Encuentros cercanos del cuarto tipo

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Tom avanza unos pasos entrando a mi habitación. El picaporte de la puerta está entre mis dedos, sudorosos y algo nerviosos. Siento como mi corazón bombea sangre fuertemente, y una leve opresión en el pecho que apenas me deja respirar, pero no estoy enferma, es algo de nerviosismo mezclado con alegría. Tom mira por la ventana, quieto como una estatua. Y yo decido dar el siguiente paso, cierro la puerta.

El sonido de la puerta cerrándose hace que Tom se gire y me mire. Intento controlar mi respiración. Él me mira con la boca entreabierta, y yo muerdo mi labio inferior, y dejo de mirar sus ojos para mirar sus labios. Luego lo miro, y veo en su mirada algo que jamás había visto. Deseo. Se me entrecorta la respiración un poco. La opresión al pecho aumenta, es como si se quisiera liberar.

Nos quedamos mirando lo que parece una eternidad. Estoy inmóvil, sin saber muy bien que hacer. Jamás me había sentido así, ni siquiera con Claudio. Quiero avanzar, quiero correr a sus brazos.

No sé qué gatilla en Tom, quizás mis ojos le dijeron lo que mi boca no pudo. Pero se acerca rápidamente, toma mi cara entre sus manos y me besa. Me besa apasionadamente, como si nuestra vida dependiera de ello. Y yo le respondo. Pongo mis manos en su pecho, sintiendo sus bien trabajados músculos, y me pego a él lo más que puedo, que ninguna partícula se interponga entre nosotros. Baja sus manos por mis hombros, mis brazos y llega a mi cintura, apretándome más contra él. Nuestras lenguas bailan desesperadas, apenas puedo respirar. Subo mis manos hasta su cuello, subo mi mano derecha por su nuca para enredar mis dedos en su cabello. De pronto, no sé cómo, me pega contra la pared, y sus manos recorren mi espalda y mi cintura, hasta que se topan con el borde de mi blusa. Nos separamos un poco, lo justo para mirarnos a los ojos pero que las puntas de nuestras narices se topen. Respiramos agitadamente. Sus dedos toman el borde de mi blusa, y juegan con él. Sus ojos piden permiso. Y al no poder hablar por la emoción, lo jalo hacia mí para volver a besarlo. Eso es todo lo que necesita. Sus manos se meten por debajo de la blusa, el tacto de sus dedos sobre la piel desnuda de mi cintura y espalda hace que me den escalofríos, como descargas eléctricas, haciendo que encorve mi espalda y pegándome más a él. Mis manos bajan desde su cuello, por su pecho, pasando por su abdomen, hasta llegar al borde de su camisa. Sin pensarlo mucho (o en realidad nada) la levanto, y él se aleja para finalmente quitársela. Solo tarda unos segundos pero rápidamente vuelve a besarme, aún más apasionado que antes, como si la idea de dejar de besarnos fuera impensable. Siento su pecho desnudo contra mí, mis manos, pegadas a su cuello, solo quieren bajar para tocar sus músculos. Contrólate me repito. Sus manos tironean mi blusa y lo empujo para alejarlo.

Me queda mirando, tiene los labios algo rojos e hinchados. Me mira extrañado, pero cauteloso.

-¿Hice algo mal?-pregunta preocupado. Le sonrió coquetamente.

-No-le susurro. Agarro mi blusa y me la quito.- En absoluto.

Él sonríe de lado, y yo salto sobre él y cruzo mis piernas en su cintura mientras él me agarra firmemente con sus brazos. Me acorrala contra la pared y volvemos a besarnos. No quiero parar, no voy a parar. Nos alejamos de la pared y nos tendemos en la cama. Me sigue besando, él está sobre mí, pero de pronto se aleja y me mira.

-¿Qué?-pregunto sin entender.

-¿Estas... segura?-me pregunta. Con mis manos le acaricio sus mejillas.

-Si-le respondo, y nos volvemos a besar.

No tengo que parar. Sus manos se acomodan debajo de mi espalda hasta llegar al broche de mi sostén. Se detiene un poco y nos miramos a los ojos, él pidiendo permiso, y yo dándoselo. Suelta el broche.

Me dejo llevar.

¿Los sueños se hacen realidad? (Tom Holland y Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora