MI PRIMER BESO

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Después de tres meses de ir casi a diario a los entrenamientos de soccer con las chicas, para ver a Paul; Tommy gritó mi nombre un jueves después de la práctica ─ Sammy podrías venir un momento.

Levanté la mirada y mi hermano estaba saliendo del vestuario con todos sus compañeros de equipo, y alzaba sus manos hacia mi dirección. Tímidamente caminé hacia ellos. Nunca me había sentido a gusto estando cerca de tantos chicos, así que sentía como la sangre se acumulaba en mis mejillas. Paul estaba caminando a su lado con una mirada arrolladoramente sexy y una sonrisa engreída. Su caminar era seguro y altanero.

─ Qué quieres? ─ pregunté ruborizada.

Mañana tenemos uno de los partidos más importantes de la temporada y luego habrá una fiesta de celebración en la casa de Paul. Me preguntaba si te interesaría asistir y llevar a tus amigas contigo ─ dijo, señalando hacia la gradería.

Mi corazón se desbocó. Estaba claro que a Tommy no le importaba que su hermana pequeña fuera a su fiesta. El único motivo por el cual había recibido esa invitación, era porque mi hermano quería que llevara a mis hermosas amigas conmigo; y sabía, además, que ellas estarían encantadas de acudir, ya que no todas las chicas de la escuela tenían el privilegio de ser invitadas a sus exclusivas fiestas. Sin embargo, sin importar las razones, tenía la posibilidad de conocer al fin la casa de Paul, esa que tantas veces me había imaginado.

A pesar de mi indecisión, a último minuto decidí asistir con Tommy. Pero solo gracias a la persistencia de todas las partes interesadas, incluidos mis padres quienes me aconsejaron ─ Niña, tienes que salir un poco más y conocer nuevas personas. No es posible que pases todo tu tiempo libre encerrada en tu cuarto. Si le das una oportunidad, el mundo puede ser enorme allá afuera.

Sabía que tenían un buen argumento. Lo que ellos no entendían era que mi habitación era el único lugar en el mundo en el que me sentía realmente segura, el único espacio en el que realmente podía ser yo, sin miedo de ser juzgada.

Tras una intensa lucha interior, me puse brillo de labios, me hice una coleta alta, me puse mis jeans favoritos desgastados negros, un crop top blanco, unos converse negros algo viejos y conduje hasta la dirección que me anunciaba el waze. Nunca en mi vida había estado tan ansiosa. Era la primera vez desde aquella fatídica noche, que asistía a una fiesta de preparatoria y miles de recuerdos perturbaron mi trayecto.

Cuando llegué al lugar que marcaba mi teléfono, quedé impresionada. El lugar era mucho más hermoso de lo que habría incluso podido imaginar. Era una enorme casa de estilo moderno, construida a partir de formas geométricas, con fachada en concreto pulido, decoración minimalista y grandes ventanales. Su exterior estaba colmado de palmeras colocadas perfectamente en inmensas macetas que combinaban de forma impecable con el resto del entorno.

Harper y Alison estuvieron toda la noche tomando cerveza y conversando con algunos chicos de la escuela rival. Se les hacía tan natural hacer nuevas amistades, que me causaba un poco de envidia. Yo, que no era tan afable, me tomé un par de tragos, pero al cabo de un rato decidí que era hora de regresar a casa.

Cuando crucé la terraza, ahí estaba Paul Mckay, con su perfecta figura, vistiendo camisa y pantalón negro y parado frente a la puerta principal como si estuviera esperando por mí.

─ Hola. Eres Samantha Miller, ¿verdad? ─ dijo con voz ronca, pero sexy.


─ Hola ─ contesté temblorosa.

Por un segundo mi cerebro se paralizó, pero luego empezaron a deambular en mi cabeza millones de pensamientos y preguntas. Hasta hace unos minutos, creía que nunca se había percatado de mi existencia, pero él sabía quién era yo y eso me colmaba de alegría.

Hablamos durante un poco más de una hora, y era claro que había averiguado algunas cosas básicas sobre mí. Sabía muchas cosas sobre mi ciudad natal y mi familia, sabía que me gustaba leer e incluso conocía que el turquesa era mi color favorito.

Al cabo de un rato, me miró fijamente y dijo con una voz penetrante ─ Vamos. Quiero mostrarte algo ─ y tomándome de la mano empezamos a atravesar la terraza.

Su mano era firme y podía sentir su calor atravesando mi cuerpo. Caminábamos tan rápido que me quedé sin aliento.

Entramos a su casa sin decir una palabra y me condujo por el interior, hacia una enorme biblioteca colmada de estantes de vidrio, acordes con la decoración del lugar.


─ Tu hermano me contó cuánto amas leer, así que imaginé que este lugar te iba a interesar.


─ Esto es absolutamente fantástico ─ dije asombrada por la majestuosidad de aquel lugar.


─ Sí, si te gusta leer, supongo que lo es. Ese no es precisamente mi hobbie, pero mi padre, quien ama la lectura la diseñó para almacenar su colección de clásicos ─ y luego agregó ─ Puedes mirar lo que desees ─ Entonces recorrí cada estante, mirando anonadada los cientos de libros que llenaban el lugar.

Luego de un rato en silencio, se acercó de nuevo a mí y me dijo ─ Mira Sam. En realidad fui yo quien le pidió a Tommy que te invitara a venir, porque desde hace un tiempo te he estado observando, y me parece que eres muy hermosa, y me gustaría, no sé... conocerte mejor. Si estás de acuerdo, claro.

Yo no entendía muy bien lo que pasaba. Estaba temblando y había olvidado como respirar. Me sentía aturdida, así que me limité a asentir. Paul caminó unos centímetros hacia la puerta y la cerró de un golpe. Luego, se volteó hacia mí agresivamente, poniendo mi cuerpo contra la pared. Levantó sus fuertes y musculosos brazos a la altura de mis hombros y me besó. Me besó apasionadamente mientras acariciaba mi cabello. Su lengua se movía intensamente en forma circular y la mía contestaba tímidamente a sus movimientos. Podía sentir todo el peso de su cuerpo sobre el mío y su respiración agitada. Estaba recibiendo mi primer beso real y no podía imaginar un beso más perfecto.

Al finalizar la noche, me tomó de la mano y me llevó caminando despacio hacia mi auto. Subí al mini cooper y me hizo señas para que bajara el vidrio, acercó su boca a mi oído y susurró Adiós pequeña. Te veo en la Escuela el lunes.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora