Epílogo: Es solo cuestión de abrir los ojos

5.1K 245 98
                                    




¡AQUÍ EXPLICOMO POR QUÉ TERMINA DE TAL FORMA!

HOLA COMUNIDAD NARANJA.

Obviamente que aquí explica como termina si es el epílogo. Te amo, no me odies, pero hay que cerrar ciclos, Sabrina murió en los brazos de Mark, que trite ¿no? ¿Pero y si no?

Bueno, sin nada más que decir, solo baja y lee.

-------





La luz naranja entraba por mi ventana, el atardecer se volvía noche.

¿Qué diablos fue todo esto? Debo llamar a Adam, Jack y a mamá.

Me levanté con prisa de la cama. Intenté recordar todo intenté salir de la pieza, hasta que escuché la voz de mamá.

—¡Primeramente debes arreglar tu cuarto y luego saldrás de ahí señorita! — creo que está abajo.

—¡Es algo importante! —grité como loca, seguro los vecinos llamaran a los policías para ver qué pasa en mi casa, y eso que solo nos gritamos por pereza.

—¡Quédese ahí! — giré de los ojos y para hacer más rápido todo comencé a hacerlo.

Comencé con la cama, estirando las sabanas y frazadas y luego terminé con las almohadas. Miré mi alrededor y creo que lo único desarreglado fue la cama.

¡Terminé!

Me emocioné con tan poco, di un brinco de felicidad. Bajé las escaleras con rapidez, no caí como la última vez que me emocioné y apuré.

—¡Mamá, mamá, mamá! — grité buscándola, por la sala y fui a la cocina.

—Por fin despiertas— dijo sacando algo del horno que se trata de galletas.

—¿Cómo que por fin despierto? — dije sentándome en la mesa que estabas en frente suyo.

—Ayer dormiste a las una de la tarde después de llegar del instituto y es las— miró su reloj— las cinco de la tarde, son muchas horas— puso las galletas en un recipiente—, pensé que habías muerto.

—¿Y no lloraste?

—No— alzó sus hombros.

—Dramática —reí.

—Y de nada por justificar tu ausencia— me guiño el ojo— Adam pasó por aquí después de salir de clases y preguntó por ti, y le dije que estabas durmiendo— se hizo la indignada—, no me creyó que estabas durmiendo...

—Mamá ya nadie te cree desde la última vez — dije agarrando una galleta con chispas de chocolate.

—Recuérdame que no lo recuerdo— dijo burlona.

—Nos habías dicho que irías al trabajo ¡y no nos contaste que ibas a una cita! Eso fue la traición hacia tu hija mujer— dije mirándola.

—¿Ya una mamá luchona no puede tener citas sin que nadie se entere? — preguntó sacando las naranjas de la heladera.

—Pero podías por lo menos contarme a mí— resalté la última palabra— a tu hija.

Suspiró agarrando la licuadora.

—Sé cómo eres, y tú te emocionarías más que yo y le contarías a él— contaba las naranjas.

—Claro que no señora— me defendí arrugué mi nariz.

Giró hacia mí con una cara de "ay sí cómo no".

—Hablando en serio, ¿qué era lo tan importante? — dijo entre comillas la pregunta girando hacia mí.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora