11° Pasillo.

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Sunni:

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Sunni:

— Sal hermosa, estoy aquí.

— Enseguida voy —finalicé la corta llamada.

Cepillé mi cabello, me coloqué lápiz labial y bajé las escaleras tan rápido como si alguien estuviera persiguiéndome. Cuando abrí la puerta ahí estaba Jungkook recargado en el auto, revisando alguna cosa en su celular, al verme salir sonrió e inmediatamente corrió a abrazarme. Finalmente pude sentir ese aroma embriagante que había extrañado todo el fin de semana.

— ¡Al fin es lunes! ¡Al fin puedo abrazarte, muñeca! —gritó alegre.

— ¡Yo también quería abrazarte! —reí.

De camino al instituto le comenté que ya le había hablado a mi madre sobre el y que insistió mucho en conocerlo pronto, ella estaba realmente emocionada por mi, todo lo tomó con bastante normalidad y dijo que era algo común en los adolescentes como yo, tarde o temprano iba a enamorarme o simplemente gustar de alguien, gracias al cielo es bastante relajada y comprensiva con esos temas.

— Espero solo le hayas dicho cosas buenas de mi —rió.

— Claro que lo hice.

— Oye, tengo una duda.

— ¿Cuál?

— ¿Nunca le presentaste a tu madre a ese novio que tenías? —preguntó atento al camino.

— ¿Novio? —cuestioné confundida.

— Al duende Baekbuk o como se llame —rió.

— ¡No! —bufé.

— ¿Porqué no? —volteó a mirarme con un gesto de intrigado.

— Porque no había nada entre el y yo, ya te lo dije antes.

— Te gustaba, lose todo.

— ¿Desayunaste ya? Tengo algo de hambre.

— Sunni, eres muy mala cambiando de tema —volvió a reír.

— ¿Podríamos hablar de otra cosa? Ya te respondí.

— Solo dime que ya no sientes nada por el y cerraré mi sexy boca, hermosa.

— ¡No siento nada por el! —reaccioné molesta.

— Bien, no quiero que te guste nadie más que no sea yo.

— Si, capitán —dije en tono sarcástico.

— ¿Estás molesta? —preguntó ahora más serio.

— No, solo que no vale la pena tocar ese tema, es pasado —crucé mis brazos.

— Gruñona, en cuanto haya un semáforo en rojo te besaré mucho... así que prepárate.

Secretos | Jungkook. En edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora