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Hace unos días no la veía, creo que me esquivando. Iba a los lugares donde ella solía estar por lo menos para verla desde lejos, pero no la encontraba. Había conseguido lo que quería pero no me sentía bien con eso. La aleje, como suelo hacer, pero no paraba de pensar en ella.

Estaba en la plaza, armando un cigarro de los que dan risa. Tenía que esperar a un tal Charly, él iba a ser el que me iba a traer lo que tenía vender.

Gracias a mi viejo amigo Pablo había conseguido su contacto y me informó como era la movida, según él era un tipo jodido pero no le di importancia, ya había hecho esté tipo de trabajo antes aunque no de esa forma.

Antes de conocerla a ella vendía de mi propia plantación, nada difícil. Ahí fue cuando conocí a Pablo, él era mi ex dealer y con el tiempo se hizo mi amigo. Primero empezamos juntos, vendíamos solamente marihuana y en épocas hongos, en ocasiones lsd. Pero él quiso algo más, fue cuando se metió en más quilombo, ya no eran hongos ni cannabis, ahora también era cocaína, heroína, éxtasis, anfetaminas y quien sabe cuantas mierdas más. En ese momento me aleje, o más bien me alejaron, ella fue la que me hizo entender que eso se trataba de gente pesada, que nada bueno podía salir ahí. Pero más allá de eso, seguíamos llevando buena relación con Pablo.
Ahora tenia que volver a esa mierda, necesitaba la plata y esa era una forma fácil.

Charly había llegado, llevaba uma bolsa de negra, abrí mi mochila y la metí, estaba un poco nervioso. Era un hombre alto, mirada seria, ojos color verde, no sé porqué pero me hacían acordar a alguien. Sentí su aroma, tenía olor a alcohol, tabaco y perfume barato.

-¿Estás seguro en lo que te metes, pendejo?- dijo mientras me miraba de arriba para bajo, examinándome.

-Sí- dije sin más, y me dio la mochila.
Se fue sin decir nada, ya sabia de lo que se trataba. Salí de ese lugar lo más rápido posible.

Estaba prestando poca atención al camino, hasta que vi que estaba caminando por la calle del edificio de Gabriela. Me acordé de aquella noche, lo hacia bien y que buena estaba.

-¿Qué haces acá?- esa voz me saco de mis pensamientos, me di vuelta y era ella.

-Hola linda- le dije mientras me acercaba más de lo debido y tomaba su cintura.

Me invitó a pasar a su casa, la seguí por el pasillo directo al ascensor, ahí la bese, con desesperación. Cuando las puertas se abrieron entramos a su departamento, mientras nos besamos la lleve hasta el sillón, la desnude lo más rápido que pude y la di vuelta, poniéndola de espalda, bese su cuello para luego agarrarlo y poner su rostro y pecho contra los almohadones, la tenia en cuatro, dominándola, me encantaba eso. La penetre fuerte, sus gemidos me hacían desearla más, al pasar los minutos fui subiendo el ritmo hasta llegar al orgasmo. Cuando terminamos, me cambie, ella se puso su ropa interior.

-Toma- me dijo cuando me estaba por ir, me tendió un papel con su número.

-Gracias, nos vemos- cerré la puerta.

Cuando estaba por tirar el papel, ya que no pensaba usarlo, me llego una llamada. Saque el celular de la mochila y el papel cayo ahí, no le di importancia. Atendí.
La conversación fue corta, tenia que ir a la plaza y llevar dos bolsas de heroína. 

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora