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Con respecto a mi madre había salido todo bien, a diferencia que con ella. Hace un mes no la veía, la intente llamar varias veces pero no me atendió después del quinto intento deje de insistir y no volví a molestarla.

Los días pasaban lento, no podía evitar pensar en ella, durante el día me la pasaba en el hospital con mi madre y a la noche buscaba alguna chica con la cual dormir para no tener que pasar la noche en la calle. Mis días eran efímeros, sin importancia.

La noche anterior la pase con una rubia la cual ni siquiera me acuerdo el nombre, pero había dormido muy bien. Cuando llegué al hospital, el medico me dijo que había empeorando, que todo lo que habían progresado ahora era en vano.  

Solamente quedaba esperar, ya no podían hacer nada. Sabia que iba a morir, pero sinceramente no estaba preparado. La llame, necesitaba escuchar su voz. El teléfono sonó una, dos, tres veces y directo al contestador. Ella se había olvidado de mí, mi madre moría, no tenía nada.
Lo único que me quedaba eran estas horas o como mucho días con mi madre, no podía gastar más tiempo, ya había pasado demasiado. Le dieron el alta, ya que de nada servia que siga en aquella camilla. 

Al salir del hospital todo parecía oscuro. La lleve a la playa, de pequeño había momentos en los que todo estaba bien, sobria y se acordaba de mí, en los que lamentaba no darme la atención que requería, me llevaba allí. Recuerdo que se pasaba el día jugando conmigo, eran mis momentos más felices. Ese día no pudimos jugar, nos sentamos en la arena a ver el mar, como pasaban las familias riéndose.

Estaba oscureciendo, así que alquile una habitación con la poca plata que tenia en un hotel cerca de ahí. Me acosté al lado de ella, apoyando mi cabeza en su pecho escuchando sus débiles latidos del corazón. 

-Perdón hijo.- con esas palabras se despidió, las lágrimas corrían sin parar, ya no reaccionaba.

Me dolía ver como todo se derrumbaba frente a mis ojos y no ser capaz de hacer nada. Lo único que logre fue llamar a Jess, y decirle todo, ella tardo pocos minutos en aparecer o eso me pareció a mi. Apenas la vi, solamente salí de la habitación evitando que se diera cuenta de mi estado, deje todo en manos de ella, yo no podía. Camine por las oscuras calles hasta llegar a la playa, me senté y llore toda esa noche como un niño, no sabia que hacer. 

Hace tanto tiempo no lloraba, recuerdo que ni siquiera de chico lo hacia. Siempre aguantaba las lagrimas, eran un  símbolo de debilidad, y no podía permitir que vieran que lo era. Pero, ahora no podía contenerlas. 

Cuando me desperté ya estaba yendo a su casa, ¿en qué estaba pensando? Solamente sabia que la necesitaba, tenia en claro o mejor dicho me convencí de que le importaba, y la necesitaba cerca mio más que nunca.

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora