Han pasado semanas desde que me dieron de alta y me han llevado a mi apartamento. En todas esas semanas Jeff a venido a visitarme a la medianoche. También he vuelto al laboratorio. Ahora estoy sentada en el marco de la ventana esperando de Jeff. Cierro los ojos y a los pocos minutos siento un soplido frío en mi cuello, abro los ojos para encontrarme con Jeff parado enfrente de mi.
-Hola, princesa- saluda sonriendo, imito su gesto.
-Hola, amor- pongo mis manos en sus frías mejillas para besarlo, él pone sus manos en mi cintura.
-Nena, te necesito- murmura entre el beso. Gimo al sentir su lengua tocar la mía. Toma mis muslos y me carga, enrollo mis piernas en su cintura. Camina hasta el sillón y me recuesta allí, sus besos van a mi mejilla y de mi mejilla a mi cuello mordiéndolo, chupándolo y lamiéndolo. Mi respiración se agita. Tomo su cabello pagándolo a mi cuerpo.
-Oh, bebé, no sabes cuanto te he extrañado.
-Dios, Jeff.
Sube mi blusa dejando mi vientre al aire, baja hasta poder morder, besar y lamer mi vientre. Arqueó mi espalda ante sus caricias. Saca mi blusa y baja las copas de mi brasier, toma mis duros pezones entre sus dedos y los retuerce y jala.
-Bebé- gimoteo, acerca sus labios a ellos erizandolos con el frío de su piel. Su lengua se enrosca en uno de mis pezones, arqueo mi espalda ante su toque en mis caderas. Mis manos viajan desde sus brazos hasta sus hombros, después lo bajo hasta sus caderas y quito su chaqueta. Sin dejar mis pezones baja mi pantalón de pijama, sus dedos van a mi punto sensible y hace círculos en el. No dejo de gemir ante sus tactos.
-Me voy a correr, Jeff- gimoteo.
-Oh, no princesa, aún no.
Deja mi vagina y mis pechos y se aleja de mi, se pone de pie y se quita el pantalón. Baja mis bragas, se vuelve a subir en mi, abre mis piernas y sin avisar me penetra duramente haciéndome gritar.
-Más, amor, más- grito, mis manos van a su espalda y la rasguñan haciéndolo gruñir en mi oído.
-Amor, estoy apunto de ahhh.
Comienza a penetrarme cada vez más rápido y profundo hasta que con un grito me corro.
-Dios- murmuro.
-Yo no he llegado, linda- me recuerda al oído. Me carga y me acomoda en 4 patas. Me penetra y así seguimos toda la noche, cobrando todas esas noches perdidas que no pase junto a él.
-Te amo .
- Y yo a ti, amor.