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-¿Ámbar?

-¡Nena! ¿Cómo estás? Estoy muy enojada con vos por abandonarme tantos días cuando fui, pero te perdono. - hablo animada.

Ya me había despedido de mi hermanito y lo deje mirando la televisión, salí de esa casa antes que mi madre despierte. Ahora estaba por comenzar a realizar una idea que se me había ocurrido después del desayuno, me iba a ir un tiempo con Ámbar.

Necesitaba salir de ahí y eso iba a hacer.

-Necesito un favor.

-Decime. - hablo seria esta vez.

-No puedo estar más acá, ¿me puedo..- no me dejo continuar.

-No se diga más, ¿Cuándo venís?- sonríe ante su alegría.

-Hoy, supongo que llegare a la tarde.

-Perfecto amiga, te voy a buscar al aeropuerto.

-Gracias. - le contesto totalmente agradecida.

-Y acordate que todo va a estar bien. - sin decir nada más, corto. 

-Eso espero.- conteste, aunque fue mas para convencerme a mi misma. 

Después de eso puse mi celular en modo avión y lo guardé en mi mochila.

Prendí un cigarro y comencé a caminar hasta lo de Tyler, a esta hora estarían durmiendo o directamente no estarían.

Cuando el reloj indico las 8, yo ya estaba enfrente de la casa. Saque mis llaves y abrí la puerta sin hacer ruido, mire a mi alrededor y no había rastro de nadie, subí las escaleras en completo silencio.

Una vez que estuve en mi habitación, agarre una valija y la llene con todo lo que cupiera. La llene hasta el tope y me dispuse a escribir una nota.

"Necesito irme, no se preocupen por mí, voy a estar bien.

Gracias por todo, los quiero."

La deje en mi almohada, saque todos mis ahorros que estaban guardados dentro de esta y salí de la habitación.

Con esa plata me alcanzaría para comprar un boleto de avión, y para pasar dos o tres días, después me preocuparía por los que vendrían.

Estaba bajando las escaleras cuando un carraspeo de garganta me hizo frenar el paso. Cerré mis ojos como si eso me hiciera desaparecer mágicamente, pero obviamente no fue así.

-¿No te ibas a despedir?

-No puedo, Nick.

-Entiendo. - dijo a mi par mientras terminábamos el trayecto escaleras abajo.

Nos quedamos en silencio al frente de la puerta por unos segundos, él me miraba, pero yo no podía sostenerla, así que mis ojos estaban fijos en sus pies descalzos.

-Bonita, cuídate ¿sí?- me agarro de la cara y me hizo mirarlo.- Podes volver cuando quieras.

Asentí con la cabeza y lo abracé, me respondió con la misma fuerza.

-Gracias, y agradécele a ellos también.- dije mientras miraba al segundo piso.- Los quiero muchísimo.

Nick no dijo nada más, me abrió la puerta para dejarme paso y salí. Cuando ya estaba en la vereda, volví a verlo, me sonrió como si me dijera que todo iba a estar bien, dándome confianza para seguir.

Y así lo hice, seguí con mi camino.

Baje del colectivo y camine hasta el aeropuerto con la valija en mano.

Mire la entrada, las puertas de vidrios me dejaban ver todo lo del interior, lleno de gente, corriendo, sentados, hablando.

Suspire y entre.

-Hola, ¿Qué necesita? - hablo amablemente una señora de unos 30 años detrás un mostrador.

Le indique todos los datos necesarios, ella tecleo y me indico el valor.

-Serian $5420, sale hoy a las 2 de la tarde.

-Perfecto. - le di la plata, mientras ella volvía a teclear en su computadora.

-Toma cariño, suerte.

Le sonríe y agarre los papeles que me tendía.

Todavía tenía bastante tiempo hasta la hora del check in y esas cosas, así que salí del edifico y me senté en un rincón donde podía ver despegar los aviones. Saque mi cajita y arme con lo último que me quedaba un porro.

Lo fume y después de no sé exactamente cuanto tiempo, la alarma indicándome que ya era tiempo de irme empezó a sonar.

Después de casi otra media hora de filas, chequeo, papeles, etc. Ya me encontraba sentada en mi asiento de avión.

Cuando despego, me obligue a dormir durante las 3 horas de vuelo.

-Lo único que me faltaba, la puta madre. - hable más fuerte de lo que me gustaría.

Levante la mirada y una anciana me miraba con desaprobación.

-¿Y que mira? ¿Nunca putio?- solamente me miro indignada y se fue.

Estaba en la cinta transportadora de maletas, pero la mía no aprecia, y ya comenzaba a ponerme nerviosa. Saque mi celular y saque el modo avión, lo que fue una mala idea. Mensajes y llamadas llegaban sin parar. En su mayoría eran de él, pero también había un par de Tyler y Sam. Ignorando todo, llame a Ámbar.

-¿Dónde estás?- hablo preocupada.

-Acá, estoy esperando la valija de mierda, todavía no apareció.

-Bueno. - hablo entre risas- Yo estoy en la entrada, si necesitas que vaya avísame o no vemos en un rato.

-Dale- le conteste para apagar el celular, mientras estiraba mi cuello para ver si podía encontrarla.

Después de casi 5 minutos, ya estaba por darme por vencida, cuando una valija negra con un pañuelo atado rojo apareció en mi visión, era la mía. La agarre y camine hasta la entrada donde se encontraba con mi amiga.

-Por fin- dijo Ámbar apenas me vio, para abrazarme.

-No fue mi culpa- me defendí, y le respondí su abrazo.

En el camino a su departamento hablamos diferentes cosas, en ningún momento lo menciono ni yo tenía la intención de hacerlo.

-Acá es- dijo bajando de remis mientras señalaba un edificio un tanto descuidado.

El barrio no se veía tan seguro, pero no era algo de que preocuparse. Cuando entramos al edificio me sorprendí, ese no era para nada el ambiente de Ámbar, su apartamento era un tanto desaliñado, con pintura desgastada y algunos lugares con humedad, pero quitando esos detalles, estaba bien.

-Mis padres no saben que vivo acá.- dijo, al parecer se dio cuenta de lo que pensaba- Pero esto lo conseguí por mí misma, no es lo mejor, pero lo hice yo sola.

-Esta genial. - dije sincera.

Ella varias veces se me había dicho que necesitaba independizarse, que odiaba que sus padres la controlen en todo. Y la entiendo, la habían tratado toda su vida como un juguete.

Pasamos la mayor parte de la tarde hablando tonterías, tal cual necesitaba. Mi celular estuvo apagado desde la última llamada de mi amiga.

Habíamos quedado que iba a dormir en el sillón, ella me había ofrecido su cama, pero me negué, con el sofá me alcanzaba.

-¿Qué te parece si nos divertimos?

Lo pensé por unos segundos, después de todo, a eso venia ¿no?

-Si. - conteste segura. 

Pitada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora