40º Muerto.

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Narrador:

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Narrador:

Cuatro días habían pasado exactamente desde la ultima vez que vio a Jungkook aquella fría tarde. ___ estaba luchando con ella misma para no perder el orgullo y llamarlo pero no podía más pues necesitaba saber sobre el, de como se encontraba, el porque había faltado al instituto y lo más importante, si iban a continuar con la relación.

«¿Porque me habrá tratado así frente a su padre? ¿A caso dije o hice algo malo?»

Una noche anterior Verónica de nuevo se había ido a Busan lo cual significaba que ___ se quedaría sola por el resto de la semana, no tenía ánimos de nada, ni siquiera de llamar a Lisa o Hoseok para que le hicieran un poco de compañía.

Luego de acomodarse en la cama para dormir y haberse tomado un par de calmantes se decidió a llamarlo pues ya no soportaría un minuto más sin saber de el.

— Jungkook, llámame y hablemos.— Dijo al buz de voz luego de haber realizado dos llamadas sin éxito de contestación.

Pasaron cerca de veinte minutos en donde el sueño aun no lograba apoderarse de su cuerpo hasta que escuchó que el timbre sonó. ___ se levantó de inmediato a inspeccionar desde la ventana de quien se trataba y ahí estaba Jungkook parado con las manos dentro de su chaqueta mirándola a esa misma dirección.

Respiró hondo y bajó con un poco de lentitud a abrir la puerta, al parecer el chico ya estaba enterado de que se encontraba sola en la casa.

Los dos quedaron mirándose fijamente sin decir nada, por más que ___ quisiera abalanzarse hacia el y abrazarlo no podía hacerlo pues seguía sumamente molesta por la actitud de Jungkook.

— Lo siento, no fue mi intención dañarte.— Susurró finalmente para después besarla de manera desenfrenada.

Ella correspondió de inmediato el beso mientras la lengua de Jungkook comenzó a recorrerle la boca y después bajó a su cuello dejándolo húmedo.

La cargó hasta su habitación pues en ese momento solo pensaba en hacerle el amor.

Al menos por última vez.

Ambos se sentían necesitados de arreglar todos sus problemas con el cuerpo.

Jungkook la lanzó a la cama, su mirada no demostraba nada más que lujuria; lujuria por recorrer el cuerpo de la mujer que estaba por perder para siempre.

— Sigo enojada.— Susurró con una sonrisa picara.

— Y yo sigo con una erección en mis pantalones, solo hagámoslo cariño.— Se recostó sobre ella tomándola de las muñecas para inmovilizarla.

___ ya comenzaba a sentirse húmeda y es que Jungkook podía cambiar su estado de animo en tan solo un segundo. El enojo y orgullo ya eran tema del pasado, ahora solo estaba deseando que el chico le quitara las bragas para poder disfrutar de tan excitante reconciliación.

Secretos | Jungkook. En edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora