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Estaba por encontrarme con viejos conocidos de la secundaria que se contactaron conmigo.

Al principio me pareció raro que hayan conseguido mi número, yo casi no tenía amigos ahí, desde que la había dejado no pise ni cerca de ese lugar.

Me faltaban pocos metros para llegar, con la intriga estaba a flor de piel. Un rostro de un chico entre varias personas fue lo primero que me llamo la atención, tenía la sensación de que ya lo había visto en algún lugar, pero no podía saber de dónde.

O tal vez era cosa mía, y estaba pasando un mal viaje.

Prendí un cigarro y caminé a paso ligero hasta el grupo de chicos que estaban de espaldas a unos metros de mí.

-¡Eh!- dije llamando la atención de todos.

Para mi sorpresa estaba Pablo entre medio de ellos, nunca me imaginé que él se codeara con estos idiotas.

El primero en acercarse fue mi amigo, con un saludo de mano y un abrazo.

- ¿Todo bien?- dijo con su típica sonrisa ladeada.

Asentí como respuesta, y acto seguido estreché las manos con los demás.

Al saludar al último chico, el cual me miraba con una cara poco amistosa desde que llegué, me di cuenta porque me parecía tan familiar, además de verlo una o dos veces en el colegio, era el mismo chico que había estado con ella por un par de semanas. Estaba a punto de rechazar el saludo, pero comportarme como un niño no ayudaría de mucho.

Ahora comprendía el porqué de su odio, ella lo había dejado por mí. No pude evitar sonreír con arrogancia antes ese pensamiento.

-Pibe, estos chicos tienen una joda. - empezó a hablar Pablo mientras los señalaba.

-Ah. ¿Y a mí eso que? - pregunte, sin entender por qué me habían llamado.

-Disculpen a mi amigo, es un poco lento. - esta vez les hablaba a ellos. Paso un brazo por mi hombro y siguió- Quieren de la buena, querido amigo. Necesitan a alguien que venda.

En ese momento entendí todo, seguramente Pablo no podía ir y pretendía que ocupara su lugar.

-Yo no puedo ir, pero te ofrecí a vos.

Como sospechaba, aunque esto iba a ser una buena oportunidad.

-Ok. ¿Cuándo y dónde?- les pregunte hablando en general.

-Esta noche, necesitamos que vayas a las 11.- hablo esta vez un chico moreno, Dylan creo que se llamaba.

-Bien.

Me pasaron la dirección y cada uno se fue por su lado.

El resto de la tarde me mantuve ocupado ayudando a mi primo a limpiar y ordenar la casa. Con uno que otro descanso de por medio.

A las 10 me metí en la ducha, y en menos de media hora ya estaba listo. Me di un pique para soportar esta noche y subí a mi moto. Fui sin dar muchas vueltas a la dirección que me habían indicado.

El lugar resulto ser más lejos de lo que esperaba, pero logre llegar a la hora que me habían dicho. Estacione un par de casas más adelante y camine hacia la entrada.

Ya había varias personas dando vuelta, entrando y saliendo, metiendo cosas, en su mayoría bebidas.

Entre sin preocuparme por llamar, justo después de cruzar por la puerta me choque con Dylan.

-Eh, viniste. - me saludo con un choque de manos.

-Dije que iba a venir, así que. - encogí mis hombros.

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora