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Me desperté por unos quejidos, cuando abro los ojos, me separo de él, está temblando y la transpiración corre por su frente.

Lo empiezo a mover, pero no reacciona, cada vez me preocupa más.

-¡Despertate!- le grite, y por suerte lo conseguí.

Cuando se percató de lo que pasaba, se fue corriendo al baño. Lo seguí, pero antes de que llegue cerró la puerta.

-¿Estas bien?- le pregunte.

Su respuesta no me convenció en lo absoluto, así que mire por el ojo de la cerradura. Él estaba tirado en el suelo, quemando una cuchara, cuando termino cargo una jeringa y se la inyecto. Se estaba drogando, y yo no podía hacer nada para impedirlo.

-¿Estas bien?- le pregunte nuevamente cuando salió, disimulando que no había visto lo que vi hace un momento.

Estaba preocupada y necesitaba que él me diga lo que le pasaba, quería que me muestre su confianza en mí, pero me mintió. Pero no culpe ni me sentí enojada, sino que tristeza e impotencia.

La tarde siguió tranquila, traté de buscar en momento indicado para hablar con él sobre el tema, pero no lo encontré. Sabía que hablar de ello seguramente llevaría a discusiones y peleas.

-¿Queres que te acompañe?- me pregunto cuando me estaba por ir.

-No, gracias.

Quería ese tiempo para enfriar mi cabeza y pensar cómo y qué hacer, Además, tener a Tyler y a él en el mismo espacio no creo que sea la mejor idea, por lo menos no ahora.

Estaba por abrir la puerta de la casa, pero antes de que siquiera pueda agarrar el picarte esta se abrió de repente dejándome ver a unos de mis amigos.

-¡Por fin volviste, Sam me quiere pegar!- grito Nick mientras se escondía detrás de mí.

Unos segundos más tarde los gritos de Sam aparecieron.

-¡Nick! ¿Dónde mierda estas? ¡Te voy a matar! - se la escuchaba cada vez más cerca - ¡Era mi remera favor.. Ah, hola- me saludo sorprendida cuando me vio.

Llevaba un palo de amasar en las manos, lo que me hizo mucha gracia.

-¿Con eso lo ibas a matar? - le pregunto burlona.

-No me dejes solo. - pidió Nick.

-Te salvaste porque vino ella, pero me la vas a pagar. - amenazo mi amiga al chico escondido detrás de mí.

Una vez que ambos se tranquilizaron me siguieron a mi habitación. Empecé a meter algunas remeras, un jean, dos shorts y unas zapatillas en una mochila junto con la ropa interior.

-¿Te vas?- pregunto Nick, sentado en mi cama.

-Si, unas semanas igual. No me extrañen mucho.

-¿A dónde?- esta vez fue mi amiga la que hablo.

-A lo de él.

Ambos asintieron sin decir nada, pero una voz detrás de mí me hizo sobresaltar.

-¿Se arreglaron?- era Tyler.

-¡Tyler, me hiciste asustar!- me queje, este solamente se rio.- Si, bueno, hay algunas cosas que tengo que hacer. Me necesita.

-Entiendo.

Termine de armar la mochila y los tres bajamos a la cocina para tomar algo. Tyler saco tres latas de cervezas y nos sentamos alrededor de la mesa. Después de varios minutos de silencio, el ruido de la puerta llamo nuestra atención.

-Llegue. - grito Thomas.

Escuchamos sus pasos y cuando nos vio su rostro de volvió serio.

-¿Paso algo?

Negue con la cabeza, y él se sentó al lado de su hermano.

-Chicos, gracias. De en serio, gracias. No sé qué hubiera sido sin ustedes.

-¿Qué paso?- pregunto Thomas todavía sin entender.

-Me voy, por unos días, pero voy a volver.

El silencio volvió a reinar el lugar, esto era difícil, en este tiempo nos acostumbramos a estar juntos la mayor parte del tiempo, yo era una más de ellos. Y aunque no lo sea, esto parecía una despidida.

-Te vamos a extrañar. - Thomas rompió el silencio. - Y, lo siento cariño, pero no puedo dejar que te vayas sin antes ganarte por lo menos una batalla en el guitar hero.

- Oh, vamos, hagan otra cosa. - se quejó Sam.

-Ni en pedo, es mi oportunidad para ganar algo de plata. - dijo Nick mientras miraba a Tyler.

Se nos había hecho costumbre apostar, y yo era la apuesta segura del castaño.

-Bien, vamos. - dije riéndome.

Pasaron dos horas en la que estuvimos bromeando y riendo, pero ya tenía que irme. Me despedí de todos con un abrazo, y la más difícil fue con Tyler, se notaba que no le hacía mucha gracia que vuelva con él, pero me entendió.

Camine hasta la casa de Jess, y cuando entre mis ojos no podían creer lo que veían, él ni siquiera se había percatado de mi presencia. Apenas pisé la casa, lo vi sentado en el sillón, inyectándose, cuando la jeringa ya no tenía más liquido cayo rendido en el sillón.

Corrí hacia él, y al verme me sonrió débilmente. Me dolió verlo así.

Sabía que, si él me veía como yo lo hacía con él, iba a reaccionar o eso pensaba. Algo en mi me dijo que lo haga, que lo intente, era mi única oportunidad.

Me arrodillo a su lado y quito la jeringa de las manos al mismo tiempo que tomo la cuchara y la bolsita que estaban a su alrededor. Corro al baño cerrando la puerta una vez que entro. Me siento en el piso con la espalda apoyada en la puerta para que él no pueda entrar, saco el pequeño sobre de mis bolsillos y miro a mi alrededor para encontrar algún encendedor para disolver ese polvo blanco. Levanto mi vista y en el lavabo veo el encendedor que uso esta mañana.

Pongo el polvo en la cuchara, y pienso si hacerlo o no, me da miedo.

-Abrí la maldita puerta- me grita del otro lado mientras golpea.

Me pone nerviosa, rápidamente tomo el encendedor y empiezo a quemar el otro lado de cuchara provocando que ese polvo se vuelva líquido.

-No lo hagas- me sigue gritando pero esta vez patea la puerta provocando que me mueva

-Mierda- digo para mí misma, casi hace que se me caiga la cuchara.

Comienzo a cargar la jeringa con ese líquido y apretó mi brazo para que sobresalga una vena.

-De en serio, no lo hagas. Por favor, es una mierda. ¡Abrí la puerta de mierda! - grita, pero no le abro, necesito que entienda lo que yo siento.-Por favor, no lo hagas, te juro que lo dejo- sé que no habla en serio- vos no..- y dejo de escucharlo.

Me pique y empecé a apretar la jeringa para que ese líquido se meta a mi sangre, sentí satisfacción, ya no lo escucho, a mi cuerpo ya no lo siento, estoy relajada y el placer se apodera de mi, voy cerrando los ojos de a poco. 

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora