Tic toc

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Estoy echa una bolita en la cama, viendo mi teléfono en la mesita de noche. Mis padres no me han hablado. Aun no se revela nada de la noticia. O eso creo. Tengo miedo de abrir mi Instagram. Tengo miedo de salir de entre las sabanas. Me siento demasiado cómoda en esta burbuja cálida, con el olor a Tom inundando mis fosas nasales. Las cortinas abiertas, de par en par, me dejan ver que el día ha amanecido muy nublado, noto como pequeñas gotas de lluvia se pegan en la ventana. Es como si el clima expresara lo que siento. Porque en mi interior, hay una tormenta. Una parte de mí se quiere dejar llevar por el pánico, otra esta histérica por cómo van a ser las cosas cuando vuelva a mi casa, otra está en clara negación y quiere seguir paseando. La que se ha apoderado de mi es la parte cobarde, que no quiere ni salir de la cama, y pretende quedarse ahí para siempre. El sonido de la puerta abriéndose hace que voltee. Tom entra con una bandeja de madera. En ella hay dos tazas humeantes y platos con pastelitos. Me siento, sin dejar de abrazar mis piernas, y observo como camina hasta depositar la bandeja en la cama y sentarse junto a mí. Me mira detenidamente, algo divertido ante mi posición.

-¿No vas a salir de la cama?-pregunta.

-Ya fui al baño a cepillarme los dientes y hacer mis necesidades-le susurro, mirando la humeante taza de chocolate caliente.

-Me refiero a bañarte, vestirte...

-¿Me das una taza?-le pregunto, interrumpiéndolo. Por fin me atrevo a mirarlo. Suspira y estira su brazo para alcanzarme una de las tazas. Me la entrega, y la tomo entre mis manos, muy cerca de mí, para apenas sacar estas de las sabanas.

-Mañana vuelve Zendaya y Martin-me dice Tom. Soplo un poco el líquido y bebo un sorbo.

-Hmm-digo, porque no sé muy bien que responder.

-Hay unos cuantos museos más que quería mostrarte. Tal vez podamos ir hoy-me dice. Bebe un sorbo de su taza. Lo observo.

-No creo que sea una buena idea-le digo despacio.

-Lo que estábamos esforzándonos por ocultar, ya salió a la luz. Puede que aún no hayan publicado un artículo, pero créeme que saldrá. En unas horas, mañana, ahora mismo...

-Vaya, eso es reconfortante-le digo con sarcasmo.

-Me refiero a que ya está todo perdido-me dice. Lo miro con el ceño fruncido.

-¿Esa es tu forma de hacerme sentir mejor?

-Creo que no se expresarme-dice rascándose la nuca- ya no hay nada más que hacer...

-Tom-lo interrumpo, me mira- mejor no digas nada-le digo apretando mis labios, para esconder una sonrisa.

-Solo creo que si ya nos hundimos, toquemos fondo-me dice. Levanto una ceja, incrédula de su capacidad de decir justamente lo que no debe.

-¿Eso le hubieses dicho a los del Titanic?-le pregunto.

-No-dice negando rápidamente con la cabeza.- Dios, te juro que no se que me pasa. Solo quiero decir que todo está mal, y no puede empeorar.

Abre la boca, y grita exasperado. No puedo aguantar la risa, dejo la taza en la bandeja antes de que derrame chocolate caliente en las sabanas y me agarro mi estómago mientras las lágrimas comienzan a escurrir por mis mejillas. Tom me mira como si estuviese loca, pero yo no puedo de la risa.

-Espero que nunca hayas intentado consolar a alguien de luto-le digo calmándome un poco. Entrecierra los ojos.

-Me alegra que te cause risa mi poco tacto-me dice, haciéndose el ofendido.

-Vamos, Tom. Realmente no puedes pretender que no me vaya a reír, si literalmente, cada vez que abrías la boca, peor decías las cosas-le digo, mordiéndome el labio para dejar de reír.

Tom se acerca sin previo aviso y me besa. Lentamente le respondo, con cuidado de no mover la bandeja. Un golpeteo en la puerta nos separa de inmediato.

-Tortolos ¿se puede?-pregunta Sam.

-Si-dice Tom. Tomo la taza y vuelvo a beber de esta.

-Perdón ______-dice, sin apenas mirarme.- Olivia llamo.

-¿Y?-pregunta Tom.

-Dice que al parecer el artículo saldrá en un par de horas-dice, mirándome de reojo.

Mi pequeña burbuja se reventó, haciendo caer todo el peso de la realidad sobre mis hombros. El tiempo de mi anonimato va marcha atrás. Las manecillas del reloj se mueven sin piedad. Mi privacidad morirá en un par de horas, y no hay nada que pueda hacer para salvarla.

¿Los sueños se hacen realidad? (Tom Holland y Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora