Capítulo 35: Cruel pero cierto

2.6K 182 107
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me ruboricé hasta los talones, en mis manos tenía las palomitas. Agarré como un puñado de ellas, la metí a mi boca, y mastiqué.

-Yo también- dije aun teniendo las palomitas en mi boca.

Miré a Adam sonriendo más de lo normal, alzando y bajando con sus cejas. Sebastián jugaba con sus cejas como si de estas se trataran una montaña rusa, literalmente. Miré de nuevo a Mark, y una figura se formó detrás de él, haciendo que mirara hacia él. Jack comía las palomitas lentamente sonriendo, como todos en la habitación. A veces quisiera que una chica esté aquí.

Parecía que había pasado como miles de horas, pero era más rápido que un chasquido de dedos, sin que se esperara de eso, la ventana se abrió. Haciendo que todos miremos hacia ella, el frío se adentró en la habitación, haciendo que me abrace a mí misma. Fui para cerrarla, me estiré hacia la derecha para alcanzar una de ellas, cuando lo conseguí fui por la otra, pero una mano ya la tenía. Mark termino cerrando las ventanas.

-Quería ser cool, y también grité lo que sentía- terminó cuando cerró las ventanas-. Y ¿qué hacen?

-Estoy comiendo palomitas- él agarró un puñado de ello y empezó a comer-, mientras me cuentan sus amores, problemas. Lo que sea que me contaban, yo solo comía las palomitas. Son más importantes las palomitas, creo que se enamoraron- dije comiendo las palomitas, ya en mis manos porque no estaban tan calientes como antes.

-Suena interesante- se colocó bien sus lentes, que tenía encima de la nariz-. Y cuéntanos de sus problemas- se sentó en el borde de la cama.

-Yo me uno, tengo tantas cosas que contar- dijo Jack adentrándose a la cama.

-Vamos por orden por favor- sonreí al escuchar eso de la boca de Mark, parecía un psicólogo profesional.

Acerqué una silla de madera similar a la que Jack lo había traído (y hay que recalcar que estaba muy lejos comparado a la silla anterior). Agarré la almohada azul pastel que tenía la silla y por fin me senté en ella. Observé, como hablaban. Yo por otro lado, comía feliz.

Todos sentados en la cama, tal pijamada de niñas, contando sus problemas con cada uno y resolviendo. Sonreía como cada uno se veía tierno contando sus anécdotas de sus sentimientos. Mark era el psicólogo en estos momentos, serio y escuchando cada palabra, observando cada movimiento de ellos.

Mis palomitas se enfriaban y no eran tan buenas como suelen ser calientes, pero les diré una cosa. Jamás tires una comida, jamás de los jamases. Seguí comiendo, no tiraría algo tan delicioso, esto es la vieja confiable cuando hay un problema (aparte de las películas).

-La morena- dijo Mark pensativo-. ¿Aquella la del parque? - preguntó estirándose para agarrar unas de mis palomitas, y cuando digo mis es como si me quitara a mis bebes. Con confianza los alejé de él. Haciendo que me mirara, desvié la mirada supuestamente atendiendo las palabras de Sebastián, aunque fue inútil. Miré a Mark clavando sus ojos por los míos, sonreía embobada, no oculté eso, no podía. Su mirada estaba oscura, como si escondiera algo. Aparte de que están cristalinas, algo que raras veces él dejaba ver, mis labios se formaron en línea recta.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora