Los últimos días habían sido una locura, me la pasaba con Sam y los chicos, ella se había vuelto una amiga al igual que los demás. Íbamos a fiestas y conocí mucha gente. Ellos tenían infinidad de conocidos, todos con el mismo estilo, me caían muy bien.
Pasamos las últimas semanas yendo a jodas, juntadas o al bar donde los conocí cada dos días aproximadamente, casi no iba al colegio, y la verdad que lo agradecía, no quería de verlo, ahora ni siquiera tenía tiempo de pensarlo.
Ahora estoy fumando lo que me queda del cigarrillo esperando a que el timbre suene para marcar la hora de entrada. Hoy me iba a dignar aparecer en la escuela.
Las primeras clases fueron más rápidas de lo que esperaba, obviamente también ayudo que no preste tanta atención, solamente veía a los profesores hablar. Hace dos días no venía, y la semana pasada vine dos veces, por lo tanto no entendía los temas.
Una chica bajita con pecas se acercó, me dijo un par de palabras, pero no le entendí debido a los auriculares.
-¿Qué?- le pregunte mientras me los sacaba
-Que te llama el director- me dijo con una gran sonrisa
-Ah, bueno, gracias- después de eso se dio la vuelta y se fue.
¿Y ahora que querrá ese viejo? No había hecho nada, no me metí en problemas. Con la intriga a flor de piel fui hasta su despacho.
Mierda, mierda y más mierda. Me había quedado libre, no iba a poder terminar el colegio hasta rendir todas las materias. Todo por faltar tanto, mi madre me iba a matar. ¿Cómo se lo decía? Le podría mentir un tiempo, pero tarde o temprano se iba a enterar.
Después de que entre a la oficina del director Jackson, me senté en la silla en frente de su escritorio.
-Me imagino que sabes porque te llame. - me dijo apenas me senté.
-No, la verdad que no. Ilumíneme- mi voz sonó más molesta de lo debido, pero él lo dejo pasar.
-Bueno, durante las últimas semanas estuviste faltando demasiado. Superaste el límite de inasistencia permitida, no me queda otra que expulsarte.
-¿Qué?- le grite parándome de la silla.
-Lo que oye señorita, si quiere puede rendir las materias de forma libre, después de la temporada de clases.
Salí de ahí sin decir nada y azotando la puerta.
¿Y ahora que iba a hacer? Solamente pensar los sermones de mi madre me hacían doler la cabeza.
Camine hasta mi casillero, tomé todas mis cosas y salí del edificio. Fui directo a mi casa.
Por suerte no había nadie, saque la pequeña cajita que tenía debajo de la cama y arme un cigarro con lo último que me quedaba de marihuana de lo que me había dado Thomas. El cultivaba, y cuando salíamos siempre me regalaba un poco.
Lo fume acostada en mi cama, mirando a la nada, pensando que hacer, como evitar que mi madre lo sepa, pero seguramente ya lo sabía, el director la habrá llamado contándole todo. Solamente me quedaba esperar.
Me desperté por lo gritos de la sala de abajo. Se la escuchaba a mi madre muy enojada, y con razón, ella trabajaba todo el día para darnos lo mejor y yo no lo valoraba. Baje las escalares encontrándomela parada al lado del sillón con los brazos en jarra.
-¿Me podes explicar que mierda estabas haciendo en vez de ir al colegio?- me grito.
Trate de conservar la calma, mi cabeza explotaba, me senté en el sillón y me quede observándola.

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Pitada.
Подростковая литератураYo no buscaba recordarlo, quería algo rápido. Eso no estaba en su mente, me hacia desearlo. Y asi me termine enamorando.