Capítulo 29: Perdón

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Para qué mentirles, no tengo la necesidad de verlo, no estoy emocionada por verlo, ya no soy aquella pequeña Sabrina, que se emocionaba hasta los talones cuando regresaba del trabajo

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Para qué mentirles, no tengo la necesidad de verlo, no estoy emocionada por verlo, ya no soy aquella pequeña Sabrina, que se emocionaba hasta los talones cuando regresaba del trabajo. Hay algo en él que ya no nace como antes. No quiero despreciarlo, pero...

—Hola— dijo acercándose.

—¿Qué haces aquí? — dije con desprecio, eso de ser mala nace dentro de cada uno, aunque dices que no lo eres.

—Vine a ver cómo estás— se propuso a decir.

—James, ¿qué haces aquí? —pregunté de nuevo.

—Salgamos necesitan hablar— dijo la señora Phillips. Y todos obedecieron.

—Ya te dije pequeña— se sentó en el lugar de Mark.

—Ya no me digas pequeña— dije mirándolo fijamente.

—Me enteré que estabas enferma...— se calló

—Y te preocupaste— dije mirando otro lado, no soy tan valiente de mirar sus ojos marrones secos.

—Sí.

—¿Ahora te preocupas? Justamente ahora. ¿Y todos estos años que fueron? — pausé—. Ah claramente nada, la muerte de mamá no fue nada para ti, de seguro. Claro.

—No es así— dijo bajando la mirada.

—Ay, y dime, mamá fue la que te dejo, y tú me dirás la versión original. Y ¡Pum! Todos felices, padre e hija— sonreí amargamente— y que yo decía que era muy imaginativa.

—No hay la versión original de la historia— dijo mirándome, yo no lo podía mirar, me daban ganas de llorar—. Solo vine a disculparme.

—Oh, claro. Con una disculpa arreglaras todos los días sin tu presencia, las gotas que caían de los ojos de mamá, y déjame decir que, esas lagrimas fueron en vano. Y lo más importante de todo, de la presión baja que le agarro, tuvo su enfermedad, y déjame decirte otra cosa, a ver si así, te sientes más mal. Fue tú culpa que haya muerto— me daba tanta furia hasta decía lo que creía y no sabía si era cierto, me daba tanto dolor, y tenía que culpar a alguien. Y una lagrima solitaria y para completar, seca, se deslizó por mi mejilla, hasta tocar la frazada.

Sé que lo que dije está mal, no quiero que sufra, no sé que dije, solo salió de mis labios.

—Sé que me odias— dijo agarrando mis manos.

—No te odio, ya no me agradas— dije soltándolas.

—Pero soy tu padre, eso ya no lo puedes quitar.

—Lo sé— dije posicionándome bien para verlo—. Justo cuando ya te estaba olvidando, tenias que llegar, ¿Es tan difícil olvidarte de mí e ir con tu nueva familia? Así, ya no sufriré viéndote.


—Creo que debiste tratarlo un poco mejor— dijo Mark mirando las estrellas. Ya que no volvíamos al hospital debimos buscar un sitio parecido a ello, subirse en lo más alto del castillo, se parece un poco. Pero solo falta la escandalosa discoteca, aunque no tengo permiso para estar aquí—. Ósea, se que hizo mal en dejarlas, pero vino a endomingar las cosas. Y sobre todo es tu padre— me miró.

¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora