"Algo es seguro, sea lo que sea lo que intentamos esconder nunca estaremos preparados para cuando llegue el momento en que la verdad se desnude. Los secretos son como las desgracias pues nunca vienen solos, se van acumulando hasta que se apoderan de...
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Sunni:
Desperté temprano pues Jungkook vendría en exactamente una hora por mi y debía estar lista, por alguna extraña razón me sentía feliz y odiaba decirlo pero me emocioné cuando me dijo que iba a recogerme para ir al instituto "juntos".
Tomé una ducha rápida y después me vestí. En cuanto al maquillaje siempre he sido muy practica, solo coloco mascara en las pestañas, un poco de rubor en mis mejillas e hidratante labial.
Al mirarme al espejo no me gustó el resultado final, sentía que algo me estaba faltando y luego de inspeccionar mi rostro un par de veces más abrí uno de mis cajones y saqué un lápiz labial rojo, tal vez estaba algo cargado para el instituto pero igual quería usarlo para probar estilos distintos. El timbre sonó y bajé las escaleras con velocidad, al abrir ahí estaba el, con esa bella sonrisa que comenzaba a encantarme poco a poco.
— ¡Diablos! Te ves tan linda —halagó boquiabierto.
— Gracias —sonreí nerviosa—. ¿Te gustaría pasar? solo iré a buscar mi bolso.
— ¿Estás sola?
— Si, mi madre se ha ido temprano al trabajo —expliqué—. ¿Porqué?
— Por nada, claro que quiero pasar —besó mi frente y caminó a la sala.
— ¿Te gustaría algo de beber?
— No, estoy bien gracias.
— De acuerdo, entonces ahora regreso.
Subí rápido a guardar un par de libros, me miré por última vez al espejo y acomodé mi cabello de una mejor manera, en menos de dos minutos ya estaba de nuevo abajo frente a Jungkook, el cual estaba revisando algo en su celular.
— Estoy lista —avisé.
— Vámonos —sonrió y tomó mi mano.
El trayecto al instituto fue muy ameno, Jungkook comenzó a cantar un par de canciones aleatorias que sonaban en la radio y me di cuenta que tenía una hermosa voz, en cada semáforo que estaba en rojo tomaba mi mano y la besaba, si su objetivo era ponerme nerviosa realmente lo estaba logrando.
— Llegamos, mi linda muñequita —avisó al estacionarse junto al instituto.
— Una vez más gracias por traerme —agradecí poniendo mi mano en su hombro con algo de timidez.
— ¿Qué tal si empiezo a hacerlo todos los días?
— ¿Hacer qué?
— Ir por ti en la mañana y llevarte en la tarde a tu casa.
— Oh, no puedo aceptarlo —negué—. Eso sería demasiado, Jungkook.
— Vamos —bufó—. Es un regalo por haber sido tan cretino contigo al principio, no me respondas ahora pero... piénsalo.
