Escrutinio

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-Tengo hipertrofia cardiaca congénita-suelto de golpe. Sí, mi intención era confundirlo con esas palabras del vocabulario médico y que no preguntara nada. Claramente fracase.

-¿Hiperque?-pregunta.-espera, cardiaca, ¿tienes algo al corazón?-pregunta. Casi ni me mira, es como si sus ojos me traspasaran porque está analizando la información. Ruedo los ojos.

-Es una enfermedad congénita, nací con ella, y si es del corazón. También la llaman miocardiopatía hipertrófica -le digo encogiéndome de hombros.

-¿Estas enferma desde que naciste?-pregunta.

-Si, bueno no exactamente-suspiro, hay muy poca gente que sabe de esto, principalmente porque es complicado de explicar.

-Explícame-dice con el ceño fruncido.

-No es nada, Tom, enserio-le digo moviendo la cabeza. Son intentos frustrados, lo sé, pero al menos debo intentarlo ¿no?

-Explícame-vuelve a decir, y esta vez se cruza de brazos y me mira. Boto el aire, aquí va de nuevo.

-La miocardiopatía hipertrófica es una enfermedad que viene de tus padres, mi papá la tiene-digo haciendo una mueca, aún recuerdo su cirugía.

-Y tu papá... ¿está bien?-me pregunta. Sonrió sin muchas ganas.

-Ahora si-digo.- Le tuvieron que colocar un marcapasos, pero ahora está bien.

-Yo... ______, lo lamento, jamás pregunte por tu familia-dice mirándose las manos, como si estuviera dándose cuenta de lo poco que nos conocemos.

-Tranquilo, no es algo de lo que me guste hablar, la verdad, no se lo cuento a casi nadie-digo, y acerco mi mano a la suya pero me detengo, y queda en el aire. Me mira y yo entreabro mi boca para luego morderme el labio inferior y devolver mi mano a mi regazo.

-Y tú, ¿necesitas marcapasos? ¿Hay cura? No entiendo muy bien que significa-dice moviendo la cabeza.

-Básicamente, mi corazón es más grande de lo que debería ser. Y yo estoy bien, voy al médico cada seis meses para ir chequeando que no haya aumentado mucho, o si necesito comenzar un tratamiento-le digo encogiéndome de hombros.

-¿Y qué tiene que ver eso con que te desmayes?-me pregunta.

-Bueno, como mi corazón es más grande de lo normal, le cuesta más bombear la sangre, por lo tanto cuando se esfuerza mucho, como durante el ejercicio, no logra hacerlo, y la falta de oxígeno hace que me desmaye-digo, intentando explicarlo de la manera más simple que puedo.

-¿Entonces no puedes hacer ejercicio?-pregunta.

-Puedo, pero no algo de mucha intensidad. En realidad, cualquier cosa que implique que mi corazón deba trabajar más puede producirme un sincope-digo con una mueca.

-¿Sincope?-pregunta él.

-Desmayarme-digo. Abre la boca formando una O, está sorprendido.

-Espera, ¿y la cura? ¿Tendrán que colocarte un marcapasos?-pregunta. Suspiro, esta es la parte difícil, y eso que ya omití la peor, pero esta es la segunda peor.

-Eventualmente es posible que me lo coloquen. La verdad es que no hay una cura, lo único que sirve...-digo callándome, me mira y levanta las cejas para que prosiga. Miro mis manos y continua.- Lo único que podría curarlo es un trasplante.

-¿Qué?-pregunta.

-No es necesario siempre, se puede vivir así, solo hay que cuidarse-le digo intentando calmarlo.

-Pero si te falta oxigeno... espera, que pasaría... ¿y si tu corazón se detuviera, eso puede pasar?-pregunta asustado. Lo miro en silencio. Esto es lo que había omitido, pero es inteligente, más de lo que pensaba. Cierro los ojos y vuelvo a mirarlo.

-Eso puede pasar... se llama... se llama muerte súbita-le digo en un susurro.

-¿Puedes morir?-pregunta con voz baja.

-Es una posibilidad remota, en general le ocurre a los que tienen un caso muy severo de hipertrofia-le digo.- Es por eso que voy al médico tan seguido, para que cualquier cambio podamos tratarlo antes de que esté en peligro.

-Pero te desmayas...-me dice susurrando.

-Cuando mi pulso se acelera demasiado, pero eso generalmente no ocurre-le digo.

Lo miro. Tiene esa mirada, esa que quería evitar. Resoplo y miro hacia Martin. Está sentado en el sofá, mirándonos, vigilando. Zendaya y Harrison están bailando (por cierto, se ven ridículos).

-¿Por qué no me lo dijiste?-me pregunta. Lo miro.

-No quiero que me vean como la chica enferma. La mirada de la gente cuando sabe que estoy enferma... tu mirada-le digo señalándolo con la mano.- Sigo siendo yo, con o sin enfermedad.

-Lo siento-dice mirando el suelo.- No quiero mirarte así, con...

-¿Con lastima?-le digo dejando que la decepción se note en mi voz.

-Con miedo-dice. Levanto las cejas.

-¿Miedo de que?-le pregunto.

-De que... de que ya no sigas acá-dice. Su mano se acerca a la mía. Sus dedos rozan mis dedos.

Abro la boca, mi corazón da un vuelco al sentir su toque, pero esta vez no me desmayare. Siento el calor que emana de su mano. Extrañaba eso. Hasta ahora, no me había dado cuenta de cuanto extrañaba mi cuerpo su toque, su calor. Sentía como se me erizaban los pelos, y como una corriente de electricidad recorría mi columna.

-¡GANE!-vitorea Zendaya, haciendo que demos un brinco y nos separemos, porque sin darme cuenta, nos habíamos acercado. Quedo mirándola mientras se burla de Harrison.

-¿Podemos ir a otro lugar?-me pregunta Tom, volteo mi cabeza y lo miro.

-Vamos a la terraza-ledigo.    

¿Los sueños se hacen realidad? (Tom Holland y Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora