26° Quédate.

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Sunni:

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Sunni:

— ¿Aquí? —tragué saliva nerviosa.

— Aquí, ahora mismo —me tomó de la cintura y comenzó a besarme.

— ¿Lo dices enserio?

— He querido volver a hacerlo desde en la mañana que te llamó tu madre, Sunni —desabrochó mis jeans, desesperado

— Los chicos podrían venir o escucharnos.

Se alejó para ponerle seguro a la puerta y volvió a tomarme.

— Vamos, ¿también quieres o me equivoco? —rió.

— No —acepté.

El beso rápidamente se fue intensificando, Jungkook quitó su camiseta y luego desabrochó mi sostén con mucha habilidad, después me arrojó a la cama para comenzar a chuparme los pechos.

¿Por que carajos se siente tan bien?

— No quiero que hagas mucho ruido —ordenó.

Se apartó de mi para bajar mis jeans y después los suyos junto a su ropa interior, la mirada la tenía perdida en el deseo, parecía un león apunto de devorar a su presa y era literalmente lo que iba a hacer conmigo.

— Intentaremos algo —susurró con la voz grave.

— ¿Qué?

— Quiero que te muevas encima de mi —arrojó mi ropa interior al suelo.

— No, nunca lo he hecho —me negué.

— Voy a ayudarte, ¿harías eso por mi? Te verás como una diosa y te gustará, confía —besó mi frente.

— Bien.

Se puso de pie y buscó algo en sus pantalones, era un preservativo el cual abrió con los dientes, estaba tan excitado y deseando tenerme que no tardo más de diez segundos en colocárselo.

— Ven —besó nuevamente mis labios y me colocó encima de el—. ¿Confías en mí?

— Claro que si.

— Te quiero —sonrió, haciéndome derretir.

Sentí como su miembro se fue introduciendo de a poco en mi feminidad hasta estar completamente adentro siendo esta vez menos doloroso, Jungkook puso una mano en mis caderas; la otra en mi hombro izquierdo y empezó a hacer movimientos de arriba hacia abajo, tenía razón, sentía increíblemente bien.

— ¿Te gusta? —preguntó nuevamente, succionando uno de mis pechos.

— Mucho —mordí mi labio inferior echando mi cabeza hacia atrás.

— Vamos, muévete, no sientas vergüenza —me dedico una bella sonrisa seguida de un beso.

Comencé a dar pequeños saltos en todo su largo, ver sus gestos de satisfacción y la imborrable sonrisa marcada en su rostro me hacía excitarme más y más.
Jungkook tomó mis caderas y empezó a frotarlas esta vez de adelante hacia atrás. Esa deliciosa fricción solo me hacía ir más rápido y cuando menos lo noté estaba haciéndolo por mi propia cuenta.

Secretos | Jungkook. En edición. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora