PRIMER DÍA DE CLASES

83 25 0
                                    

Desperté un poco aturdida a causa de las pocas horas que había logrado dormir. Encendí mi teléfono y tenía un mensaje de texto de Paul: Quieres que pase por ti hoy? Me quedé paralizada unos instantes. Ayer había olvidado por completo mi drama amoroso, pero sabía que era hora de enfrentarlo. Escribí: Sí, gracias. Aquí te espero. Y dejé mi teléfono en la cómoda sin esperar su respuesta.

Me duché lentamente y retoqué las ondas de mi cabello. Me puse un poco de rímel, delineador y mi labial favorito rosa pálido pumpkin de MAC, que Meghan había olvidado una vez en uno de mis cajones. No era como el resto de mis amigas, que tardaban horas maquillándose y peinándose para asistir a la Escuela, o que se esmeraban en elegir sus mejores vestimentas. Por lo general era una chica simple a la que le gustaba sentirse cómoda en toda ocasión.

Había elegido un corto vestido negro con pequeñas flores en tonos blanco y mostaza que combiné con unas zapatillas Superga blancas. En mi rodilla se notaba un poco mi raspón, pero decidí dejarlo pasar. No era un buen momento para buscar un nuevo atuendo. Quedaban menos de quince minutos para que mi novio pasara a recogerme.

Bajé rápidamente las escaleras, desayuné una tostada y me serví una taza de café, tomé mi bolso apresuradamente y salí una vez que sonó la bocina del auto de Paul. Estaba totalmente dispuesta a solucionar cualquier conflicto entre nosotros y empezar el año escolar con el pie derecho.

Desde la puerta pude observar que allí estaba su perfecto Range Rover plateado, recién lavado y pulido. Abrí la puerta del acompañante con una enorme sonrisa en mi rostro, dispuesta a darle un gran beso y entonces vi que me miraba con desaprobación - Así vas a ir vestida a la Escuela en nuestro primer día de clases? - Inspeccioné cuidadosamente mi atuendo y encogí mis hombros. - Sí, yo no le veo nada de malo. Por qué lo dices?-
- No entiendo por qué es que no puedes usar zapatos altos como el resto de las chicas- Me quedé estupefacta - Y mírate esa rodilla, es que acaso no hay algo que puedas hacer sin lastimarte.- Mi cara empezó a ponerse roja de furia. Entonces me advirtió - Entonces haz lo que quieras, total siempre lo haces. Sigue vistiendo como una loca. Solo creo que deberías pensar que eres la novia del nuevo capitán del equipo de soccer y que tengo una reputación que cuidar. Al menos si a ti no te importa que los demás te tengan lástima, hazlo por mi. - Ahí estaba de nuevo esa actitud hacia mí. Ese aire arrogante que al inicio me había embelesado de su personalidad, poco a poco entendía que se trataba de prepotencia. Y no sabía cuanto tiempo más podría tolerarlo. Respondí con un un grito que se escuchó más como un gemido - Sí, haré lo que quiera. Yo me visto como me da la jodida gana. Maldito arrogante. Y sabes qué, puedes irte al carajo-. Tiré la puerta de su auto y me dirigí hacia mi garaje, ardiendo de coraje.

De reojo vi como el Jeep negro había salido de su entrada y había tenido tiempo suficiente para observar mi rabieta, pero en ese momento nada importaba. Me dolía que Paul actuara de esa forma conmigo, que no pensara por un segundo en todo el tiempo que había invertido escogiendo mi ropa y arreglando mi cabello.

Hasta ese momento había guardado una pequeña esperanza de que me dijera cuan hermosa me veía, justo como en una novela romántica, pero sabía que eso nunca ocurriría de nuevo y sólo quería entender el por qué.

HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora