Chuck atrapa a Teresa y los chicos intentan soltarla. Entonces Alby entra en acción y comienza a golpear a esa cosa, hasta que la suelta y se cae la inyección de su suero. Teresa ya está a salvo, así que ahora yo entro en acción. Tomo una lanza improvisada que se le cayó a uno de los chicos. Me acerco rápido a Alby, lo tomo de su camiseta y con fuerza lo tiro al suelo evitando que la garra lo alcance. El penitente asoma su cara en el agujero y aprovecho esta oportunidad para atravesarle la cabeza con la lanza. Y en poco segundos se escucha el sonido hueca de esa cosa cayendo muerta. 

Una Odisea DimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora