Me acerqué a ella, estaba sentada con su amiga, nunca aprendí su nombre, lo único que sabia es que no quería que este con ella, pero se mantenía al margen. Solamente le di unas galletitas porque sabia que no había comido en toda la mañana, conozco sus mañas, cuando toma mucha agua es porque le da hambre pero no come estando en público, solamente estando conmigo, su familia y un par de amigos, y cuantas más comidas podía evitar mejor para ella.
Le pedí que habláramos, pero se negó y se fue. Había vuelto a cortarse, sabia que ya me tendría que dar lo mismo lo que ella haga, me había dejado, pero no podía, no podía dejarla así, no en ese estado. Algo me impulsaba a querer ayudarla y protegerla, se la veía tan débil.
Corrí hasta mi coche pero cuando llegue ya había perdido su rastro, ¿a donde se pudo haber ido? Maneje por casi toda la cuidad, fui a la plaza, a su casa y otros lugares donde salíamos ir, pero no estaba en ninguna parte, la llamaba y no me atendía. Recordé su lugar favorita y donde habia sido nuestra última pelea. Fue en una fiesta en la playa, los dos estábamos drogados y yo me comporte como un idiota, besaba a cualquier mina que se me insinuaba para molestarla y darle celos, sabia que me veía y que bailaba con Chad solamente para provocar, de otra forma nunca se acercaría a ese imbécil.
Cuando llegue a la playa la vi, estaba tirada en la arena, desmayada. Corrí lo más rápido que pude y la trate de despertar, estaba desesperado, después de unos segundos empezó a abrir los ojos. Cuando sus ojos verdes hicieron conexión con los mios me pude relajar un poco, me desesperaba no saber que hacer. La levanté con cuidado para llevarla al hospital pero a darse cuenta de mis intenciones me empujó y me grito que la deje en paz.
-¿Qué mierda haces acá? No ves que no quiero verte.-
Odiaba verla asi, tan debil, pálida y la mirada perdida. Sentía la necesidad de cuidarla.
-No hables, vamos que te llevo a tu casa- le dije ignorando sus palabras y tratando de conservar la calma
-No quiero, ándate, déjame estar acá, sola.- me respondió secamente sin ni siquiera mirarme, mantenía su miraba en el mar.
-Está bien, solamente come algo.
Al darme cuenta que ya no iba a ceder corrí a mi auto a agarrar el agua y unas galletitas, si no quería que la lleve me iba a quedar con ella.
-¿Qué haces acá, no te quedo claro?- me miro con cierto desprecio al decirlo, luego se percató de la comida. -Ándate, ya te dije. Por favor, déjame.
-¿Estas loca? Mira como estás, ¿qué mierda te paso? ¿Porqué lo volviste a hacer?
-No te importa.
-Si, si me importa.
-¿Porque tendría que confiar en vos?
-No te digo que tendrías, podes confiar en mí, que es diferente.
-Chau.
-No me voy a ir.- y me senté a su lado.
Me miro con lagrimas en los ojos, no tuve otra reacción que besarla, al principio pareció sorprendida pero enseguida me siguió el beso. Cuando nos separamos cortando el beso le pedí que comiera, la senté entre medio de mis piernas, apoyando su espalda en mi pecho y la abracé, abrí las galletitas y se lo pasé. La observe mirar el mar, su miraba tan serena, era hermosa, ¿como algo tan bonito podía hacerse tanto daño?
ESTÁS LEYENDO
Pitada.
Novela JuvenilYo no buscaba recordarlo, quería algo rápido. Eso no estaba en su mente, me hacia desearlo. Y asi me termine enamorando.