¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]

Capítulo 39: No le gusta las sorpresas

Diciembre 31; quién diría que el año ya acabaría, y quién diría que no sabía que hoy era el cumpleaños de Mark, no tengo del todo la culpa. No me había dicho, tampoco no lo culpo; ni uno de los dos hablamos de ese tema.

Aunque esté desesperadamente desesperada (traficando rimas) buscando qué regalarle. No lo vi en todo el día, su padre le llevó con él y no lo ha traído aun. Según Emm su esposo lo distrae para la fiesta.

Caminado por los pasillos del castillo en busca de su madre nuevamente, casi corriendo sería la palabra correcta. Una silueta con pelo enrulado, no definía bien si era hombre o mujer. Jack.

— ¡Jack!—llamé su atención.

No lo volví a ver desde la pijamada junto a Joey, ellos (como me contó Mark) se fueron a su casa y no volvieron. Supongo, repito, supongo que el señor Aspen se haya enterado. Pero no se dignó a enviar una carta, un mensaje de texto o venir personalmente aunque sea decir un "Hola, ¿lo siento?", supuestamente quería capacitar la relación entre padre e hija, pero ni se presentó a estar los últimos días de mi vida. A eso creo que lo llama ser padre ¿no?

—¿Cómo estás?—dije con una sonrisa. Me abrazó

—Perdón—susurró. Se apartó y vi como sus lagrimas caían más rápido de los que caen del cielo.

—¿Qué te pasa?—dije secando la mayoría de sus lagrimas.

—Me he acostado con Joey—formé una "O" con mis labios, quería reír pero al mismo tiempo siento lastima por él.

Me reí.

—¿Por eso lloras? ¿Por perder tu virginidad... —reí y luego me posicioné seria—o tu dignidad?- estallé de la riza.

—Que quede claro; esta es mi décima vez—dijo con orgullo—. Y sí, mi dignidad está muerto.

—Eres... eres peor de lo que pensaba.

—Ahora a lo que vine—arreglo su cabello—. Papá estuvo en reposo, y... Ya sabes...

—Se supone que tú eres el que vive con él, yo no sé ni si cuando tira un pedo suena o huele terrible. Tú deberías "Saber"— imité en la forma que habla.

—Pensé que notaste que... no te envió nada, ni te llamo o algo—alzó los hombros.

—Ah.

—Sabes qué, me voy... no porque no te quiera ver —fruncí el ceño—sino iré a hablar con Emm.

Y eso es lo que hace; se va.

Ahora lo que tengo que hacer; es buscar un solo regalo, uno que le gustara a Mark. Algo que no tenga, pero la pregunta es ¿qué es lo que no tiene? Supongo que tiene de todo.

...