¡Eres Un Estúpido Príncipe! © [EUEP1]

Capítulo 22: Juguemos un juego.

¡Ese bastardo!

— ¿Te sientes mejor? — fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza.

Me sentía un poco rara, me sentía incomoda. Él me miró al hacerle esa pregunta. Nadie se encontraba en la habitación excepto nosotros dos, pareciera que solo existimos nosotros y nadie más. Negué con mi cabeza para olvidar lo que pensaba.

—Bien, supongo— dijo mirando su libro, tomé una silla cerca suyo y me mantuve sentada, ''supongo'' creo que vamos mejorando en las conversaciones que tenemos, siempre es un ''que te importa'', un tanto bipolar el tipo ¿no? Un silencio apareció en la habitación.

— ¿Qué lees? — curiosee, no quería estar callada, es incomodo.

—Un libro— dijo simple.

—Ya sé que es un libro— dije girando los ojos— ¿cómo se llama el libro?

—No te diré— dijo él hojeando el libro.

— ¿Por qué? — pregunté inclinándome hacia él para observar de que trata él libro.

—Porque...— pausó— no.

—Está bien, está bien— dije mientras me cruzaba los brazo y me recosté por el asiento incomodo por cierto, pensé un rato, mis vagos pensamientos eran tan profundos. Hasta que aterricé y recordé que no sé el camino regreso a casa— Mark— llamé.

— ¿Qué? — dijo sin sacar su mirada del libro.

— ¿Sabes dónde queda la casa? — pregunté admirando su perfil... mirando, sí eso, eso fue lo que dije.

—Sí— dijo seco. Busqué entre mis bolsillos mi celular pero no lo encontraba, busque en mi bolso, pero tampoco. Me levanté y observe mejor la habitación.

—Que astuta Sabrina— me dije a mi misma, recordé que he dejado mi celular en el vehículo de Jordan.

—Se sabe— dijo Mark.

—Tú cállate, tú no sabes nada— me miró con el ceño fruncido.

— ¿Me estas retando? —Dijo con una sonrisa— has dejado tu celular, en el vehículo de... Jordan— sus labios permanecieron en una línea recta, ¿y ahora cual es su problema?

Achiné mis ojos y lo miré a los ojos— ¿Por qué dijiste su nombre y cambiaste de actitud? — Luego sonreí— no estarás celoso o ¿sí? — dije riendo.

—No.

—Ok— dije con mi risita— ¿sabes si el hospital tiene un teléfono que me preste?

—Seguro.

— ¡Que respuesta! — dije riendo. Miré por las ventanillas y, el clima está un poco malhumorado, dejó que sus lágrimas llenaran las calles y las personas corrieran para un refugio, otras personas que disfrutan de ellos y lo festejan con un beso bajo la lluvia, mientras otras personas corrían por sus vidas para no llegar ni una gota a sus atuendos.