PERFECTO

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Rápidamente Emma me ayudó a vestirme y a rizarme el cabello. - Tienes que lucir espectacular- dijo. - Ya lo sé. Es solo que estoy nerviosa- Cada cita con Noah la sentía como si fuera una primera cita. No podía explicarlo. Su sonrisa, su mirada, su piel, cada peca de su rostro, su voz, sus gestos sexys que a la vez eran graciosos... Tenerlo cerca, me hacía siempre sentir como si no pudiera respirar. Cada terminación nerviosa de mi cuerpo podía sentir cualquier acercamiento suyo y se me erizaba cada vello del cuerpo al tenerlo cerca. Nadie nunca antes había provocado eso en mí. No podía describirlo. Me puse un corto vestido rojo con un bralette de encaje que hacía resaltar mis pechos y unas sandalias altas de tiras. Emma se había encargado del peinado y maquillaje, los cuales estaban impecables. Tenía que reconocer que esa era una de sus grandes virtudes, mientras a mí no se me daba tan bien. - Lo volverás loco- Dijo Emma cuando me miré en el espejo del baño. - Gracias prima. No sé que haría sin ti - contesté dándole un gran beso en la mejilla. Ella sonrió divertida - Es lo menos que podía hacer. Al menos alguien en esta casa se merece un poco de diversión - dijo con una risa sarcástica.

Diez minutos después sonó la bocina del auto de Noah. Él también había decidido vestir de negro. Llevaba un jeans negro y camisa de botones enrollada en las mangas. Se veía sumamente atractivo y además olía demasiado bien, como siempre lo hacía. Al fin podía describir lo que sentía cerca de el.. me volvía loca mas alla de lo que podia comprender, tanto que algunas veces me hacía sentir un poco aturdida. Sin embargo, saber que era para mí y que me amaba realmente, me producía una sensación seguridad y de paz.

Cuando abrí la puerta de mi casa, bajó de su auto y abrió elegantemente la puerta del pasajero, haciendo una reverencia con su brazo, ante lo cual no pude evitar reír. -Hola nena- dijo con voz sexy - Te ves guau. No puedo describirlo. Soy el chico más afortunado del mundo- agregó. Me acerqué y le planté un beso apasionado, dejándolo sin respiración durante varios segundos. Noah se quedó inmóvil, pero después reaccionó agarrando mis nalgas con sus manos y apretándome hacia él. El deseo de estar juntos era mutuo.

-Dónde vamos?- pregunté. - Es una sorpresa- contestó divertido, mientras ponía en Spotify mi carpeta de música favorita. Era una de las cosas que amaba de él, siempre se preocupaba porque yo me sintiera cómoda. Durante todo el camino puso su mano por debajo de mi vestido, acariciando mi muslo, lo que me hacía sentir cada vez más ansiosa.

Bajamos del auto a un lado de la carretera, y podía escuchar el sonido del mar muy cerca. Sin embargo, no tenía la menor idea de dónde estábamos. -Quítate los zapatos- Dijo Noah con una sonrisa en el rostro. - Por qué quieres...?- Me interrumpió - Solo hazlo. Por favor- Lo hice de mala gana y con una pirueta rápida me subió a sus hombros. Me sentía como una niña pequeña en Disney, pero aún así, me parecía una de las cosas más románticas que alguien había hecho por mí hasta ese momento. - No quería que te llenaras los pies de arena- dijo Noah. Luego de unos minutos, vi una luz casi cegadora frente a mí. Estábamos llegando al famoso Faro de Agustine. - Esta es la sorpresa- susurró mientras me bajaba de sus hombros. Lo miré estupefacta - No entiendo. De qué rayos hablas? -. Él me sonrió y tocó con la palma de su mano mi mejilla. - Quería hacer algo único. Así que moví algunos contactos y conseguí que nos dejaran entrar al faro- Mis ojos se abrieron como platos - Entrar? Estás seguro?- Casi estaba segura que ni siquiera los pobladores más viejos de Agustine conocían el interior de ese Faro. -Estoy seguro. Espero que ahora sí entiendas lo enamorado que estoy de ti- dijo sonriendo. Lo tomé entre mis brazos y le di lo que parecieron un millón de besos.

Internamente el Faro era pequeño. La planta baja constaba de una cama, en la que dormía el cuidador, con una pequeña cocina de madera y un baño a un costado. Todo parecía extremadamente viejo y el olor a humedad era algo penetrante. Sin embargo, nunca me había sentido tan emocionada. Estaba consciente de que estaba conociendo a profundidad uno de los lugares más emblemáticos de mi ciudad, y no solo de mi ciudad, este era uno de los faros más antiguos del país y Noah me había dado la oportunidad de estar allí - Siempre consigues la manera de sorprenderme- dije con voz suave. - Y eso que no has subido esas escaleras y que no sabes lo que te espera- dijo sonriendo. Sirvió un par de copas de vino, me tomó de la mano y subimos las escaleras. La luz del faro llenaba toda la habitación. Noah sacó una llave de su bolsillo y se dispuso a abrir una puerta de metal grande que sobresalía en el pequeño espacio, en el que solo había una vieja silla de madera. Cuando la gran puerta se abrió, me tomó la mano y me acercó a ella. No podía creerlo. Un hermoso balcón sobresalía del Faro y desde él teníamos la mejor vista del océano que podíamos encontrar. Me sentía como en una tarjeta de viaje. La imagen era impresionante, podía admirar el océano en todo su esplendor. Mi novio acercó la silla y la puso en el balcón. Se sentó en ella y me sentó a mi sobre sus muslos. - Te gusta?- Me preguntó - Es un lugar increíble. Eres el mejor novio del mundo- dije y él me sonrió con una mirada de satisfacción.

Después de unos minutos de analizar juntos cada centímetro visible del horizonte, Noah corrió mi cabello hacia el lado derecho y empezó a besarme lentamente el cuello.
-Recuerdas que dia es hoy?- pregunto
- no. Que dia es?- dije nerviosa.
- Hay lluvia de meteoros. X eso te traje aqui. Queria que tuvieras la mejor vista y que recordaras este dia para siempre-
Al terminar de hablar puso su boca de nuevo en mi cuello. Mi cuerpo empezó a temblar como reacción. Bajó con sus cálidos dedos un poco mi vestido, dejándome los hombros al descubierto, y deslizó su lengua en cada centímetro entre mi cuello y mis manos. Yo aún seguía sentada sobre él, mirando hacia el horizonte. Su mano derecha bajó hacia mi muslo y lentamente lo acarició, hasta llegar a mis partes íntimas, las cuales tocó cuudadosamente. Con su mano izquierda tocó suavemente mis pechos mientras seguía besando mi cuello. Cuando el calor que sentía por dentro se volvió abrazador, me levanté impulsivamente y me senté sobre sus piernas, pero ahora frente a frente y planté mis labios sobre los suyos hasta fundirme con él. Como pude, le bajé el pantalón y el boxer hasta la rodilla y me senté sobre él, mientras mis uñas se incrustaban en su espalda. Hicimos el amor apasionadamente hasta quedar exhaustos, pero luego de que terminamos no estaba dispuesta a moverme ni un centímetro de mi posición. Sentía que éramos una sola persona y sabía que él se sentía tan bien como yo.
Luego de una hora , el negro cielo empezo a iluminarse en un espectaculo sin igual. Miles de pequeñas luces empezaron a iluminar nuestro alrededor cual luciernagas y las manos de Noah nunca se separaron de mi lado.




HERMOSA IMPERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora