Sorpresa n° 8

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Cuando el auto se detiene, me bajo antes de que Tom pueda vendarme los ojos o algo. Se ríe ante mi reacción, pero baja del otro lado y camina hacia mi tranquilo. Mis ojos aún se ajustan a la luminosidad del sol. Un pequeño cerco negro se extiende por toda la cuadra, y más.

-¿Un parque?-pregunto. No me parece necesario que me oculte tan empecinadamente a donde vamos si venimos a un parque.

-Vamos, ya verás-me dice Tom. Coge mi mano y me obliga a caminar.

Entramos al parque, cuyo camino esta asfaltado. Hay muchísimos árboles, gente en bicicleta o trotando. Caminamos cerca de veinte minutos. Algunos miran a Tom, ya que solo tiene unas gafas de sol para pasar desapercibido, pero por suerte nadie lo reconoce. Doblamos a la izquierda y luego pasamos cerca de una edificación antigua que ahora es una cafetería. Seguimos caminando y por fin llegamos a la sorpresa que Tom me ha preparado hoy: el palacio de Kensington. Un pequeño camino de tierra nos lleva a la entrada. El palacio, con aspecto bien cuidado y murallas grises, impresiona por su grandeza. Me detengo a ver la estatua de Victoria, Tom me saca una foto, y continuamos nuestro camino hacia la entrada.

Primero visitamos el Stone Hall, y luego subimos al piso donde muestran la infancia de la reina Victoria hasta el momento de su coronación. En el siguiente piso, expone la vida de Victoria cuando ya es reina. El tercer piso contiene muestras de la época del rey George II. Finalmente, en el último piso esta la habitación de la reina, que muestra la época de los Stuart. Salimos del palacio, y Tom me lleva a los jardines (Sunken Garden). En medio hay una gran fuente rectangular, y rodeándolo, hay distintos niveles con plantas. Al ser invierno, la fuente está apagada, y no hay flores, pero Tom me explica que en verano, todo el lugar esta florecido. Salimos del jardín y entramos por un sinuoso camino hasta llegar a una edificación con el mismo estilo, pero que se nota más moderno.

-¿Te apetece almorzar?-me pregunta Tom. Lo miro, y luego veo la hora en mi teléfono. Son casi las 1pm.

-Claro-le digo.

Entramos al restaurant. Nos sentamos en un lugar apartado, y Tom se saca las gafas. El lugar, con piso de cerámica beige y paredes blancas se nota bastante caro. Los manteles son blancos, y las sillas tienen cubiertas color crema. De entrada pedimos una simple canasta de pan con aceite de oliva y mantequilla, ya que según Tom, la comida es muy buena y debemos hacer espacio para el plato de fondo. Para beber, Tom se decide por un vino blanco. Cuando llegan con el pan y el vino, comenzamos a comer despacio.

-¿Qué haremos después?-le pregunto, mientras me llevo una tajada de pan a la boca.

-El parque es muy grande, pensaba recorrerlo completo. Hay muchas cosas para ver-me dice sonriendo. Asiento con la cabeza.

-Me parece. Me gusta este lugar, hay muchos árboles-le digo.

-Sí, es muy bonito-dice Tom, y me sonríe.

Poco después, llegan con nuestros platos de fondo. Para mí, un risotto de arvejas y espárragos, tomate disecado y queso parmesano. Huele delicioso. Tom pidió merluza a la plancha con puré de zanahoria tostado con miel, papas trufadas y kale, con salsa de vino blanco, junto con papas gratinadas y vegetales salteados. El olor de la comida de Tom me hace salivar, y comenzamos a comer. Todo sabe exquisito, Tom tenía razón, la comida aquí es deliciosa. Me termino el risotto antes que Tom, y comienzo a comer de las papas gratinadas que le han servido.

-¿Por qué todo es sabe tan bien?-le pregunto, mientras me llevo un pedazo de merluza a la boca.

-No lo sé. Tu risotto estaba delicioso-dice Tom, mientras saca una poco de puré.

Cuando acaba, nos preguntan por el postre. Decidimos comernos, entre los dos, un brownie con helado de vainilla. Cuando acabamos el postre, nos reclinamos en la silla. Mi estómago explotara.

-¿Seguimos?-me pregunta Tom. Suspiro.

-Tenemos que bajar esta comida caminando-le digo, haciéndolo reír.

Luego de pagar la cuenta, nos vamos y caminamos por un largo trecho hasta llegar a una laguna, llena de cisnes y patos. Continuamos nuestra caminata hasta el memorial de Albert, un hermoso y gran monumento. Nos vamos hasta la galería Serpentine, que tiene distintas exposiciones de artistas en ascenso. Salimos para irnos al memorial de la princesa Diana, una fuente gigante que recorre un camino sinuoso. Tom dice que en verano, uno puede ir y mojarse los pies en ella. Seguimos hasta los jardines de Kensington, lleno de estatuas y esculturas, incluso hay una de Peter Pan. Llegamos a los jardines de agua italianos, que consta de cuatro fuentes rectangulares, con plantas acuáticas. Cruzamos al otro lado de la laguna, que divide el parque en dos, y nos vamos recorriendo el parque Hyde, pasando por los monumentos que tienen hasta llegar a la orilla del lago, donde tienen pequeños botes para navegar.

-Vamos-me dice Tom, agarrando mi mano y jalándome hasta el embarcadero.

-Tom ¿estás loco? Si nos caemos al agua moriremos de hipotermia-le digo, pero él se ríe.

-No nos caeremos.

Habla con un chico y nos entregan chalecos salvavidas. Luego, nos subimos a un botecito que avanza a pedales. Comenzamos a avanzar por el lago. Somos uno de los pocos que se ha atrevido a pasear por él, y es que, aunque hay sol, el agua debe estar congelada.

-No me parece una buena idea-le digo, mientras pedaleo.

-Que aguafiestas-me dice riendo.

-No, se llama instinto de supervivencia-le digo, haciendo que se ría aún más.

-¿Quieres dejar de exagerar? No nos pasara nada-me dice. Se saca sus gafas y las deja en su cabeza.

-Tom, que haces-le susurro, y miro alrededor, por si alguien se ha dado cuenta de quién es.

-Nadie nos está mirando, no seas paranoica-me dice.

-Ponte las gafas-le digo. Me mira y niega con la cabeza.

-No-me dice en tono calmo. Resoplo, sin poder creer su indiferencia.

-¿Es que acaso quieres que nos pillen?-le pregunto. Suelta una carcajada y deja de pedalear, lo imito. Entonces se levanta del bote y me mira.- Tom-le recrimino. Lanza un grito y se voltea a verme.

-¿Lo ves? Nadie nos está mirando-me dice. Miro a nuestro alrededor, y tiene razón. Lo vuelvo a mirar y comienzo a reír.

-Estás loco-le digo. Me sonríe. Comienza a sentarse, y entonces veo que se tambalea.- ¡Tom!-grito. Agarro su brazo derecho y lo miro aterrada. Me mira y se ríe con ganas, para luego sentarse.

-Deberías haber visto tu cara-dice entre risas. Frunzo el ceño.

-¿Estabas bromeando?-le pregunto. Asiente con la cabeza. Lo golpeo en el brazo.

-Auch-dice, sobándose donde lo golpee.

-Me has asustado-le digo enojada. Toma mi cara entre sus manos y me mira, intensamente.

-¿Me perdonas?-me pregunta, con cara de perrito. ¿Cómo puedo enojarme con él si me coloca esa cara? Ruedo los ojos.

-Si-le digo a regañadientes. Sonríe y me besa.- Tom-digo entre besos-nos pueden ver.

Se aleja y sonríe satisfecho. Me sonrojo, el e coloca sus gafas y comienza a pedalear de nuevo.

-Vamos a casa, tenemos que arreglarnos-me dice. Frunzo el ceño sin entender.

-¿Arreglarnos?-le pregunto.

-Sí, hoy iremos de etiqueta-me dice.

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La pregunta de hoy es: ¿con que cancion estan obsesionadas? Este ultimo tiempo he escuchado mucho  Billie Eilish, la cancion que mas me gusta de ella es Lovely y I Love You

Como siempre, cualquier pregunta, las leo <3

¿Los sueños se hacen realidad? (Tom Holland y Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora