-Cinco días... Solo cinco días más -murmuraba la joven mientras se quitaba la ropa de lana y la lanzaba a su cama. Se iba a dar una larga y tranquila ducha. Su cabello largo y negro cubría sus pechos pequeños y su mirada serena se paseaba por la habitación. Ya deseaba que pasaran los días a la vez que observaba el reloj de pared que marcaba las doce y media de la noche. Diez de septiembre, la luna estaba próxima a su perigeo y aquello le fascinaba y simultáneame le aterraba.
El agua comenzó a calentar en la tina vieja y mugrienta mientras esperaba tranquila sentada sobre el inodoro balanceando ligeramente sus pies. No quería verse al espejo y percatarse del notable mal aspecto que poseía. Cada vez su rostro se tornaba más macilento y enfermizo con unas prominentes ojeras negruzcas y la piel tan translúcido asimilando la de un cadáver. La humanidad se iba perdiendo con cada paso que marcaba el segundero y ahí, encerrada en el baño podía sentir esa fuerza agigantándose considerablemente. Sus manos fueron a su cráneo y sus uñas se enterraron en las raíces de los folículos capilares como dagas. Su cabeza le reventaba y un chirrido espantoso, similar al que hacen los cubiertos al rasgar la superficie áspera del plato, le taladraba los oídos. Un aullido de dolor y una punzada a su espalda la hizo dejar el inodoro para caer al suelo y agonizar. Jadeaba incesantemente mientras imploraba al cielo que ese ruido infernal cesara.
-¡Basta, basta, basta! -imploró la joven con voz cavernosa y con lágrimas en los ojos arrastrándose por el suelo.
El sonido aminoró cosa que tranquilizó a Leena y volvió a incorporarse. El reflejo que contempló en el espejo era denigrante. Una joven de aspecto enfermizo y ataviada de locura con una enorme cicatriz en su rostro que acababa con su supuesta belleza impura.
Deseaba destrozarle el cuello con toda su alma a esa policía al contemplar la herida en su rostro y hombro, que se mantenía como un hueco oscuro en su piel de porcelana. Aún la superficie allí permanecía sensible y no podía tocarla sin que le molestase.
-El poder de la plata contra los lobos es impresionante -murmuró Leena mientras sus dedos tocaban con suavidad el contorno de la herida por donde pasó la hoja de la daga-. Si tan solo esa daga hubiera perforado más abajo, hubiera comprometido mi corazón y acabado con mi sufrimiento.
Era contradictorio. Leena ansiaba morir y su instinto no se lo permitía. Gracias a los libros de investigación de Craig Sanderson había descubierto el porqué de aquello. Los licántropos, al ser criaturas puras de instinto pueden ser sometidas por el lobo que llevan en su interior cuando se trata de su bienestar, por lo que son incapaces de decidir morir o no. Tenían que matarlos con plata o que su tiempo de vida culmine...
Leena entró a la tina con el agua caliente cobijando su menudo cuerpo y mente.
-"Nam et lupus, in hoc rubeum luna eius mors et vita" -declamó la joven mirando al techo aquella frase en latín que el catedrático había escrito a un lado de documentos arameos sobre los "hombres-bestia".
Leena sabía lo que eso significaba, pues tenía un ligero conocimiento de latín desde que vivía en Grecia. Pero en sí, ¿qué quería decir con aquello? Aún no podía descifrarlo.
-Yo nací lobo por mis dos hermanos gemelos. Me desarrollé como un monstruo en el vientre de mi madre y jamás la conocí porque...yo la maté desde el interior -sollozó con el goteo del grifo en segundo plano y las lágrimas rodando por sus mejillas-. Desde antes de nacer yo ya estaba condenada a matar. La luna me había elegido y para nacer yo tuve que acabar con mi propia madre absorbiendo toda su energía y matándola en el parto...
Era la conclusión que había llegado. Desde antes aquella idea paseaba por su mente pero el momento con Travis le había hecho olvidar aquello. Leena se sentía más que culpable y su cuerpo se erizaba entre la calentura del agua.

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Teratos: Luna Roja (EDITANDO)
Werewolf★COMPLETA★ ¿Saben lo que es ser un verdadero licántropo? No es como lo narran... La vida de un hombre lobo esta llena de dolor, angustia e ira... La gente creía que era un asesino en serie, otros un animal salvaje como un lobo u oso enfurecido. L...