Capítulo 38: ¿Sabrina? ¿Mark? ¿Están bien?

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Lo miré a los ojos y sonreí, sentí algo en mi pecho no es algo que duele, sino, es algo que siento cada vez que leo algo cursi en los libros

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Lo miré a los ojos y sonreí, sentí algo en mi pecho no es algo que duele, sino, es algo que siento cada vez que leo algo cursi en los libros. Se le puede decir ¿Felicidad? No sé pero se siente bien. La sensación es increíble, no pensé que  llegaría a este punto. Además ni sabía que existía esta linea amarilla que separa dos ciudades. Me detuve a observar el letrero donde decía Bienvenido a Grondow, hasta pronto Felxid. Se dirigían a dicha  ciudad como una persona. 

No dije nada desde que Mark dijo: 

— Estas entre Grondow y Felxid—dijo sonriendo—. Estas en dos ciudades a la vez.  

Me quedé muda, sin imaginar o tratar pronunciar alguna palabra, estaba más cómoda sin decir nada. Y dejar que la ocasión de ese momento se vea sola, quería que se detuviera el mundo y quedar a pensar en todo. 

Estaba tan enganchada en mis pensamientos, y no me di cuenta en la situación en donde me encontraba. Fui capaz de captarlo gracias a Mark, que aclaró su garganta y movió su mano enfrente de mi rostro haciendo que parpadeara un par de veces, antes de sacudir la cabeza.

— ¿Y?— preguntó algo incomodo, y eso que no se nota de seguido.

— Siendo sincera...— insinué que no era de mi agrado—. Me encantó, pensé que solo harías sobre los diez libros. Y para ser aun más sincera; no tenía ni la menor idea que existía está línea amarilla que separaba dos ciudades— miré aquella línea amarilla— . Simplemente gracias—lo abracé fuerte. Sentía que estallaría de llanto, no de tristeza, sino lo contrario.

— Je, je— comenzó—. Ni yo sabia sobre esta línea— puso su mentón sobre mi cabeza— pero, solo quiero cumplir tus sueños que algún día quieres realizar, ya sabes, antes de...

No terminó su terminó, no lo culpo. Tampoco soy capaz de pronunciar "muerte", aunque si lo puedo pensar. Me hace daño, y conste que no solo a mí.

Deposité un suave beso sobre sus labios.

— Y, eso no es todo— dijo sonriente (aun no me acostumbro a eso)— ven— dijo acercándose a su vehículo sin dejar de entrelazar nuestras manos. Abrió la puerta del copiloto y se agachó un poco adentrándose al interior del auto, abrió una caja y sacó algo parecido a una pegatina—. No te mentiré pero me costó encontrar esto— me mostró—. Fue duro encontrar algo parecido a Felipe...

— ¿Felipe?—pregunté mirándolo.

— ¿Qué? ¿Felipe? ¿Yo dije Felipe? Yo no dije Felipe... Mira, donde lo quieres—cambió de tema, dirigí mi mirada en aquello que tenía en su mano era un tatuaje en forma de sticker.

— No sé— dije insegura al ver aquella figura de un perrito tierno.

Se posicionó detrás mío, llevó su mano sobre mi hombro y hizo contacto sus dedos con el final de mi hombro desnudo (aunque me muero de frío). Depositó un beso que me erizó la piel, despegó el sticker de su papel blanco y lo colocó entré mi hombro y mi espalda. Me giró hacia él y me miró directamente a los ojos.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora