La bisexualidad existe, Ana.

3.6K 327 7
                                    

Tina cumplía veintiséis años. Me había pasado la semana entera burlándome de ella por ya estar más cerca de los treinta que de los veinte, aunque su película favorita era Si tuviera 30, así que no le molestaba demasiado. Para festejarlo iba a hacer una pequeña reunión en su casa con unos amigos y, obviamente, estaba invitada. Pero yo no era la única, también había invitado a Sandra.

- Y solo a Sandra - me había dicho Tina -. Ni se te ocurra decirle a Matias, no lo quiero escuchar ni en el portero eléctrico.

En serio no entendía esa aversión que tenían el uno por el otro.

- Mi hermano no soporta no ser el amigo número uno, por eso no soporta a Tina. - dijo Sandra, mientras se agachaba para quedar a la altura del pequeño espejo de su habitación.

Sandra vivía en una pensión con otras cinco personas. El patio, la cocina y el baño eran de uso común y cada habitación tenía suficiente espacio para una cama de plaza y media, un armario y un escritorio que Sandra usaba como tocador. La verdad es que era bastante grande, pero era solo para una persona, no por lo pequeño, sino por contrato. Cuando alquiló el cuarto, le aclararon que allí solo podía vivir una persona. Por eso Matias no podía quedarse con ella, por más que quisiera. Pero sí pasaba ahí la mayor parte del tiempo. Ahora, por ejemplo, estaba acostado conmigo en la cama, en tanto esperaba que Sandra terminara de arreglarse.

- ¡No es así! - respondió él a la acusación de su hermana. - Solo no la soporto. No hay una razón lógica, es una de esas personas que escuchás hablar y ya querés que se callen.

- No es cierto - repliqué.

- A vos te parece así porque te gusta, pero a todo el resto sí.

Tiré la cabeza hacia atrás, mirando al techo y quejándome. ¿Por qué siempre tenía que volver a lo mismo?

- No tiene que gustarle para que piense así - dijo Sandra en mi defensa. - A mi me cae bien.

- A vos te cae bien todo el mundo - le contestó su hermano.

- Y no por eso me gustan todos. Lista - anunció dándose la vuelta hacia nosotros, mostrándonos su perfecto maquillaje. Quizás tuviera que ver con que era maquilladora. - ¿Segura no querés que te haga algo? - me preguntó.

- Así estas linda para tu chica - siguió burlándose Matias.

Lo miré de mala gana y me levanté de la cama.

- Vamos - dije.

- ¿Vos pensás quedarte acá? - le preguntó Sandra a su hermano.

Él miró a su alrededor y asintió con la cabeza.

- Seh - respondió, metiéndose en la cama.

Las dos salimos rumbo a mi auto y al departamento de Tina.

Ni bien llegamos me sentí aliviada de tener a Sandra conmigo. Tanto la puerta del edificio como la del departamento, la abrieron amigos de Tina que no conocía y, ni bien estuvimos dentro, me sentí rodeada de extraños. Parecía que todos se conocían y yo no podía estar más fuera de lugar. Si no fuera porque llevaba a Sandra del brazo, habría buscado una excusa para salir corriendo. Por eso y porque, a los dos minutos de que entramos, Tina se abalanzó sobre mí, enredando sus brazos en mi cuello. Estuvo ahí lo que me parecía una eternidad, después se separó y saludó a Sandra con un beso en la mejilla.

- Ya me estabas preocupando - me dijo, agarrandome del brazo para guiarnos al centro del departamento. - No llegabas y estaba pensando que no ibas a venir.

- ¿Cómo no iba a venir si es tu cumpleaños?

Se le escapó un pequeña risita y volvió abrazarme. Puede sonar estúpido, pero a una parte de mi le gustaba que me demostrara tanto afecto en frente de todos sus amigos, me hacía sentir superior a todos esos extraños. Ellos podían conocerse entre si, pero Tina me conocía y me quería a mí.

Mi mundo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora