El VESTUARIO DE LOS CHICOS

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Sin darme cuenta habían pasado ya dos semanas desde nuestra aparente reconciliación. Desde hace algunos días me encontraba ayudando a Harper y Alison después de clases, a organizar la Feria Anual del Instituto Agustine, que recauda fondos para el equipo de soccer y las porristas; así que Paul me recogía por las mañanas en casa y regresábamos juntos luego de su práctica de soccer.

Por instantes deseaba pensar que todo el drama de nuestra relación, había sido solo un mal sueño. Su actitud había mejorado un poco, aunque en el fondo sabía que no  podía hacerme demasiadas ilusiones.

Ese martes en particular no estaba teniendo un buen día. Estaba con mi período y desde esa mañana los espasmos habían sido cada vez más fuertes. Luego de la última clase, sentía que podía desmayarme en cualquier momento y estaba sudando sin parar, así que en lugar de ir a reunirme con las chicas al gimnasio, decidí buscar a Paul en los vestidores. Necesitaba su consuelo.

Cuando los chicos me vieron entrar, empezaron a silbar y gritarse entre ellos - Cuidado! Chica a la vista-. Y así todos se tapaban con sus paños y su ropa conforme iba pasando por cada uno de sus lugares. Me encontraba aturdida. Sabía que en otras circunstancias nunca me hubiera acercado a un vestuario lleno de chicos semidesnudos, pero hoy, en esta circunstancias, solo deseaba que mi novio me sacara de allí.

Paul tenía su pecho desnudo cuando alzó la mirada. -Samantha, puedo saber qué diablos haces aquí adentro? Este lugar está lleno de chicos. Maldita sea. Es que acaso te has vuelto loca- Dijo con cara de estupefacción.  -No, no. Es que yo... - Ya no me salían las palabras, sentía punzadas por todo mi cuerpo. - No Samantha, no pongas excusas, ni me veas la cara de pendejo. No tienes absolutamente nada que hacer en este lugar. Por favor sal inmediatamente- Gritó con furia. Por unos segundos me quedé mirándolo. Esperaba  que notara mi rostro pálido y mis labios temblorosos y entendiera que necesitaba que me llevara a casa en ese instante. Pero él solo gritó nuevamente - Te dije que salieras de aquí ya, o aparte de idiota eres sorda-

No estaba dispuesta a escuchar una más de sus palabras, así que empecé a tambalearme hacia la salida. Mi novio me había humillado frente a todos sus compañeros de equipo, pero eso no importaba ahora, porque mi vista se estaba empezando a nublar y sabía que me desmayaría en cualquier momento.

Escuché una voz muy lejana, que decía - Estás bien Sam? - Me volteé para ver si era Paul, pero entonces vi los ojos de Noah mirándome fijamente. - No. No me siento nada bien.- contesté con voz temblorosa y me dijo - Vamos, te llevaré a casa. Te prometo que vas a estar bien-. Me tomó entre sus brazos y en ese instante me desvanecí.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora