Capítulo 40: Sabrina, cuéntanos un chiste malo

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Matt entró en la habitación

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Matt entró en la habitación. Mark tenía la miraba baja, estaba sin ánimos, tocando sus nudillos, nervioso. Es la segunda vez que lo veo así, y eso que no recuerdo cuando fue la última vez, ni el porqué.

Matt caminó lentamente mirando su libreta teniendo entre los dedos un bolígrafo que agitaba con ellos, cuando llegó a tres pasos míos levantó la mirada con una sonrisa. Mark guio sus ojos hacia él con la mandíbula apretada, sin ninguna emoción.

Miró por última vez su libreta en mano y escribió en ella, mirando aquel monitor cardíaco.

— Sé que estoy que arde, pero me molesta que me miren demasiado—dijo sonriendo de lado mirando su libreta de metal.

—No estamos de humor Matt—dijo Mark mirándome.

—Está bien. Bueno creo que estas... mejor. Dentro de algunas horas te harán algunas revisiones médicas, muuuuy aburrida, pero el doctor es muy divertido, aparte de ser guapo.

—¿Quién será el doctor esta vez? —pregunté mirándolo, el sacó la mirada de su cuadernito y me sonrió.

—Yo, ps ¿no ves? —se apuntó—. Bueno creo que ya fue suficiente—se puso serio—, Sabrina te veo en una hora.

— ¿No dijiste en unas horas? —preguntó Mark resaltando la palabra "unas".

—Sí, pero, ¿quién es el doctor, tú o yo?—sonrió, Mark tocó su frente como desaprobación— Yyyy Sabrina, no comas nada.

Con ligeros pasos Matt salió de la habitación cerrando la puerta sin hacer ningún ruido. Miré a Mark quien tenía la mirada en el techo, en la silla que parece una cama (larga y delgada) donde estaba recostado mirando en aquella dirección.

Hice lo mismo, miré el color blanco del techo.

—¿Quieres algo?—preguntó.

—Depende de qué.

—¿Te confieso algo? —dijo sin moverse.

—Cuando quieras—le miré de reojo.

—Tengo hambre, nunca en mis veinte años tuve tanta hambre, es cool decir en mis veinte años—sonrió.

Sonreí.

—Aunque malo a la vez.

—¿Por qué? — pregunté.

—No sé, me estoy volviendo en mi papá—me miró.

—¿Qué tiene de malo?

—Él está viejo— rió— ¿qué no lo ves?—quiso parecer al tono que usó Matt hace unos segundos, rió más al igual que yo.

—Sí, creo que deberías ir a comer—me levante sobre mis codos—. Ve.

—¿No quieres nada? —se levantó de su comodidad.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora