Capítulo 12: La apuesta.

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Caminábamos hacia la puerta principal. Adam está sumamente nervioso y feliz a la vez, ¿tan enamorado esta? Al parecer, lo agarre de los codos y luego sus manos para voltear y mirarlos. Y sí están sudando, lo suelto y luego salimos del castillo.

-¡Pequeña!- escucho la voz de Emm, miro atrás de mí y ella intentaba ¿trotar? O algo por el estilo.

-Hola- dije acompañado con una sonrisa.

-¿A dónde van?- pregunta acercándose a nosotros.

-Iremos al pueblo- responde Adam.

-¿A ver a Sophia?- pregunta Emm.

-Sí, hoy es su cumpleaños-dijo sonriente.

-¡Qué bueno!- gritó- quiero que lleven a Mark, quiero que salga de su ''habitación''- hace con los dedos las comillas- pero sabemos que no es cierto, es su guarida- susurró.

-Está bien- respondió Adam, cada vez que voy a responder él responde- ¿Dónde está?- le buscó con la mirada. Luego que dijera eso Mark apareció detrás de Emm, le puso al lado de sus madre y giró los ojos- ah- agrego- ¿nos vamos?

-Sí- afirme. Vi a Mark por última vez y él nuevamente giro los ojos, se puso sus audífonos y sus manos en sus bolsillos.

Caminamos por el largo camino hasta llegar a donde están todos los vehículos que existen, Y vaya que tienen muchos. Las mayorías son limusina. Vi a un señor trajeado, bien serio al lado del vehículo correspondiente en donde iremos. Si que toman bien su trabajo, la seriedad se le sale de tan lleno que está, subimos al auto. Yo me posicione en el medio del auto, no porque quiera, sino porque Adam dijo: Primeros las damas, y me hizo un gesto para que entrara y Mark por el otro lado hace horas había entrado. A él no le importaba nada, solo estaba metido en su mundo acompañado con músicas. Adam por el otro lado estaba feliz, emocionado, nervioso, animoso, etc. Todo por ver a su amada. Yo sólo estaba contente con visitar el pueblo, es la primera vez que salgo del castillo, debería ser rapunzel, ya que ella jamás salió del castillo, hasta un determinado tiempo. Yo desde que llegue no salí, aunque sea toqué el césped.

El pueblo queda lejos del castillo, yo solo quería llegar, no me acostumbro estar tanto tiempo quieta. Lo impresionante es que hasta este momento me sorprende, cuando venía de Londres en avión me quedé quieta. Los minutos pasaban, Adam se cansó de parlotear que su amada novia es perfecta, yo por otro lado le preguntaba cosas y no me callaba. Pero luego Adam dejó de hablar y yo también, solo porque él dejo de hablar, tampoco puedo hablar sola, aunque a veces lo hago, pero cuando estoy sola, no cuando hay semejante gente alrededor mío.

El sol es potente, entra por las ventanillas del vehículo, aunque tenga el polarizado, de igual forma la luz potente cruza el vidrio de ésta. Los arboles aumentaban cada vez más cuando no acercábamos hacia el pueblo. Ya sé por qué Adam no quería irse en a pie, es bastante lejos. Pobre niño que no que solo ve a su amada cada tres meses, raro que una relación resista a esta situación, fiel ante todo. Sí los libros me enseñaron, fue que no existen más estas clases de hombres. Al parecer Adam esta en extinción, prometo cuidarlo y no dejar que se separe de su novia. Jamás. 

Mi emoción se aumentó cuando vi las pocas casas que se acercaban. Parecía una niña emocionada e impaciente para llegar al parque de juegos, miraba por las ventanillas y observaba cada casa. Siempre me gusto enumerar las casas por color. Blanco y gris, no sé por qué, pero siempre fueron mis distracciones. En total había 68 blancos y 55 grises esos fueron los que pude contar, y los que estuvieron a mi alcance. Hasta que llegamos, la emoción de Adam es impresionante, es peor que la mía pero no lo culpo es su ''amada novia'', o mejor dicho ''su novia perfecta'' como él lo había dicho.   

-Llegamos- dice Adam con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo como tal turista empecé a observar cada detalle que me proponía mi vista. Nos detuvimos frente de una tienda de flores. Obviamente compraremos flores por que Flores lo comprara. No sé por qué pero me causa tanta gracias, me encanta mis chistes sin gracia.

-¿Quieres que te cuente un chiste?- le dije a Mark porque él era el único que estaba cerca. Pero él no respondió nada, me escucho pero me dejo allí como toda pelotuda. Le codeé para que me hiciera caso, se saco sus audífonos y me alzo un lado de su ceja para que hablara- ¿Quieres que te cuente un chiste?- de nuevo no respondió nada, se puso sus audífonos de satanás y me dejo allí de nuevo.

-Me aguantare el ánimo que me queda- dijo luego que le mirara mal, seguro se dio cuenta de mí mirada.

-Te prometo morirás de la risa- dije codeándole para que me hiciera caso de una vez, él de nuevo sacó sus audífonos.

-Si me cuentas un chiste me dejaras en paz de una vez- dijo mirándome fijamente, da miedo mirarlo a los ojos, ¿tan frió es?. Nuevo apodo Rey de hielo, noh mejor arrogante.

-Está bien, te dejo en paz señor arrogante- dije sonriendo- ¿Sabes por qué compraremos flores?- comencé, él negó con la cabeza- porque comprara Flores- me miro con el ceño fruncido mientras yo estallaba de la risa- te gusta- dije codeando mientras reía.

-¿Tenia que reír ya?- dice sarcásticamente. Es un arrogante el 100% de su ser.

-¡Ay! que arrogante sujeto- respondí, el giró los ojos- te apuesto que haré reír a ese sujeto con este chiste- dije apuntando por el señor de traje que tiene la cara bastante seria.

-Está bien- se interesó de repente.

-Está bien, está bien- dije imitando su acto- ¿trato hecho?-le pasé mi mano como una apuesta justa, el frunció el ceño y miro mis manos.

-Te diría que no apuestes esto, pero quiero ganar- dijo con confianza y tomó mi mano e hicimos la apuesta.

-¿Quién eres tú para saber si ganaras o no? No sabes nada, te ganaré- dije yendo junto el señor uniformado- Hola, ¿Smit? Señor Smit, quiere que le cuente un chiste- le dije muy amable, pero respondió nada, solo permaneció en su lugar con la mirada en alto- Bueno aquí vamos. ¿Sabes por qué compraremos flores?- pregunté pero no recibí ni la más mínima atención, pero igual continué- porque comprara Flores- me eche a reír, pero él no me dio ni la mínima atención. Odio perder.

-Te lo dije- dice victorioso, giré los ojos con fastidio, no tenia que apostar, es una mal chiste, el peor de todos, de todos no hay peores.

Esas palabras hacen que me enfade, soy muy terca con esas clases de cosas.

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Hola, hola, hola, hola.

¿Cómo están? ¿Bien? ¿Mal?

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¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora