Capítulo 19: La laguna.

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Al ver, nada

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Al ver, nada. Nadie estaba cruzando el umbral de mi habitación, la sonrisa no era esa sonrisa de felicidad, era una falsa, sinceramente. Tenía una corazonada, y como dijo Adam, mis corazonadas no funcionan. Miré de nuevo la nota y luego la arrugue, salí un poco para ver si en realidad nadie se encuentra en este lugar. Miré a la izquierda pero nadie, nadie ni un fantasma alegre por atormentar, miré mi derecha y la puerta de Mark está abierta con la luz prendida. El pasillo está oscuro y la única luz encendida era de la Habitación de Mark -A excepción de mi pieza- el silencio es increíble. Puse en marcha mis pasos para asomarme a la habitación de Mark.

«¿Mark Phillips es el anónimo? ¿Él el anónimo? Ni con la rosa de Guadalupe, Sabrina, sería el de la nota. O ¿Sí?» me dije en mis adentros mientras mis pasos se acercaba más y más a la habitación de Mark.

Al dar el siguiente paso para agarrarme del umbral y asomar mi pequeña cabeza y mirarle si es él. O mejor dicho espiarle. Él estaba tirado en su cama, con un libro en la mano y unos lentes redondos cargaban su nariz, sus benditos -nótese sarcasmo- audífonos colgaban de sus oídos. Le observe detalladamente, con ese detalladamente te digo que me quede estática sin moverme y solo pensé.

«Él no podría ser el anónimo, ¿o sí?» «Él es muy cerrado, y solo está en su mundo, no, no es el anónimo. Definitivamente no es» Como les decía, solo pensaba.

-¿Qué hace aquí?- preguntó con el ceño fruncido, se sacó sus lentes y bajo su libro.

-N...no, nada, s...solo ya me voy- dije más nerviosa que una chica frente a su amor platónico. Me sonrojé hasta los talones, la vergüenza es impresionante, me descubrió espiándole. Dios ¿Cómo puedo ser tan... Aish Dios -¿Usas lentes?- pregunté escondiendo mi vergüenza, pero eso creo que no será posible.

-Sí - dijo seco.

-Ok, ya me voy- dije caminando hacia mi pieza.

Tenía que ser Sabrina Aspen. Me di media vuelta con la mirada abajo dispuesta a dar mi primer paso hacia mi habitación. Tenía la mirada muy concentrada en el sedoso piso hasta que una fuerza sobrenatural -no tanto así, pero lo sentí de esa manera- choqué por algo, toqué mi cabeza y vi unos tenis de color blanco. Antes que explote de enojo y salga las mil palabras que tenía en mente, subí la mirada y no choqué por algo, sino por alguien. Era un chico de cabello castaño, no lo veo con exactitud, este pasillo está completamente oscuro, pero si puedo distinguir su color de cabello y piel, la piel lo tiene blanca, pero tampoco la pavada, el de Mark es más blanco; peor que Blanca nieves, fuera de joda, sin mentiras amigos, les prometo que no exagero.

Creo que con su belleza tapó mi enojo.

-Lo siento- dice tocando su nuca y luego me pasó su mano para ayudarme a levantarme, una vez en pie, sonríe y su sonrisa es perfecta. Me embobe siendo sincera- Mi nombre es Sebastián- me pasa su mano.

-Mucho gusto Sebastián- hice el mismo gesto- mi nombre es Sabrina.

-Solo llámame Sebas- dijo acompañado con una sonrisa.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora