La vi, tan linda como siempre, estaba riéndose, se la veía tan feliz. Me encanta su risa, pero está vez yo no era la que la hacía reír, era otro. ¿Quién mierda era? No me estaría preocupando si solamente fuera uno más, pero no era simplemente uno, lo miraba de cierta forma que me daba bronca, con más ternura que cuando me miraba a mí.Los vi caminando, y cuando me di cuenta ya los estaba siguiendo, él la podía hacer reír con una facilidad envidiable. Cuando se besaron no pude evitar acercarme, necesitaba que vea que estaba ahí, pero cuando estuve enfrente de ellos no dije nada, las palabras no me salían. Quería matar a ese flaco, pero sabia que si nos agarrábamos a piñas no me iba a perdonar nunca. Ella me miro, pero tampoco dijo nada, no me echo, no discutimos, no hicimos nada. Me di la vuelta y me fui, ya no podía verla en los brazos de otro.
Me fui a la plaza y arme un porro, estuve pensando todo el tiempo en ella. Imaginé como tendría que estar en ese momento compartiendo ese cigarro con ella, escapando a otra realidad que fuera mejor.
La idea de que ella estaba feliz y que yo era parte me estaba matando. Tal vez faltaba que salga de su vida para que lo logré, pero me dolío hacerlo y mucho. Si no me hubiera ido estas semanas capaz eso no pasaba, todo seguiría igual, pero no, siempre tengo que estar de acá para allá, todo por alguien que nunca hizo nada por mí y me convirtió en la mierda que era, obligandome a dejar lo que ahora era mi todo.
¿Por qué no le contaba lo que me pasaba? Tendría que haberle dicho que venga conmigo. Ella me quiere y yo a ella, los dos lo sabemos, aunque dude de mí sé que en el fondo sabe que la amo. Pero se me es difícil demostrar mis sentimientos y por mi culpa, mi inseguridad ahora la había perdido.
Estaba sentado en la plaza cuando sonó mi celular, lo atendí sin ni siquiera fijarme en el numero, una parte de mí deseaba que fuera ella pero la voz del otro lado no era la que yo quería.
-Hola, algo se complicó, necesitamos que vengas.
-¿Y ahora qué? ¿No tuvieron suficiente ya? Pague todo.
-No es por eso, tu madre empeoró, pero no podemos darte los detalles por teléfono, necesitamos que vengas.
-Bien.- y con eso último corte.
Ya estaba cansado de viajar, ¿y porqué lo hacia? Por una mujer que decía ser mi madre pero que nunca cumplió su rol, se la pasaba borracha, en más de una ocasión me echo por culpa de sus múltiples maridos. Aunque por más que no se lo merezca la quería, por mas deseos de odiarla que tuviera no podía, era mi madre, yo era lo único que tenía y estando al borde de la muerte no iba a ser como ella, no la iba a dejar sola.
Desde chico aprendí lo que era la calle, lo que es estar solo, eso me hizo desconfiado. Eso me hizo creer que si ni siquiera mi madre me quería, otra persona seria incapaz de hacerlo.
Corri hasta la casa de Jess, mi prima, con la cual vivía hace 5 años. Por suerte, cuando llegué no estaba, asi que no tuve que dar explicaciones, lo que me alegro, porque detestaba darlas. Recogí un par de mis cosas y me fui hasta la terminal, compré un boleto para el primer micro que saliera y me quede esperando a que sea la hora de irme.
-Hola, soy el hijo..- empecé a hablar con la recepcionista.
-Se quién sos, por favor toma asiento que ya te llama el médico.- le hice caso, no podía hacer nada más.
A los minutos me llamo un hombre canoso, en seguida lo reconocí, fue el que me ayudo a conseguir el dinero para la operación.
-Hola, mira te voy a ser directo, no creemos que pueda vivir mucho, el cáncer ya está muy acelerado, vamos a necesitar donación de sangre y al ser el unico familiar de sangre directa decidimos llamarte.
Me quede paralizado, mi madre con suerte iba a vivir dos meses si la transfusión resultaba.
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Pitada.
Teen FictionYo no buscaba recordarlo, quería algo rápido. Eso no estaba en su mente, me hacia desearlo. Y asi me termine enamorando.