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Me desperté y estaba sola en la cama, escuche voces hablar al otro lado de la puerta. Con cuidado de no hacer ruido, me levante de la cama. 

-Las marcas en sus muñecas, no las había visto hasta ayer- era Tyler. Estaba murmurando, pero aun así logre escuchar. Me acerqué más a la puerta y seguí escuchando.

-¿De en serio amigo? Yo las vi el primer día.- está vez fue Nick.

-Sabes que no soy fan de observar los detalles como vos. Aparte las más grandes estaban cicatrizadas, pensé que eran cosas del pasado.

-Si, bueno, supongo que se me es fácil reconocer a las personas rotas. Uno siempre reconoce uno de los suyos.- su voz no era la de siempre, me recordó al día que me mude. 

Hubo un rato de silencio cuando otra voz lo interrumpió, más específicamente una femenina, Sam.

-Está bien, lo hago yo.

Sentí los pasos acercándose, así que corrí a la cama para hacerme la dormida. Justo en el momento en el que me tape abrieron la puerta.

-¿La despierto?- pregunto Tyler.

-Si, voy a preparar el desayuno.- dijo Nick, después se eso se escucho la puerta cerrarse.

Sentí unos besos en mi cuello, lo que provoco que me riera. Cuando me di vuelta estaba Tyler con una sonrisa juguetona al frente mío.

-Arriba dormilona, que hoy cocina Nick así que va a ser comestible.

No respondí, solamente me di vuelta con la intención de seguir durmiendo, pero no funcionó. Tyler no tuvo mejor idea que hacerme cosquillas hasta tirarme de la cama.

-¿Ya estas despierta?- pregunto entre medio de risas.

-Si- dije fulminándolo con la mirada mientras le lanzaba la almohada que había caído a mi lado.

Después de cambiarme, lavarme los dientes y la cara baje a la cocina donde estaban todos desayunando.

Por suerte hoy le tocaba cocinar a Nick, era el que mejor cocinaba de la casa. Al igual que con las otras tareas de la casa nos íbamos turnando, cada día uno se dedicaba a hacer cosas diferentes del día anterior. Excepto Thomas, le prohibimos acercarse a la cocina después de que su "comida" nos intoxicara.

La mañana transcurrió tranquila, ninguno me pregunto nada, pero yo seguía nerviosa por lo que escuche esa mañana. ¿Qué era lo que iba a hacer Sam? Tenía miedo que me juzgarán.

Cuando todos los chicos se fueron, Sam me llamo desde el patio. Me senté en el césped enfrente de ella y me quedé expectante mientras la veía armar un porro, cuando lo termino, lo prendió y después de un par de caladas me lo paso.

-Linda, yo no te voy a decir que no lo hagas, seria muy hipócrita de mi parte. Sé lo que es tener la necesidad de lastimarte solamente para pensar en ese dolor y olvidar otro. Lo que es tener tanta bronca que la única forma de canalizarlo es haciendo esto- señaló mi brazo, después de otras pitadas siguió hablando- También se lo que es querer no estar acá, pensar que es una buena salida, pero no animarte.

-Sam..-

-No, déjame seguir, te entiendo, créeme que te entiendo.- levanto la cabeza mirando el cielo, tratando de borrar rastros de las lágrimas acumuladas aunque ya lo había visto- Solamente quiero que sepas que no estas sola.

Me mostró su brazo justo la parte en la parte de un tatuaje en blanco y negro de un fénix.

-Mira más allá de la tinta.-

Como me indicó observe detalladamente, tenía cortes ya sanados, demasiados. Pase mis dedos y se notaban las elevaciones de piel que se producían debido a la cicatrización.

Nos quedamos en silencio, no tenia nada que decir.

-En ese momento me sentía sola, creía que no tenía a nadie, mi..mi- respiro profundo y siguió- mi padre intento abusar de mí muchísimas veces, nunca lo logro porque Thomas intervenía, siempre se ganaba una golpiza por mi culpa. Me sentía tan culpable, no quería vivir, creía que todo iba a mejorar si yo no estuviera acá. Cuando mi padre se enteró lo de mi hermano los golpes empeoran hasta la última vez, él se defendió y ese día nos dejo en la calle.- toco su tatuaje mientras fumaba- La última vez que lo hice casi lo consigo, estaba en calle y había conseguido unas hojas de afeitar, era mi momento perfecto, ya no iba a ser una carga para Thomas, pero afortunadamente, o desgraciadamente, todavía lo estoy cuestionando. -dijo mientras sonreía tratando de aliviar el ambiente y limpiando sus lágrimas- Nick fue el que me encontró tirada, gracias a él estoy acá. Desde ese día entendí que no estoy sola, que por más que crea que estoy tocando fondo ellos están ahí para levantarme.

Después de eso la abrace, ella había pasado tantas cosas, era tan fuerte. Estuvimos bastante tiempo sin decir palabra hasta que ella hablo.

-Bueno, ¿que te parece una cerveza?- pregunto cuando termino lo que quedaba lo último del cigarro y se paraba.

-Sabes que si.- dije riéndome- Sam, gracias.

-De nada- me guiño un ojo y se fue.

Estuvimos un rato más hablando hablando en la cocina de la casa, pero todavía tenia intriga de algo.

-Sam, ¿Porqué Nick dijo que reconocía a las personas rotas?- pregunté.

Ella se encogió de hombros tratando de buscar las palabras justas.

-Nick es especial, cuanto más feliz se encuentra es cuando más débil se siente, más se derrumba. Supongo que aprendió con las años a fingir tan bien, él carga con muchas mierdas, pero eso no me corresponde a mi contarlo.

Desde la primera vez que lo vi me di cuenta de las cicatrices que se dejaban ver entre algunos tatuajes, pero nunca le preste atención ni me anime a preguntar, supuse que eran cosas del pasado en las cual es mejor no meterse.

Solamente asentí con la cabeza. Seguimos hablando de diferentes temas hasta que su celular sonó.

-¡Hola! Bueno, dale. Perfecto. Nos vemos. -me miro con una mirada traviesa- ¡Nena, hoy tenemos fiesta!

-¿Qué?

-¿Ahora sos sorda?- me tomo del brazo levantándome del asiento -Anda a cambiarte que en 10 viene Ty con Nick a buscarnos para comprar alcohol.

Subi las escaleras y me cambié, cuando bajé Tyler estaba hablando con Sam en el marco de la puerta de la entrada esperándome.

-Yo manejo.- dijo Sam corriendo al auto.

-¿Estas bien? -me pregunto Tyler mientras me daba un beso.

-Sí- agarro mi mano y subimos al auto. 

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora