Capítulo 42: Tomé clases de actuación

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—Sería mejor e interesante si respondieras— habló Sebastián, saliendo del auto

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—Sería mejor e interesante si respondieras— habló Sebastián, saliendo del auto.

—Es un si o un no— dijo Mark aun arrodillado.

—Habla mujer— esta vez Adam abrió la boca.

Situación incomoda, es una situación que todos conocemos en un punto de nuestra vida.

Ay, como si fuera que no la conocieran.

Las palabras: —Sabrina Aspen, ¿quieres casarte conmigo?

Aparte de llenarme con las famosas mariposas en el estómago, me produjo un dolor en el pecho, que en el momento quería llorar.

¿La razón? En realidad, no lo tengo fijo. Aún.

Aún sigo perpleja si se lo preguntan, es como si tuviera pánico y me quedara ahí parada sin nada que hacer.

Tragué saliva y con ella se fue las palabras que tenía en mente, hace no tantos minutos.

—No.

Fue lo que pronuncie haciendo que levantara del suelo, no me siento cómoda en esa situación.

Sus ojos se abrieron en par, a la vez frunciendo el ceño confundido.

—Mejor los dejamos solos— dijo Adam saliendo del auto empujando a Sebas para que se fuera con él. Miré hasta que desaparecieran por los árboles.

Lo miré a los ojos.

Él ya tenía la mirada en mi confusa e inocente para su edad, sonreí puse mi mano derecho por su mejilla del mismo lado.

—Te quiero— dije y sentí correr la gota de lagrima sobre mis mejillas.

—¿Por qué no? —puso su mano sobre la mía sacándola de su mejilla.

—No quiero lastimarte— dije mirando sus manos sujetando los míos.

—¿Cómo que me lastimaras? — soltó un lado de mi mano para levantarme el mentón para poder mirarlo.

—No quiero que quedes viudo— sonreí, aunque esté en un momento serio me causó gracia.

Por otro lado, él, ni gracia en su rostro. Más serio de lo común.

—Ni sabes si morirás Sabrina— dejó de sostener mi mentón—, apenas sabemos que estás enferma. No sabemos qué enfermedad tienes, no digas cosas que no quieres que pase. —me miraba fijamente— Aunque si supiera que morirías igual te pediría que te casas conmigo.

Por un rato dejó de hablar.

—Me arriesgaría por ti.

Este muchacho me saca de mis casillas.

Lo abracé fuerte, el sentimiento ese de querer que las lágrimas pararán era lo único que quería.

—Sabrina yo no te quiero— susurró. Hace un momento me pidió matrimonio y sale con que no me quiere—. Yo te amo.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora